martes, 21. marzo 2006
Jaime, 21 de marzo de 2006, 10:30:16 CET

Lenguas


Cuando Asnalia se desintegró y salió volando en pedazos, un trozo quedó o hubiera quedado --esto no está muy claro-- en Europa central, otro en Europa oriental (la antigua república soviética de Asnalovia) y otro en Asia central (Asnalistán). En los tres países se habla español y asnalés. El asnalés es la lengua propia del país, pero es minoritaria y está en franco retroceso: ya apenas se habla en los pueblos y en las ciudades. En Asnalovia y en Asnalistán se hablan los mismos idiomas, sólo que los escriben con alfabeto cirílico y árabe respectivamente. Los tres países también se han enfrentado al problema del bilingüismo de forma distinta. En Asnalia, el Partido del Gobierno (PG) apostó por la defensa del asnalés, idioma minoritario que apenas hablaba el 97% de la población, mientras que en el caso del español, el porcentaje rebasaba el 98%. Para conseguir la igualdad plena, se puso a disposición de todos los asnalohablantes un guardaespaldas que golpeaba sin piedad a quienes se dirigían en español a sus protegidos. Sin embargo, el Partido de la Oposición (PO) criticó duramente la marginación de los castellanohablantes. El PG cedió y otorgó guardaespaldas también a este sector de la ciudadanía. La llamada Guerra de los Guardaespaldas duró apenas dos semanas y, más que guerra, fue una sucesión de peleas y disturbios con porras de goma y puños americanos. No hubo muertos, aunque sí más de ochocientos heridos. Este conflicto llevó a la dimisión del gobierno en pleno y a la convocatoria de elecciones, que volvió a ganar el PG por mayoría absoluta. El porcentaje actual de asnalohablantes ha pasado del mísero 97,01% a un insuficiente 97,23%, mientras que el de castellanohablantes ha caído del 98,45% al 98,33%, descenso que algunos han querido ver como resultado de la opresión gubernamental al español.

El caso asnalovés Tras la revolución comunista, en Asnalovia se prohibieron tanto el español como el asnalés hasta la década de los sesenta, cuando se volvió a permitir la enseñanza de estos idiomas. Los dirigentes locales, en un exceso de celo, les cambiaron el nombre: estalinés y leninés. Durante los setenta, pasaron a llamarse leninés y kruschevés. Poco más tarde, kagebés y licantropés. Luego, breznevés y marxés. Finalmente perestroikés y glasnostés. Tras la desintegración de la Unión Soviética y la independencia de Asnalovia, ya nadie se acuerda de cuál es el español y cuál el asnalés, así que se ha optado por declarar idiomas oficiales el inglés y el ruso. Sólo que los llaman asnalovés y chino.

El asnalés frente al árabe En Asnalistán, una frágil democracia rodeada de dictaduras islámicas y países en guerra civil, la situación es aún más compleja. Gobierna el Partido Laico, que se ha visto obligado a hacer gestos a los islámicos para mantenerse en el poder y evitar las revueltas. Esto ha llevado a la imposición de la sharia, con su terrible normativa penal y civil, exagerada, si cabe, por tradiciones locales como la de cortar los meñiques a los jóvenes que cumplen los dieciséis años. Una de las consecuencias de esta política ha sido la imposición del árabe como lengua única. En cambio, el Partido Islámico (en la oposición) se ha visto obligado a hacer gestos a los laicistas de su país y a las grandes potencias occidentales, para evitar revueltas y no renunciar a las ayudas de la Unión Europea y de Estados Unidos. Así, su programa exige la retirada de la sharia y la imposición de un código legal laico y democrático. En lo que se refiere a las lenguas, este partido apuesta por impulsar la enseñanza del español y del asnalés, a ser posible volviendo al alfabeto occidental que el país mantuvo hasta principios del siglo 19.


 
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