miércoles, 5. julio 2006
Jaime, 5 de julio de 2006, 17:14:24 CEST

¡Libertad para los empresarios!


Han vuelto a cerrarme un negocio. Otra empresa libre salvajemente oprimida por la dictadura intervencionista. Al parecer, a esos comunistas no les gustaba que sirviera comida "en mal estado"... En mal estado... Un poco pasadita de fecha, quizás. Pero yo no obligaba a nadie a comerse aquella porquería. Y advertía claramente en el menú de que "los productos que les ofrecemos han sido cuidadosamente seleccionados para conseguir el máximo equilibrio calidad-precio". Con esos precios tan bajos, estaba claro que la calidad no podía ser muy alta. Sólo los cretinos que han acabado en el hospital no lo entenderían. Hay mucho estúpido suelto, no veo por qué no puedo sacar tajada de esta realidad. Iba bien, el negocio. En fin, tendré que volver al aún incomprensiblemente clandestino "chantaje". Lo pongo entre comillas porque lo que se suele llamar "chantaje" --en tono peyorativo, además-- es simplemente un intercambio comercial como cualquier otro. Si la gente quiere pagar por no ver publicadas unas fotos suyas en actitud comprometedora, no veo qué hay de malo en ello. Yo no les obligo a pagarme nada. Lo hacen en libertad. Pero, ah, la policía tiene que meter las narices en todo. Oiga, agente, ¿verdad que yo no le digo nada por el hecho de que usted vaya por ahí armado, cosa que supondría una clara desventaja para mí en caso de que nos enzarzáramos en un tiroteo? Pues déjeme a mí seguir con lo mío. Pero, nada, no lo entienden. Estuve pensando en establecerme como constructor. Pero, de nuevo, la regulación excesiva segó una prometedora carrera hacia la riqueza. Resulta que hay que cumplir una serie de normas arbitrarias que no hacen más que coartar la libertad y desanimar a cualquier emprendedor. Al parecer, no se puede levantar un edificio de veinte pisos usando sólo conglomerado de madera. Pues resulta que se abarataría el coste, amigo mío. Quizás sí que sería cierto que el edificio no aguantaría dos semanas en pie, pero el precio de una de estas vivienda sería inferior --sí, inferior-- al de un alquiler por medio mes. Y los supervivientes tendrían prioridad a la hora de comprar otro piso en el mismo edificio, una vez lo volviera a levantar. Ni por esas. Un asco. Asfixiado por la falta de libertad, estoy.


 
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