febrero 2005 | ||||||
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Invasión
No por previsibles son menos terroríficas las conclusiones de un informe que presenta el Ministerio de Medio Ambiente: las playas desaparecerán y llegarán a nuestro país especies invasoras. Deberíamos haber hecho caso a Carlos Jesús y a otros destacados avistadores de ovnis, en lugar de reírnos de ellos. Igual así estaríamos preparados para el ataque de los mutantes de Ganímedes. Y es que tras leer este documento con cuidado y atención queda claro que nos va a invadir una peligrosa especie de insectos gigantes del espacio que sojuzgará nuestra raza. Para conseguir sus sangrientos objetivos, los bichos se valdrán de la destrucción de nuestra principal fuente de ingresos: las playas. Al descender el turismo de manera brusca, no dispondremos de divisas con las que comprar pistolas de rayos desintegradores y quedaremos por tanto a merced de estos monstruos espaciales. Queda además en el aire --y nunca mejor dicho-- un dato escalofriante --y nunca peor dicho: dentro de unos cien años, cuando el imperio de las hormigas asesinas esté en su plenitud, la temperatura media de nuestro país se habrá incrementado entre cinco y siete grados de media, con lo que estos insectos carnivoros y despiadados estarán más que cómodos, mientras que los españoles que queden vivos ni siquiera podrán ir a Castelldefels o a Vilassar de Mar a darse un bañito. Así pues y si quiero salvar la vida, no tengo más remedio que ponerme desde ya al servicio de las hormigas asesinas del espacio, para ayudarles en su labor de construcción de un nuevo hormiguero sideral en nuestro país, que dé amparo a su reina galáctica y sirva para almacenar las miguitas de pan --o, en su defecto, cabezas humanas-- necesarias para afrontar el duro invierno.