martes, 7. marzo 2006
Jaime, 7 de marzo de 2006, 11:23:24 CET

Cine valiente


Hollywood no estaba preparada para una película como Mis amigos del infierno, una dura y comprometida cinta que dirigí, escribí, protagonicé y produje con el dinero de una señora mayor muy despistada --pero no quiero hablar de mi vida privada, gracias. No me extraña que no recibiera ningún Oscar. A mi obra le sobra calidad, pero desde luego hay mucho cobarde carca en las altas esferas del mundo cinematográfico. Mi valiente largometraje narra la historia de un joven y atractivo periodista que comienza a investigar la muerte de Lady Di y acaba dando con una secta de dependientes caníbales en Harrods. El canibalismo es aún un tema tabú para la conservadora academia estadounidense, por lo que mi película fue ninguneada incluso en las candidaturas, a pesar del éxito de crítica y público que obtuvo en Asnalia. La estrené en este país al haber sido censurada en el resto de Europa por motivos políticos y con la falsa excusa de su poca salida comercial. Mis amigos del infierno intenta dejar claro que, en lo que se refiere al canibalismo, no todo es blanco o negro, sino que hay muchos matices de gris. No es para mentes conformistas. Ni para estómagos sensibles. Estoy preparando la segunda parte. Estaría centrada no ya en el joven periodista, sino en la que es su pareja en la película: una joven pacifista estadounidense. Mis amigos del purgatorio hablaría de las dificultades de una veinteañera de Wisconsin para confesar que es zurda sin que la apaleen por creer que es otra de esas comunistas. Obviamente, se trata de una trilogía. La última parte, Mis amigos del paraíso, retomaría el personaje del periodista, que en este caso se vería atrapado en la batalla milenaria entre masones y monjes budistas, que es la que verdad está decidiendo el rumbo del mundo. El momento cumbre es cuando los budistas torturan a Richard Gere para obligarle a profesar su fe. Espero contar con Gere, pero lo cierto es que estoy teniendo problemas con la financiación. Es lo que nos pasa a los cineastas comprometidos: nos censuran y nos oprimen porque nuestras películas comprometen el status quo de los poderes establecidos. Ahí es nada. ¿Qué ha sido ese ruido? Ah, me persiguen, esos censuradores del gobierno me persiguen. La Cia, el FBI, el Mossad, el MI6, todos quieren silenciar mis verdades. No podrán conmigo, no callaré. A no ser que paguen, no cerraré la boca. Sobornad, malditos, sobornad. Si no, la verdad se oirá alta y clara, porque yo soy un gran cineasta independiente, el primero que se ha atrevido a denunciar a los masones, a los monjes budistas y a los dependientes de Harrods, cuya maldad y perfidia nadie había puesto antes sobre la mesa. Con valentía, con arrojo, con determinación. ¿Qué ha sido ese ruido? El viento, ha sido el viento. Un momento... ¿y ese otro cloc? Nada, más viento.


 
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