miércoles, 5. febrero 2003
Jaime, 5 de febrero de 2003, 10:04:46 CET

Almodóvar, Aznar y Gaziel


Almodóvar y la guerra Mucho se criticó a un supuestamente endiosado Pedro Almodóvar por no haber acudido a la entrega de los premios Goya. Al parecer, se temía que la Academia del cine le daría la espalda a la hora de premiar su Hable con ella. Como de hecho sucedió. Aun así, el cineasta publica hoy en El País un artículo en el que no sólo apoya una ceremonia en la que muchos se manifestaron en contra de la guerra, sino que defiende a Marisa Paredes, la presidenta de una Academia que, dicen, Almodóvar cree que le margina. Hasta él ha tenido que saltar. Y no es extraño, porque quienes critican lo que ocurrió en la gala, no entran en lo que allí se dijo, sino que se oponen a que se dijera nada en absoluto. Es decir, no les gusta que unas personas hayan ejercido su derecho a la libre expresión.

Aznar y la guerra Otro que publica un artículo es José María Aznar: Sadam tiene la última palabra. Aznar se dedica a explicarnos que el dictador iraquí es, además de un indeseable, un tipo peligroso. No creo que nadie lo dude. Es más, yo incluiría unos cuantos nombres en esa lista de dictadores repugnantes. El problema, claro, es que, aun así, no parece justificada una guerra. Hay otros métodos para que Estados Unidos derroque a Sadam y controle la zona, incluido su petróleo.

Gaziel y la guerra Ya lo decía el que fuera director de La Vanguardia, Gaziel, en un artículo de 1934 incluido en Cuatro historias de la República: "Todo cuanto con ella [la guerra] aparentemente se hizo, sin ella se habría hecho muchísimo mejor. La inteligencia, el tacto, la constancia gobiernan el mundo". Es decir, hay mejores formas de combatir el terrorismo (o de asegurar que el petróleo no esté en manos de dictadores) que bombardear países. Seguro. En otro artículo de 1935, Gaziel demostró una confianza excesiva en los españoles, aunque cuanto dice me parece trasladable a los ciudadanos de hoy en día, y no sólo a los de este país: "Hemos dejado de creer en que sean ideales verdaderos, ideales nobles e ideales justos, esas indecentes y formidables bellaquerías que los Estados y los estadistas cometen sobre el mapamundi, y por defender las cuales luego se empeñan en que millones de hombres inocentes, honrados y trabajadores, padres o hijos de familia, vayan a romperse mutuamente la crisma". Claro que, apenas meses después de que Gaziel publicara estas líneas, comenzó la Guerra Civil. Y me temo que, por mucho que estemos en contra la mayoría de ciudadanos -incluidos los estadounidenses- e incluso Chirac y Schroeder -o eso dicen: no me fío un pelo-, al final se hará lo que Bush y su equipo decidan. Por supuesto, y al menos de momento, quiero mantener algo de optimismo y recordar que Estados Unidos es una democracia. Al fin y al cabo, en las democracias hay ocasiones en las que los políticos escuchan a los ciudadanos.


 
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