septiembre 2006 | ||||||
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El desertor
Jaime Rubio fue juzgado ayer por deserción, tras haber sido arrestado en un desierto próximo al Líbano. Rubio había intentado huir de la base militar española en el país. Después de recorrer unos doscientos metros, se desplomó, exhausto y deshidratado. Nada más comenzar el juicio, el abogado de Rubio presentó la dimisión y el acusado exigió un abogado de oficio. El juez le asignó a María Ruipérez, de oficio dentista. Interrogado por el fiscal, Rubio explicó que cuando se alistó en el ejército, "nadie me había dicho nada de ir a la guerra. Yo vi la publicidad que decía eso de 'alistate y aprende una profesión'. Después de mi fracaso como periodista, me dije a mí mismo que ya era hora de aprender algún oficio de verdad, como la fontanería o la carpintería. De hecho, creo que del ejército salen muy buenos veterinarios". Preguntado al respecto, Rubio recordó "eso que se dice siempre de que en el ejército la veterinaria es un grado". El juez ordenó a los alguaciles que le dieran una paliza por haber insinuado que los oficiales eran unos animales y hacer chistes muy malos al respecto. La dentista pasó a interrogar a su cliente. Al parecer, Rubio se cepillaba los dientes tres veces al día, aunque sin usar hilo dental ni dedicarle el tiempo necesario. Recomendó una limpieza, pero declaró que su dentadura era sana, para tratarse de un anciano de ochenta y cuatro años. Al ser informada de la edad de Rubio, la pobre mujer sólo acertó a gritar: "¡Oh, Dios mío, esto es horrible, hay que llevarlo a un hospital ya!" Los alguaciles intentaron detenerla antes de que saltara por la ventana, pero estaban demasiado ocupados dándole patadas a Rubio. El juez declaró culpable al desertor y aseguró que le parecía mentira que no quisiera colaborar "en esas misiones de paz que han llevado la democracia y el bienestar a países como Afganistán o Iraq, donde ahora todo el mundo lee periódicos franceses y conduce coches alemanes". El magistrado le condenó a leer y resumir los cien primeros números de Hazañas Bélicas. Declarándole incapaz de defender su patria, recomendó su traslado al CNI. Rubio fue sacado a rastras del juzgado, mientras gritaba en contra de la "propaganda bushista yanki". Inmediatamente, se oyó el ruido de un helicóptero aterrizando en el tejado de los juzgados. Poco después y ante la atónita mirada de los presentes, George W. Bush y Jack Bauer entraron en la sala. El presidente de Estados Unidos miró a los ojos a Jaime Rubio, le puso la mano sobre el hombro y dijo: "He oído que no tienes fe en la Propagación del Mensaje Democrático. No, no hace falta que contestes. Lo sé. Chloe acaba de transmitir los datos a la PDA de Bauer. Tenemos que salvar el mundo, nos quedan veintitrés horas para hacerlo y necesitamos tu ayuda, por absurdo que pueda parecer". En ese momento, Bauer dijo: "No nos sirve", y le pegó dos tiros. George W. Bush será enterrado mañana en Dallas.