miércoles, 10. junio 2009
Jaime, 10 de junio de 2009, 10:14:38 CEST

Trenes voladores


Estaba pensando el otro día y se me ocurrió que los trenes no están mal: es decir, transportan gente de un punto a otro a una velocidad razonable, con una comodidad no despreciable y una puntualidad meritoria (al menos en el resto del mundo). Pero los trenes tienen un problema: necesitan de la construcción de vías para su desplazamiento, cosa que limita su velocidad de implantación y la elección de destinos: si no hay vías, no se puede llegar. Por eso se me ocurrió que sería una buena idea hacer trenes voladores. En realidad hablaríamos de un solo vagón volador; eso sí, algo más largo de lo común: no sería factible la idea de un tren volador articulado. Esto permitiría prescindir de las vías en caso necesario. Estos trenes voladores no irían con alas, como sugirió un conocido mío de pocas luces. La idea de volar con alas que se agiten, imitando a las palomas, es ridícula. La anatomía de las aves no tiene nada que ver con la configuración de un tren: las aves tienen por ejemplo los huesos huecos, mientras que los trenes no están huecos, sino rellenos de gente y asientos. Mi idea es que estos trenes se eleven al llevar encima suyo un globo enorme con gases inflamables, como por ejemplo hidrógeno. Los gases serían inflamables por razones de seguridad: en caso de accidente en un lugar de difícil acceso, es mejor que los cuerpos ardan y no se propaguen enfermedades ni se contaminen las aguas de los ríos cercanos. Incluso he pensado un nombre para estos trenes voladores: caviones. Mezcla entre ave y camión. Es importante remarcar el parecido con un camión, al no tener alas. Además, la terminación –ón ayudaría a dejar claro que los caviones son más grandes que por ejemplo una gaviota y así la gente no se asustaría pensando en cómo puede un pajarraco de esos llevar a tantas personas encima. La verdad es que no entiendo cómo no se le ha ocurrido a nadie antes. En fin. Mejor para mí. Voy a vender mi idea a las compañías constructoras de ferrocarriles. Volveré para cenar. Rico y famoso. Jaime Rubio, el inventor de los caviones.


 
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