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abril |
Huelga de hambre
Matías Centollo lleva tres semanas en huelga de hambre y su estado de salud comienza a preocupar a los médicos, que creen que el pobre hombre podría quedar con secuelas irreversibles si no pone fin a su protesta. Centollo fue multado hace alrededor de un mes por aparcar encima de un señor de Cuenca. "Y además la grúa se me llevó el coche --explica--. ¡No molestaba a nadie, aparcado sobre ese señor tan bajito!". Centollo se comprometió a ponerse en huelga de hambre, es decir, a no pasar más hambre hasta que le fuera devuelto el importe de la multa y el alcalde le presentara sus disculpas. Así, en un día normal puede comer tranquilamente varias decenas de bollos variados, dos o tres filetes de ternera, la pechuga de algún ave, algún plato de arroz a ser posible con marisco, pasta con todo tipo de salsas y acompañamientos, doradas, atunes, merluzas y otros pescados, dos o tres ensaladas, un total de seis o siete bolas de helado, dos o tres yogures, algún flan y fruta variada, todo ello acompañado con un par de barritas de pan y regado con agua, vino leche y café. El objetivo es evitar que le entre el gusanillo y, con la entrada en actividad del hambre, se vean truncados sus esfuerzos por mantener la huelga. Centollo ha recibido muestras de solidaridad de toda España, solidaridad que se ha mostrado en forma principalmente de repostería variada, que es lo que mejor aguanta los envíos postales. Sin embargo, los dos médicos que controlan su protesta temen por la salud de Centollo Matías, que ha ganado ya más de veinte quilos y cuyas grasas saturadas están más saturadas que nunca. Y no es lo único: suda tanto que sólo se viste con una toalla enorme a modo de túnica y su colesterol ya tiene vida propia y responde al nombre de Juan. Además, el otro día una señora bajita le dio un abrazo solidario y aún están buscando a la pobre mujer. Su abogado confía en llegar pronto a un acuerdo con las autoridades: "Porque si explota --amenaza--, la ciudad quedaría bajo una lluvia de empanadillas y bizcochos a medio digerir. Y luego ¿quién limpia toda esa porquería? ¿Eh? ¿Vas a ser tú, eh? Sí, te hablo a ti, vago repugnante".
Fiesta en Asnalia
Asnalia celebra hoy el Día de la Nación. Los asnaleses conmemoran la derrota en la batalla de la Garrota, que tuvo lugar el 11 de septiembre de 1869 ante las tropas de Francia. Hubieran ganado de no ser porque Ramón Maiakovski se olvidó de ponerse las botas. Es lo que tiene la resaca. Al ir descalzo, el estribo le resbalaba y cayó del caballo en el fragor del combate. Fue asesinado cobardemente por una roca que le esperaba tumbada en el suelo y que le rompió la nuca por la espalda y a traición. Esto provocó la huida de los dieciséis soldados que componían el ejército asnalés y que llevaban tiempo buscando una excusa para rendirse. Como resultado de esta honrosa derrota, los franceses siguieron oprimiendo al pueblo de Asnalia y, por tanto, obviando su existencia. Asnalia llevaba decenios exigiendo una invasión por parte de algún país de estos ricos que hacen cosas grandes y caras, mientras los gobiernos y ejércitos del mundo seguían dando rodeos para evitar aquella ciénaga infecta cuyos vapores llevaban a la muerte a los caballos. Cinco años más tarde, el hermano pequeño de Maiakovski, Pedro, se enfrentaría a los alemanes para obligarles a invadir Asnalia. Como homenaje a su hermano, partió con dieciséis hombres otro 11 de septiembre. Como homenaje a su hermano, se bebió tres botellas de vino la noche antes del combate. Como homenaje a su hermano, cabalgó al día siguiente sin botas. Intentó seguir homenajeando a su hermano, pero los soldados sucumbieron a un ataque de pánico y huyeron antes de tiempo. Maiakovski encontró su casa dos días más tarde. Tenía los ojos muy rojos y no dejaba de preguntar si se habían inventado ya los analgésicos. Los asnaleses recuerdan este día llevando botas a la tumba de Maiakovski y arrojándose piedras a la nuca los unos a los otros. Todos los políticos sueltan discursos muy emotivos en los que expresan su deseo de que Estados Unidos o por lo menos Portugal invada de una vez Asnalia, y las fuerzas de ocupación instalen la televisión por cable, que no hay forma de ver las series de la Fox.
Entrevistamos (otra vez) a Osama Bin Laden
Después de cruzar el pasillo de Birguidín en jeep y atravesar la cordillera de Malokain en un destartalado helicóptero, bordeamos la selva de Sandochui en una vieja furgoneta robada a unos hippies hindúes. Después nos adentramos en la zona más peligrosa y desconocida del Pakistán: la región del Malakajan, llamada antiguamente Hindurreti. Por aquellos caminos vigilados por mil ojos y quinientos kalashnikov ocultos entre las rocas, sólo podíamos ir en mula, ya que los coches no cabían entre las escarpadas paredes de piedra. Durante el viaje, agotador, nuestros guías no cesaron de lanzar mensajes con linternas a los vigías de las cordilleras por las que pasaríamos al día siguiente, vigías a los que no veíamos y a quienes había que avisar de que nuestro paso estaba permitido. En caso contrario, no hubiesen dudado en dispararnos entre ceja y ceja antes de preguntar y sin darnos siquiera tiempo para enterarnos de qué nos había matado. Tras veinte días de camino, llegamos a la cafetería de El Corte Inglés de la avenida Diagonal, donde nos esperaba Osama Bin Laden tomando un granizado de limón. --¿Qué tal? --Muy dulce... Oh, te refieres a mí, yo hablaba del granizado. Sí, muy dulce, también. --Señor Bin Laden... --Sam, por favor, llámame Sam. --Oh... Sam... Ah... Quería preguntarle... --¡No! No te he traído aquí para que me preguntes cosas. Además, siempre acabamos hablando de mi supuesto "problema" con las mujeres. Y yo no tengo ningún problema con las mujeres. Si las tapo tanto es porque mi exagerada virilidad me llevaría a violarlas a todas si les viera apenas una aleta de la nariz. --Sí, ya, pero, pongamos por caso, si una mujer desnuda se le acerc... --Sólo te he traído aquí para que le digas al mundo entero que pienso seguir llevando el amor a todos los rincones de este planeta tan hermoso. --(...) --¿Qué pasa? --Er... ¿El amor? --Sí, el amor. ¿Piensas que soy cursi? Si creer en el amor entre las personas es ser cursi, llámame cursi. Si es delito ser cursi, me declaro culpable. Si ser cursi significa ser un afeminado, que me apedreen en Riad. ¡Tengo tantas ganas de abrazar a todo el mundo! A mí es que lo de la solidaridad entre los pueblos me apasiona. --¿Y cómo encajan los atentados terroristas en este nuevo... er... delirio? --Ah, perro infiel, cómo se nota que no tienes idea de nada de lo que ocurre en el mundo, rata ignorante, cerdo prosionista, estúpida vaca occidental... --¿Podrías dejar de llamarme animales? --Podría, pero no quiero, sucia lagartija adoracrucifijos. Si leyeras la prensa sabrías que el 11-S lo preparó la Cia, el 11-M es cosa de Eta y de los masones, y el 7-J es obra de unos jamaicanos descontrolados que no tenían nada que ver con la asociación benéfica que presido, es decir, Al-Qaeda, en español, Amor Eterno. ¡Soy inocente! ¡Yo no lo sabía, pero las teorías de la conspiración me han abierto los ojos! ¡Inocente! ¡Yo! ¡Y hermoso como una paloma blanca! Si quisiera, podría volver a mi apartamento de Nueva York sin usar mi nombre falso (Osomo Bon Lodon). De todas formas y entre tú y yo, te diré que los atentados que por algún extraño motivo recordaba más o menos vinculados a mi ong, no me parecen mal del todo, ya que también llevan a la felicidad y al amor. --¿Cómo? --Por supuesto, ¿acaso no los terroristas no nos hemos caracterizado siempre por ir dando abrazos cual teletubbie? --Hombre, no sé yo... --Sí, abrazos... Con nuestros cinturones cargados de explosivo plástico. --Coño, Sam, no me jodas. Esa no es forma de demostrar el amor. --Sí que lo es, según el Islam, que es la religión verdadera. --¿El Corán dice algo de todo eso? --Mi edición, sí. Mira, aquí lo pone. --Eso es Daily Mirror de ayer. Abierto por la página del crucigrama. La 4 horizontal es "pinenut". --Oh, gracias... Quiero decir, ¡comadreja católica, tus ojos capitalistas no te dejan ver la verdad! --Cambiando de tema, ¿qué hay de lo tuyo con Whitney Houston? --Lo he dejado ya... Tenía la muñeca destrozada. Y me sangraban los tímpanos de escuchar sus radiocasetes. Y ahora lárgate, que quiero acabarme el granizado antes de que se derrita. ¿Quieres un poco? --No, gracias. Pude volver a casa en metro, cosa que se agradeció. Aunque me vendaron los ojos, para que no pudiera recordar el camino, y me obligaron a hacer varios transbordos de más.
Breves
Hecha la ley, hecha la trampa Tras la aplicación del carnet con puntos y el comercio de estos puntos por internet, una estudiante ha decidido vender los puntos de la selectividad que no necesita. "Quería hacer historia y me bastaba con un 2,3 y saber firmar con una equis --explica--, pero saqué un 8,2. Seguro que hay algún aspirante a ingeniero o a médico que necesita esos puntos que yo no voy a usar".
Muere el hombre más viejo de Asnalia Andrés Stepanovich murió ayer a los 37 años 11 meses y 29 días en un accidente de bicicleta. Se reaviva la polémica respecto a la decisión del gobierno de asesinar a los mayores de 38.
Estudio concluye que hay muchos estudios Un estudio de la Universidad de Uppsala certifica el aumento espectacular en el número de estudios en los últimos años. Según las conclusiones de este trabajo, en el último decenio los estudios han crecido un 230 por ciento.
Mujer cumple años Una mujer de 66 años cumple 67. Su familia está consternada: "No sé, ya nos habíamos hecho a la idea de que tenía 66 --ha explicado su hija de siete años, mientras sostenía a la nieta de la señora, de 52--. Ha sido un golpe muy duro". La mujer ha asegurado sentirse "igual que ayer" y espera que la gente no se ponga en su contra por haber optado "por este cambio sin importancia". Aunque lo cierto es que su marido, de 17 años, ha dejado el domicilio conyugal tras casi tres decenios de matrimonio. Es más, son muchas las voces que se han alzado en contra de esta decisión: "No ha consultado a nadie para hacerlo --afirmó el alcalde, de 33--. Si cada cual pudiera cambiar de edad a discreción, el caos se apoderaría de nuestras calles y todo acabaría en un baño de sangre". Las autoridades investigan el caso.
La policía reclama argumento interesante La policía no ha arrestado al asesino del banquero Juan Gutiérrez al carecer de trama. "Tenemos las pruebas y el asesino tenía el móvil y la oportunidad --explica el comisario Ignacio del Real--. El problema es que no encontramos una forma de que todo esto sea interesante y, claro, da pereza. Piense que si no hay un tiroteo o una deducción sagaz, nadie querrá hacer una película. A ver si el tipo este mata a otra persona y alguna productora se interesa por la historia de un asesino en serie".
Desconocidos
Jessica G. acaba de cumplir diecisiete años y aún no conoce a sus padres. "Son muy tímidos --explica-- y a pesar de que llevamos toda la vida viviendo juntos, aún no se han presentado. Por la correspondencia, creo que se llaman Matías y Mireia, pero no lo puedo asegurar". Al parecer, a su madre nunca le hizo gracia lo de meter a una desconocida en casa. "Yo no veía claro lo del embarazo --explica--. ¿Y si nos sale delincuente o drogadicta? Creo que es mejor mantener las distancias hasta que estemos seguros". De todas formas, Mireia ya ha cobrado cierta confianza: "A la Jessica esta (se llama Jessica, ¿no?) se la ve buena gente. Pero fíate tú de la juventud". Matías no desconfía de su hija, pero siempre ha sido muy cortado con el sexo opuesto. "Lo reconozco --afirma--, a mí las mujeres me intimidan. Y es injusto eso de que siempre seamos nosotros los que demos el primer paso". De todas formas, este hombre asegura estar "reuniendo valor para saludar a Jessica e iniciar una relación padre-hija como la que yo jamás tuve con mi padre. Más que nada porque mi padre también era muy reservado y porque yo no era su hija, sino su hijo. Esto me marcó mucho. Lo de no ser su hija. Porque me definió como persona. Concretamente, como persona de sexo masculino".