julio 2012 | ||||||
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Adaptarse al medio
El miedo se manifiesta en tres fases que son consecuencia de decenas de miles de años de evolución. Aunque ahora no nos lo parezca, durante la mayor parte de ese tiempo nosotros éramos las presas y no los cazadores, lo que llevó a que estas tres fases quedaran grabadas en el sistema límbico de nuestro cerebro. Esta zona, la más antigua, regula los aspectos básicos de la supervivencia.
Así, en un primer momento nos quedamos congelados, esperando que el depredador no nos haya visto ni olido. Si esto no funciona, huimos. Cuando nos alcanza y sólo si nos alcanza, peleamos.
Obviamente, el sistema es mucho más complejo de lo que se explica en este esquema, ya que las respuestas varían según las condiciones, pero es curioso que el miedo, muy a menudo, provoque este estado de alerta en el que uno lo ve todo muy claro, pero tampoco puede moverse. Un sólo está atento, esperando, observando, completamente inmóvil mientras reúne la información suficiente para saber si hace falta correr, esconderse o pelear, y deseando que el leopardo, o lo que sea, pase de largo y prefiera comerse una cebra.
Es curioso pensar en cómo aún seguimos condicionados por muchos esquemas que ya no nos son tan útiles como cuando vivíamos en la sabana.
Todo eso se me pasó por la cabeza, no sé si palabra por palabra, pero más o menos, cuando oí el bocinazo, levanté la vista y vi un camión. Un camión muy grande. En movimiento. Hacia mí.
Creo que me dio tiempo a añadir: "Joder".