septiembre 2003 | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
dom. | lun. | mar. | mié. | jue. | vie. | sáb. |
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | |
7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 |
14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 |
21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 |
28 | 29 | 30 | ||||
agosto | octubre |
Disparates originales
El peligro de querer ser original es que uno puede caer en el ridículo de descubrir que alguien se le había adelantado. Y prácticamente siempre resulta que es así. Por otro lado, no está de más tener en cuenta que, como dice André Comte-Sponville en El amor, la soledad, "una idea que nunca ha tenido nadie tiene todas las probabilidades de ser un disparate". Y que, como todo el mundo quiere ser rompedor y diferente, al final ocurre que lo tradicional acaba resultando más novedoso que la mayoría de supuestas novedades. No sé, pero a lo mejor la forma más eficaz de ser original es apropiarse de lo que ya han hecho otros.