enero 2006 | ||||||
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Comparativa
Han llegado a mis manos dos de los últimos modelos de Timorola y Tontia, el 250i y el 3340. Ambos ligeros y de diseño agradable, con prestaciones y servicios semejantes, en especial la gran pantalla que permite navegar por internet si estás en el metro o en el lavabo y necesitas urgentemente borrar el spam que no deja de llegarte al buzón de entrada. El Timorola 250i que he probado es la versión Emerald Treasures of Ireland, también conocido como Tim O’Rola. Destacan los tonos verdes y el trébol sustituyendo al número cinco. Incluye una mini petaca de Jameson en la práctica funda. El Tontia es el modelo de serie, que se puede obtener en rojo, verde, rojo oscuro, verde claro, rojo burdeos, verde botella, rojo casi naranja, verde caqui, rojo casi rosa, fucsia, violeta y lila. La primera diferencia que encontramos es la del peso. Si bien ambos tienen un tamaño similar (14,5 por 7 y 15 por 6,5), el Tim O’Rola pesa diecisiete gramos más, una clara desventaja explicada por una batería de litio ultrasens que proporciona dos horas más de batería en reposo y siete minutos en conversación, siempre que no se grite. Eso sí, tanto la pantalla como la cámara del Tontia disponen de una mayor resolución, aunque a efectos prácticos, las cuatro pulgadas y los 1,2 megapíxeles del Tim O’Rola son más que suficientes para navegar y sacar fotos de gatos. Una pena que entre los 65.000 colores no incluya el siempre práctico azul. La memoria de ambos aparatos, 128 mb, se revela escasa y es imprescindible hacerse con una nada económica tarjeta para ampliarla con el objeto de no dejarlos olvidados en la mesa de una cafetería. Por aquello de la memoria. Ja. Ojo: el Tontia no es compatible con los siempre prácticos formatos de vídeo *.IMB y *.EC, ni con los archivos de audio *.IL, cosa que supone una clara desventaja. En cuanto a los teclados, ambos son de tacto agradable y fácil manejo, aunque tardé dos segundos menos en escribir el sms "dnde stas xurri?" con el Tim O’Rola. Y es que el Tontia pincha un poco. Eso sí, el menú de navegación de este último es claramente superior, aunque se echa en falta una mayor capacidad de configuración, al menos por lo que se refiere al cambio de tensión dual ergonómico asimétrico de triple banda, aspecto siempre siempre práctico cuando uno está de viaje o simplemente borracho. Incluye cuatro juegos, uno más que su rival, aunque el Tim O’Rola tiene el Tetris. Por cierto, el Tim O’Rola presenta un poco importante pero para algunos molesto defecto de fábrica: permite recibir llamadas, pero no hacerlas. Aunque quién quiere llamar por teléfono, habiendo cabinas. Así, y después de un total de cuatrocientas treinta y dos horas de pruebas y a pesar de que sigue sin llamarme nadie porque no tengo amigos, le doy un siete y medio al Tim O’Rola y un siete coma veinticinco al Tontia. La diferencia es apenas porque el diseño del primero me parece más agradable: esa petaca se ha convertido en un elemento imprescindible en mi vida cotidiana y, de hecho, mi familia ya ha expresado su preocupación al respecto. Ambos son por tanto una buena opción para quien disponga de un presupuesto medio de 500-600 euros y no necesite la gama superior de ambas marcas, que incluye el siempre práctico puntero láser y un llavero de aluminio reforzado.