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Otra vez no, por favor
Me acabo de enterar de que existe un delito llamado "ultraje a España y a sus comunidades autónomas". Y eso incluye sus símbolos. Me cago en la bandera y me limpio con la senyera, no tenía ni idea. Hay que joderse. Pero no he venido aquí a hablar sobre esta moda absurda que consiste en insultar a todas las naciones habidas y por haber, esas putas naciones de mierda, y hacerlo además sin elegancia ninguna, usando palabras malsonantes y faltando al respeto a todos esos gilipollas sin cerebro que son los patriotas. El caso es que ha sucedido una cosa que puede hacer temblar los cimientos de la democracia. Bueno, en realidad serían dos cosas, pero como los mercados bursátiles han acogido con serenidad el golpe de estado en Tailandia, no es necesario hablar de este tema. El caso es que la princesa de España se ha quedado embarazada OTRA VEZ. Y DE NUEVO surge el sesudo e interesantísimo debate sobre el sexo del bebé. Es decir, IGUAL QUE HACE UN AÑO, tenemos que ponernos a hablar de la posibilidad de que nazca un niño barón --con b porque es noble-- y haya que hacer las reformas oportunas a la Constitución para que su hermana mayor pueda reinar dentro de treinta años, siempre dejando bien claro que Felipe es una excepción a esta reforma, no vaya a reinar su hermana mayor, que la pobre no está para esas cosas. Eso es lo que se llama gobernar con visión de futuro. Preocuparse porque dentro de siete meses quizás nazca un niño que será el hermano pequeño de la que quizás sea reina dentro de treinta años. Y a todos nosotros nos importa mucho. Por supuesto. Ejem. ¿Y si, no sé, es una idea, y si, decía, miramos para otro lado y hacemos ver que no pasa nada? En fin, puestos a poner quizás, puede que nazca un niño y le atropelle un camión dentro de quince años. O que haya una república. O que nazca niño pero se sienta mujer. O viceversa a todo. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que una institución discriminatoria en todos sus aspectos siga discriminando también por sexo? Si casi nadie puede ser rey, ¿qué más da que Leonor tampoco pueda serlo? Sólo es una más.
P.D.: Sigo pensando que lo mejor es escoger al rey de turno por sorteo. ¡Yo también quiero ser rey y sacrificarme por el país trabajando tres o incluso cuatro horas a la semana, si es necesario!
The pregon of the city
Recientemente ha habido cierta polémica respecto al pregón de las fiestas de la Mercé de Barcelona. Al parecer, a mucha gente no le ha gustado que Elvira Lindo leyera el pregón en español, pudiendo hacerlo en catalán o en inglés. Realmente, esta gente tiene toda la razón del mundo. Al fin y al cabo, en Cataluña todos hablamos catalán, como bien saben los políticos de Esquerra Republicana. Sin ir más lejos, este texto está escrito en una variante muy abierta del único idioma propio de Cataluña. Además, eso de los pregones es algo supermoderno que nos interesa a todos los barceloneses. Cada año se comenta en los bares el texto del pregón de turno y todo el mundo tiene a su pregonero favorito de los últimos años y a su candidato para los próximos. Las discusiones en los bares son eternas: no, a mí me gusta ése; ése es un cretino, mejor ésta; pero qué dices, ¿la tonta esa? Como es natural e incluso deseable, estos intercambios de opiniones acaban a puñetazo limpio y patadas en los bajos. Los pregones son sin duda un tema crucial para las ciudades del siglo 21 y parte del 22. ¿Qué sería de nosotros sin ellos? ¿Qué pasaría si el año que viene no hubiera pregón por las fiestas? Todo el mundo saldría a la calle, indignado: esto es un asco, por favor, queremos oír el pregón, basta ya, queremos que alguien medio famoso dé comienzo a las fiestas del pueblo riau riau con cuatro tópicos mal hilvanados y a cambio de una pasta gansa. Etcétera, etcétera. Yo fui pregonero de las fiestas de mi barrio hará unos años. Leí un texto precioso que fue considerado uno de los más mejores de la historia. Estaba además escrito con el suficiente cuidado y esmero como para no herir susceptibilidades. Reproduzco un fragmento por su interés:
Ciutadans i ciudadanas. Con motivo of the parties de este quartier de la ville, je vous desig que lo paséis very well. Allora, e cuando arrivi a casa, sie konnen ein Kapuccino trinken. The people from this barrio sont tres abiertos y abiertas, inteligentes y además you are unos hijos de puta. Is tábhairneoir mé. Sois más feos that the mother that gave you birth. També sou més burros que escupir para arriba. Es ist egal, weil ihr seid tan brutos que us ho passaréu de conya igualment. Només necesitáis para to have fun un palo and a shit of dog.
El texto seguía, pero fui interrumpido por una hora de radicales que aprovechó la cobertura mediática del acto para dar publicidad a sus reclamaciones políticas, ajenas a las alegres y populares fiestas. En concreto, pedían mi muerte a palos. Incluso intentaron contribuir a la realización de dicho objetivo. Por suerte, fueron interrumpidos por las autoridades, en mi opinión sin la diligencia necesaria y de forma además descuidada: recibí alguno de los porrazos que sin duda irían dirigidos a aquellos vándalos.
El desertor
Jaime Rubio fue juzgado ayer por deserción, tras haber sido arrestado en un desierto próximo al Líbano. Rubio había intentado huir de la base militar española en el país. Después de recorrer unos doscientos metros, se desplomó, exhausto y deshidratado. Nada más comenzar el juicio, el abogado de Rubio presentó la dimisión y el acusado exigió un abogado de oficio. El juez le asignó a María Ruipérez, de oficio dentista. Interrogado por el fiscal, Rubio explicó que cuando se alistó en el ejército, "nadie me había dicho nada de ir a la guerra. Yo vi la publicidad que decía eso de 'alistate y aprende una profesión'. Después de mi fracaso como periodista, me dije a mí mismo que ya era hora de aprender algún oficio de verdad, como la fontanería o la carpintería. De hecho, creo que del ejército salen muy buenos veterinarios". Preguntado al respecto, Rubio recordó "eso que se dice siempre de que en el ejército la veterinaria es un grado". El juez ordenó a los alguaciles que le dieran una paliza por haber insinuado que los oficiales eran unos animales y hacer chistes muy malos al respecto. La dentista pasó a interrogar a su cliente. Al parecer, Rubio se cepillaba los dientes tres veces al día, aunque sin usar hilo dental ni dedicarle el tiempo necesario. Recomendó una limpieza, pero declaró que su dentadura era sana, para tratarse de un anciano de ochenta y cuatro años. Al ser informada de la edad de Rubio, la pobre mujer sólo acertó a gritar: "¡Oh, Dios mío, esto es horrible, hay que llevarlo a un hospital ya!" Los alguaciles intentaron detenerla antes de que saltara por la ventana, pero estaban demasiado ocupados dándole patadas a Rubio. El juez declaró culpable al desertor y aseguró que le parecía mentira que no quisiera colaborar "en esas misiones de paz que han llevado la democracia y el bienestar a países como Afganistán o Iraq, donde ahora todo el mundo lee periódicos franceses y conduce coches alemanes". El magistrado le condenó a leer y resumir los cien primeros números de Hazañas Bélicas. Declarándole incapaz de defender su patria, recomendó su traslado al CNI. Rubio fue sacado a rastras del juzgado, mientras gritaba en contra de la "propaganda bushista yanki". Inmediatamente, se oyó el ruido de un helicóptero aterrizando en el tejado de los juzgados. Poco después y ante la atónita mirada de los presentes, George W. Bush y Jack Bauer entraron en la sala. El presidente de Estados Unidos miró a los ojos a Jaime Rubio, le puso la mano sobre el hombro y dijo: "He oído que no tienes fe en la Propagación del Mensaje Democrático. No, no hace falta que contestes. Lo sé. Chloe acaba de transmitir los datos a la PDA de Bauer. Tenemos que salvar el mundo, nos quedan veintitrés horas para hacerlo y necesitamos tu ayuda, por absurdo que pueda parecer". En ese momento, Bauer dijo: "No nos sirve", y le pegó dos tiros. George W. Bush será enterrado mañana en Dallas.
Copy right
PRESENTADOR: Buenas tardes a todos y feliz Navidad. Hoy tenemos con nosotros a la escritora Lucía Etxebarría. LUCÍA: Buenas tardes a todos y feliz Navidad. Hoy tenemos con nosotros a la escritora Lucía Etxebarría. P: Er... Esto... Lucía, ¿te puedo tutear? L: Er... Esto... Lucía, ¿te puedo tutear? P: Lo tomaré como un sí. L: Yo también. P: Recientemente se han lanzado nuevas acusaciones de plagio sobre un libro tuyo. ¿Qué nos puedes decir al respecto? L: Recientemente se han lanzado nuevas acusaciones de plagio sobre un libro mío. ¿Qué puedo decir al respecto? Poca cosa, excepto que estoy trabajando en otra novela. Se titulará La invención de Morel. P: Er... Pero... L: Er... Pero... Sí. He decidido que, puestos a copiar, por una vez voy a copiar cosas que valgan la pena. Voy a comenzar con las novelas de Adolfo Bioy Casares. Luego seguiré con sus cuentos. Obviamente los protagonistas serán mujeres porque hace tiempo decidí que no usaría hombres. Es complejo meterse bajo la piel de un hombre. Sobre todo si el hombre sigue vivo. En definitiva, que Morel pasará a ser Muriel. La invención de Muriel. También quiero escribir una segunda parte en la que Muriel se casa. P: ¿Pero eso es legal? L: ¡Pero eso es legal! La duda me ofende casi tanto como si me violaran. Ja, ja, amigo P., yo no copio, yo intertextualizo. Le doy a los textos un nuevo significado, desubicándolos, cambiando el contexto, situándolos fuera de su, digamos, corsé interpretativo. También saco fuera de contexto los derechos de autor; en concreto, les doy un nuevo beneficiario, cobrándolos. Es que soy superpostmoderna. No en vano entre mis ensayos se cuentan títulos como La différance o El orden del discurso. P: Oh, es admirable. L: Oh, es admirable. P: Permíteme que te pida un favor. Para nuestros espectadores. Podrías... er... ¿plagiar en directo? L: Por favor, no estoy preparada, tengo la voz fría y... P: Algo corto. Vaaa, porfins. L: Algo corto. Voy a explicar de memoria un cuento mío. El dinosaurio, por Lucía Etxebarría. Ehem. Voy. Letras gordas y en negrita. El dinosaurio. Punto y aparte. Redondilla normal. Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Fin. P: Oh, es fantástico. L: Oh, es fantástico. Fíjese cómo he intertextualizado. El cuento es otro cuando lo cuento yo, que soy una mujer y no un señor guatemalteco muerto. El dinosaurio es otro dinosaurio. El despertar es otro despertar. Podría ser el despertar de una mujer embarazada adicta a los ansiolíticos, por ejemplo. Y es que las cosas cambian según su representación, como dejé bien claro cuando pinté Ceci n'est pas une pipe. P: También pintas. L: También pinto. Y he escrito una obra de teatro. Es sobre un príncipe danés que no sabe si vengar la muerte de su padre. Y canto. He compuesto una canción preciosa: OuaaaaaAAAAIIIAAAAAAIAAAAAAIIIIII güil olgüis lof YUUUUUUUIUUUUUUIUUUUuuuuuuUUUUUUuuuUUUUUuuuu bicoooooossssss la dona e mobileeeeEEEEEeeeeeee. P: Er... Gracias, gracias por todo... Hasta otra, Lucía. Les dejamos con unos anuncios mientras me pego un tiro. L: Oh, yo también me voy a pegar un tiro. Por cierto, me encanta tu jersey. Me voy a comprar uno igual.
Jaime y Jaime
Tengo un hermano gemelo y mis padres se creen muy graciosos. Porque mi hermano se llama Jaime y yo también me llamo Jaime. Como cualquiera con dos dedos de frente se puede imaginar, esto nos ha ocasionado problemas y confusiones. Cuando regañaban a Jaime, no sabíamos a cuál de los dos se referían; y lo mismo cuando alababan o premiaban a Jaime. En el colegio, nunca supimos quién de los dos era el que sacaba buenas notas. Decidimos ir turnándonos. Hasta que al final ya no sabíamos a quién le tocaba llevar los excelentes y a quién los suspensos, si a mí o a Jaime. Tampoco se llegó a aclarar quién había roto la radio de la abuela (ella aseguraba que había sido Jaime), quién le gustaba a la vecina, que escribió en la escalera su nombre y el de Jaime envueltos en un corazón, quién era de letras y quién de ciencias, quién estudió Derecho y quién Medicina, quién toca la guitarra y quién el violín, quién sale con Nuria y quién se casó con Teresa. No es extraño verme en un juicio del que no recuerdo nada o atendiendo a una señora gorda sin saber qué recetarle, si es que he de recetarle algo, para después regresar a una casa que no conozco, pero que me suena de no sé qué, y saludar a una mujer qué me dice "qué tal, Jaime", y a la que siempre pregunto si lleva un jersey nuevo o si ha ido a la peluquería, y luego jugar con un niño que se me parece, pero al que no recordaba haber comprado aquel juego para la consola. Harto de tanto lío, decidí mudarme a una ciudad a doscientos quilómetros. Obviamente, no arreglé nada, ya que me inscribí en el censo con mi nombre y ahora no estoy seguro de si fui yo quién se mudó o si fue Jaime quien lo hizo. Al final dejé el asunto en manos de las autoridades. Le pegué un tiro a un tendero y le di el chivatazo a la policía. Ha sido Jaime Rubio, le susurré al 091. Nos arrestaron a los dos, claro. Ni Jaime ni yo sabíamos qué iba a pasar, hasta que los testigos presenciales sacaron de dudas a la policía: --No, el pelirrojo, no. Fue el moreno. Para evitar más follones, decidimos cambiarnos el nombre. Ya no habrá más problemas: yo me llamo Jaime Moreno y él, Jaime Pelirrojo.