jueves, 5. octubre 2006
Jaime, 5 de octubre de 2006, 17:51:33 CEST

Hacer frente a las adversidades


La historia de Ana María Ruiz Gutiérrez es todo un ejemplo de voluntad y espíritu de superación. Una historia que debería hacer reflexionar a la juventud de hoy en día, perdida en las drogas, los programas de televisión y los videojuegos violentos que incitan a los asesinatos en masa, a los abortos, al incendio de grandes superficies forestales sólo por diversión y no por negocio, y a decir palabras malsonantes como por ejemplo joder y mierda. Ana María Ruiz Gutiérrez, a quien llamaremos Julia para conservar su anonimato, perdió el teléfono móvil el 26 de septiembre del año en curso. Dada la pobre capacidad adquisitiva de su familia, tuvo que esperarse cuatro días hasta que sus padres cobraran antes de ir a un centro comercial a comprarse uno nuevo. Durante esos cuatro días estuvo completamente incomunicada, aislada de la sociedad, angustiada ante la posibilidad de quedarse sin amigos. "Fue durísimo --explica--. Imagina: la gente me llamaba y yo no podía contestar. ¡Ni siquiera sabía si me estaban llamando o no! O quedaba con alguien y luego salía de casa sin poder ver los mensajes. ¿Y si la gente con la que había quedado no podía venir o llegaba más tarde? Lo peor era cuando veía un gato y no le podía hacer una foto con el teléfono. Pasé una angustia brutal. Le tuve que coger una caja de tranxilium a mi abuela. Fui muy inteligente: le quité las pastillas y dejé la caja. Así nadie sospechó que le habían robado las pastillas, sino que creyeron que se las había tomado todas por error. Como está mayor y se despista fácilmente... Le hicieron un lavado de estómago". Sí, fue un trago muy duro para toda la familia. Excepto para la abuela. Para ella fue un trago en sentido inverso. Pero todo acaba y Teresa se hizo con un móvil nuevo y ya puede recibir llamadas en los bares y fotografiar gatos con su teléfono, frase tan absurda como lo pueda ser "escuchar música con un cepillo de dientes" o "imprimir documentos con una rueda". Puede que con suerte en un futuro nadie tenga que pasar por algo así. Quizás dentro de unos años los móviles se reemplacen automáticamente, sin provocar penas y dolores innecesarios a sus usuarios. En todo caso, quede la traumática experiencia de María José como ejemplo para generaciones venideras. Sin duda, la fortaleza de Nieves durante estos días reconforta: puede que no esté todo perdido, puede que la humanidad tenga futuro, puede que el ser humano no sea una alimaña corrupta desde su nacimiento, puede que hay cogido una gripe, no sé, me duele la cabeza y siento malestar general.


 
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miércoles, 4. octubre 2006
Jaime, 4 de octubre de 2006, 9:11:01 CEST

Se vende armario


Bujeros S.A. es una innovadora inmobiliaria que vende y alquila armarios en pisos céntricos de las grandes ciudades. "La idea se me ocurrió haciendo limpieza en casa --explica Josep Rierols, presidente de la compañía--. Conseguí vaciar un armario que tenía lleno de basura y me dije, coño, en vez de amontonar más trastos, podría meter aquí a un inmigrante, o a un joven, o a ambos". Y así le realquiló el espacio a una estudiante de económicas. La experiencia fue tan buena que convenció a sus amigos para que pusieran algún armario a su disposición. Poco después fundaba su empresa. "Tenemos armarios de todo tipo y de todos los tamaños en toda España. Queremos atacar el resto de Europa, pero tendremos que esperar a que allí la relación entre los sueldos y el precio de los pisos nos sea aún más favorable". ¿Y cuánto cuesta vivir en un armario? Depende: "No es lo mismo uno empotrado de obra, que uno de roble, que uno de Ikea. En todo caso, se puede decir que estamos entre los cincuenta mil y los ciento veinte mil euros, con todas las excepciones que uno quiera. Por ejemplo, la gama de lujo, que comprende vestidores en la zona alta, puede llegar fácilmente a los doscientos mil". De sus clientes no se puede decir que estén insatisfechos. "Sé que quizás alguien crea que tengo poco espacio --explica Juan María Gutiérrez, un joven director de marketing que vive en un amplio armario de dos metros cuadrados--, pero hay que valorar otras cosas: primero, que puedo colgar todos mis trajes baratos; segundo, que vivo a dos manzanas de la oficina; tercero, que me ahorro una pasta en gas, luz y agua". Gutiérrez explica que ha aprendido a valorar lo fundamental: "¿Para qué quiero una Play Station 2 (o 3), si con una PSP me basta?", apunta. Este treintañero, como la mayoría de residentes en armarios, come en bares y se ducha en el gimnasio. Para lo demás, un práctico orinal es suficiente. Claro que también hay que tener suerte con los vecinos, es decir, con quienes ocupan toda la casa menos el armario en cuestión. "Yo antes vivía en el ropero de un niño --explica la doctora Casademunt--. Como me quedaba leyendo hasta tarde, la luz se colaba por las rendijas y el chaval se empeñó en que había un monstruo allí dentro. Fue divertido hasta que juntó a un par de amigos, me dieron una paliza con los palos de golf de su padre y me dejaron encerrada dos días". Y es que la única queja que comparten todos es que la cerradura, cuando la hay, sólo está por fuera. En todo caso, queda claro que Rierols y Bujeros S.A. le han dado un nuevo significado a la expresión "salir del armario": "Para mí significa ir a dar un paseo" --dice Gutiérrez, y sonríe tanto que sus ojos se cierran como los de un topo.


 
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lunes, 2. octubre 2006
Jaime, 2 de octubre de 2006, 16:33:56 CEST

Mi temporada en Ferrari


Igual mucha gente no sabe que yo estuve a esto de ser piloto de Fórmula 1. Para quienes me lean y no me vean dictarle el texto a uno de mis chimpancés-secretario, debo aclarar que al mismo tiempo que decía la palabra "esto", acercaba los dedos índice y pulgar de mi mano derecha, dejando entre ellos espacio para apenas dejar pasar la conciencia de un periodista del corazón. El caso es que los capos --ja, ja, capos, como son italianos...-- de Ferrari me ofrecieron la posibilidad de hacer unas pruebas con ellos, dada mi pericia al volante y tras los sorprendentes tiempos que había conseguido en unas sesiones con Minardi --por aquel entonces aún existía Minardi. Creo que no es necesario decir que acepté encantado. O igual sí, nunca se sabe lo limitados que son los lectores de uno. Mejor lo digo, pues: acepté encantado. Acudí al circuito italiano de Mugello, donde recibí la calurosa bienvenida de los mecánicos de la escudería, que por algún motivo me confundieron con el técnico de la máquina de café. Movido por mi espíritu de equipo y deseoso de mostrar mis habilidades técnicas, intenté arreglar la máquina. Sólo recuerdo una explosión, gritos y sangre. Por suerte, yo había salido bien parado, así que me sacudí el polvo y fui a ver a Jean Todt, que me esperaba en la puerta de los boxes. Realmente me sentí poco menos que cumpliendo un sueño cuando me puse el mono rojo sobre los hombros. Claro que aquello fue una broma de los mecánicos. Ja, ja. Me habían cambiado el mono por otro mono: un babuino rabioso que me mordió el ojo izquierdo tras confundirlo con una nuez. Ja, ja. Ahí nació mi amor por los monos. El caso es que ya convenientemente equipado, me metí en el coche y di las últimas instrucciones a mi equipo. "Lleno de súper y me miras el nivel de aceite... Un momento, ¿qué es eso de ahí? ¿Un alerón? ¿Y para qué dices que sirve?" Apreté el acelerador y salí a todo gas del box. Me llevé por delante a la jefa de prensa de Schumacher e incrusté el coche en el muro. Le intenté echar la culpa al mono, pero llevaba puesto el ignífugo y no el africano, así que no coló. Les convencí para que me dejaran probar con el otro coche. Una vez se hubieron apartado todos los mecánicos, salí con algo más de tranquilidad y logré meter el coche en pista. Diecisiete minutos más tarde completaba mi primera vuelta. El ingeniero de pista me preguntó si todo iba bien. Le dije que sí, sólo que no tenía muy claro cómo cambiar de marcha. No encontraba la palanca. Todo fue más fácil después de que me explicara que las marchas se cambiaban con unas palanquitas que había en el propio volante. Sí, mejoré mucho mis tiempos una vez supe eso. Catorce segundos. Eso fue lo que tardé en salirme de pista a doscientos noventa quilómetros por hora e incrustar el bólido en la ambulancia que se llevaba a la jefa de prensa a la que había atropellado antes. Después tuve una charla con Jean Todt. Me preguntó cómo era posible que hubiera conseguido aquellos tiempos tan buenos con Minardi. Le expliqué que, evidentemente, no es lo mismo una Play Station que un coche de verdad. Si sólo los botones estuvieran colocados en el mismo sitio... En fin. Podría haber llegado lejos, pero era demasiado mayor para comenzar una carrera deportiva y, tras recibir una paliza de unos amiguetes muy brutos de Todt, Ferrari y yo dimos por concluida nuestra relación profesional. Guardo un recuerdo muy grato de aquella experiencia.


 
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jueves, 28. septiembre 2006
Jaime, 28 de septiembre de 2006, 10:02:02 CEST

El agitador de las masas


1977 fue probablemente uno de los peores años en la historia de Asnalia. La situación económica era tan negativa que los ciudadanos ni siquiera podían verse perjudicados por la crisis del petróleo: seguían usando carbón y leña. El PG (Partido del Gobierno) estaba sumido en varios escándalos de corrupción y sexo, mientras que el PO (Partido de la Oposición) pasaba por otra de sus recurrentes crisis de liderazgo, marcada en esta ocasión por las sugerencias de cambio de nombre para infundir algo de optimismo entre los votantes. Las propuestas que surgieron por aquel entonces: OP (Otro Partido), SO (Segunda Opción), NVSM (No Votes Siempre a los Mismos), NTC (Nosotros También Contamos). Aprovechando el desencanto de la población y con el apoyo del amarillento Asnal Mail, la figura del general Hugo Korsakov comenzó a cobrar protagonismo. El general --que no era militar, pero que era llamado así porque sabía "de todo en general"-- comenzó a publicar una serie de artículos en el Mail en los que demandaba un gobierno fuerte al margen de la partitocracia. Al principio sólo daba a entender que apoyaría el surgimiento de un tercer partido político. Luego dejó intuir que no se refería a un partido político, exactamente. Posteriormente parecía que optaba por ponerse al frente de un golpe de estado, siempre y cuando no contara con el apoyo del inútil ejército asnalés, bajo el mando del general --este sí que era militar-- Pablo Tchaikovsky, ex desertor con una bien merecida fama de gafe. Finalmente aclaró el malentendido: él sólo quería que repusieran Enredo. Pero para entonces ya era demasiado tarde. La misma mañana que salió publicada su columna titulada "Un momento, ¿cuándo he hablado yo de dar un golpe de estado, con lo que me duelen a mí las piernas?", varios cientos de ciudadanos airados salieron armados con antorchas y garrotas hacia el Parlamento. Por suerte y al llegar allí, un tipo se encaramó a lo alto de una farola con un megáfono y dijo: "Eh, atención todos, tengo el Asnal Mail de hoy. Todo esto es un malentendido". La turba se disolvió, decepcionada, y regresó a sus casas no sin antes hacer arder un par de coches. "Ya que estamos", declararon algunos de los implicados. El gobierno decidió reponer la serie (de mala gana: al Ministro del Interior le repateaba el hígado), disolver las Cortes y convocar elecciones. Esta convocatoria apresurada pilló al PO en medio de su Decimoséptimo Congreso en lo que Va de Mes y Eso que Sólo Estamos a Día Nueve. El PO presentó dos candidatos a la presidencia, uno de ellos un extranjero que había muerto tres años antes. El muerto no lo hizo mal durante la campaña, pero el PG ganó las elecciones y Antonio Karpov fue designado presidente por tercera vez consecutiva. (Aunque moriría atropellado por el primer automóvil del país dos años más tarde. Conducía Korsakov, que fue condenado por traición, ya que le atropelló por la espalda. Korsakov salió de la cárcel en 1983, beneficiándose de la amnistía concedida a todos los agresores de políticos, a consecuencia de la presión popular al respecto.)


 
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miércoles, 27. septiembre 2006
Jaime, 27 de septiembre de 2006, 10:24:55 CEST

Por una cabeza


Se ha cancelado la representación de Idomeneo, de Mozart, en la Deutsche Oper de Berlín, tras las amenazas de los cuatro tontos de siempre, a los que al parecer no les gusta que al final un personaje tenga en un saco la cabeza de Mahoma (entre otras cabezas). Tanta indignación es comprensible: al fin y al cabo, la obra transcurre poco después de la guerra de Troya, cuando gran parte de las cabezas que allí salen ni siquiera habían nacido. Sí, se trata de un error histórico de magnitud. Pero La decadencia del ingenio está con la libertad creativa y cree por tanto un error que se suprima una ópera simplemente porque el autor se haya tomado ciertas licencias. (Por cierto, ese tal Mozart promete. Esperemos que las discográficas no arruinen su originalidad). Así pues y gracias a mis contactos, me he hecho con el saco de cabezas y, en absoluta primicia para mis lectores, iré canturreando y sacándolas, tal y como hubieran hecho en la obra en cuestión. Ojo: en riguroso directo. Comienzo. A ver que carraspee. Ejem. Por cierto, es posible que en Barcelona y alrededores se oigan ruidos extraños. Que nadie se alarme: no serán más que unas pocas decenas de perros que al oírme correrán a arrojarse a las aguas del puerto para terminar así con el sufrimiento que les estaré causando. Ejem. Nanieno nanieno, aquí tenemos la cabeza de Jesucristo, que era un tipo muy listo nanieeeeno chimpón porrompomperooooo, aquí está la cabeza de Buda, fíjate el calvo como sudaaa, nanieeeeno nieronienonieeeee, la de Poseidón, cuyo tridente mola un montón, y aquí está la de Mahomaaaaaa, quien no es bien visto en Romaaaa, nieno nienoniaaaa... OSAMA BIN LADEN: No me esperaba esto de ti, rata infiel. JAIME: Bueno, qué pasa, sólo estoy cantando. OBL: Esto es una ofensa para el islam. Y lo de la cabeza también. Es una representación del profeta. Una representación humillante. Además, que sepas que a Buda también le ha sentado mal, que no es sólo cosa de unos cuantos radicales --pero hábiles pilotos-- musulmanes. Mira, viene conmigo, todo enfadado. J: ¡Ese no es Buda! ¡Ese es tu primo el gordo! EL PRIMO GORDO DE OSAMA: Hola. OBL: Bueno, es que Buda no quería venir. Está molesto desde que le reventamos aquellas estatuas en Afganistán. J: No esperaba ver a tu primo. ¿No se había hecho terrorista suicida? OBL: Sí, pero no podía cerrarse el cinturón de explosivos. Quizás más adelante. Lo tengo a dieta. J: Por cierto, los espías franceses dicen que te has muerto de tifus. OBL: Sí, y también decían que no sobreviviría sin mis diálisis. Tonterías. Aquí estoy, fresco como una rosa. Claro que no puedo ver la luz del sol y este brazo a veces se me cae y necesito comer cerebros humanos, pero, bah, nada grave. Volviendo al tema: mereces un castigo por lo que has hecho. J: ¡No hay tiempo para eso! OBL: Ahora no me vengas con tonterías. No temo a los militares, ni a los policías, ni a... J: ¡Hoy se celebra la maratón de mujeres en bikini! OBL: ¡No! J: ¡Y pasarán por aquí! OBL: ¿Por tu sala de estar? ¡No! J: ¡Sí! OBL: ¿En bikini? ¿Sin burka? J: ¡Sólo en bikini! ¡Algunas en tanga! Y calzado deportivo, claro, que vienen corriendo. OBL: ¡No! Mi vista radical no podrá soportar la visión de decenas de mujeres practicando deporte en paños muy menores. ¡Me voy! ¡Pero volveré! ¡Y mi venganza será terrible! J: ¡Oigo sus pasos! OBL: Arg. EPGDO: Espera, que yo también voy... No corras tanto... J: Ah, el viejo truco de la maratón de chicas en bikini. No hay fundamentalista que lo soporte.


 
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