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abril |
Esto es la guerra
(Publicado en Diagonal).
Como el Gobierno no se ha atrevido, lo he tenido que hacer yo: le he declarado la guerra a Argentina, por habernos robado YPF a todos y cada uno de los españoles, representados por los accionistas de Repsol.
Como todo el mundo sabe, el mejor motivo para ir a la guerra es el petróleo. Es decir, todos los adultos sanos deberíamos estar ya embarcando en acorazados y fragatas. Pero claro, este Gobierno no tiene valor y así estamos, llorando de rodillas frente al Íbex 35, como si fuéramos franceses.
De todas formas, sé que sólo soy una persona, ya que me he contado en más de una ocasión, así que me tuve que limitar a declararle la guerra a Argentina a pequeña escala. Es decir, a mi vecino Gastón. Sí, se llama así. Los argentinos tienen un problema con el santoral. ¿Qué hay de malo con nombres cristianos como Westfalia y Anatolia, por ejemplo?
Gastón es un argentino muy majete, capaz de lograr que un viaje en ascensor de cuatro plantas dure tres horas y media: su animada charla provoca una curvatura en el espacio-tiempo. Así convenció a su novia de que fuera su novia. Por erosión. Esta señorita (un 7, tirando bajo) es española (de Lisboa, creo, o de otra ciudad también extremeña), por lo que intenté expropiarla anoche, cumpliendo con mi deber patriótico. Me presenté en su casa, aporreé la puerta (uno no puede expropiar tocando el timbre como si fuera, no sé, inglés), y en cuanto Gastón abrió, exigí compensación y justiprecio por el robo a los españoles del petróleo argentino. Haciendo caso omiso de mis bien argumentados gritos e insultos, Gastón intentó explicar que era de Uruguay y no de Argentina. Ni mentir saben, estos bonaerenses: ¡Paraguay! ¡El país se llama Paraguay! El miedo no le dejaría ni pensar.
Incomprensiblemente, su novia no se levantaba a por sus cosas, como hubiera hecho cualquier español con un mínimo de dignidad, sino que se limitaba a mirarme desde el sofá, mostrando cierta sorpresa (así: o_O). Insistí en que hiciera el favor de comportarse como una española o, en caso de sentirse catalana, como una catalana, dado que La Caixa (¡nada menos!) posee el 10,5% de las acciones de Repsol y de YPF. Pero claro, vivimos en un país de acomplejados. La chica (7,5, incluso) llamó a la policía, que en lugar de ponerse de mi parte y, ya puestos, invadir el piso en una primera avanzadilla de la guerra hispanoargentina, se me llevó esposado. Indignante.
Incluso tenía preparada una cena romántica para recibir a la que ya sería exnovia del argentino, con sus velas, un violinista rumano que había secuestrado en el metro y platos típicos catalanes (espagueti a la boloñesa y vino de La Rioja). Cuando pude volver a casa, el rumano se había desatado y se había llevado mis espagueti. El vino no, a pesar de ser uno de los mejores Tetra Bricks de marca blanca que hay en el mercado. Por supuesto, quise presentar una queja formal ante la embajada rumana, pero no se tomaron a bien que entrara preguntando por el conde Drácula, entre carcajadas.
Es muy difícil ser español hoy en día. No nos toman en serio. Claro, como somos negros. Pero en fin, tampoco está mal que no haya guerra, ya que Argentina está en el hemisferio sur y no creo que los soldados españoles estén acostumbrados a caminar boca abajo mucho tiempo.
Eurovegas nació gracias a una apuesta
Publicado en Diagonal.
Eurovegas es una apuesta. Literalmente. Lo sé porque estaba allí. Suelo viajar mucho a Las Vegas, a las de verdad. Por trabajo: hay muchas ferias, congresos, este tipo de eventos a los que vamos las personas serias con trabajos de verdad.
No por los casinos. Detesto el juego. Apostar va contra mis principios: el dinero se gana trabajando. El caso es que hará ya unos meses, por un incidente en un casino en el que se me acusó de contar cartas, cuando yo creía que estaba jugando a la ruleta, me llevaron al despacho del encargado de seguridad.
Me dijeron cosas muy feas. Se me acusó de ir borracho, por ejemplo, cuando yo aguanto bien la bebida y si vomité encima de esa camarera sólo fue porque la segunda botella de Jameson estaba caducada.
Cuando iban por el decimocuarto puñetazo, entró en el despacho un tipo gordo y con el pelo embetunado. —Te dije que colaría. Se han creído lo de Eurovegas. El jefe de seguridad puso cara de ciruela pasa y gruñó tacos muy desagradables, como “carámbanos” y “voto a bríos”. —Lo quieren en Madrid y en Barcelona. Que son dos ciudades, se ve. —Yo soy de Bar... –callé a media frase porque por algún motivo (quizá los cuatro dientes que había en el suelo), me dolía mucho la boca al hablar. —¿Y este quién es? ¿Qué dice de un bar? —Nada, un borracho que ha quemado los lavabos. ¿Decías? —Pues que ya puestos, y como se están peleando, voy a forzar, a ver hasta dónde llegan. Les he exigido que se pueda fumar en los casinos, poder edificar rascacielos al lado del aeropuerto y que me rebajen los impuestos. Porque claro, si no, la gente no se divierte y se pone triste. —¿Y ha colado? —Y tanto. De hecho, voy a seguir. Les explicaré que es normal que en los casinos haya drogas y que habrá que hacer la vista gorda con este tema. También, que tendremos que comprar un cargamento de señoritas del Este, para proporcionar un buen servicio a las despedidas de soltero y a los turistas solitarios. Por último, que es habitual que una noche de alcohol y juego acabe con algún asesinato y, como los jugadores no vendrán si pueden terminar en la cárcel, asesinar en Eurovegas tendrá que ser legal. —Pero, pero... —Bah, les he prometido crear 250.000 puestos de empleo. Ojo: directos e indirectos, que no soy tonto. —Pero si en Las Vegas y en Reno sólo hay 300.000 empleados en el sector. Y tus casinos tienen unos 35.000 entre Las Vegas, Macao y Singapur. —Pero yo cuento las generaciones venideras. Escucha, que para el final dejo lo mejor: exigiré una noche de sexo con la señora Aguirre y el señor Mas, unos políticos de por allí, con la promesa de que el mejor se llevará el premio... Er... Se te ha caído un ojo. —Te mereces los cinco dólares que apostamos –contestó,mientras se lo volvía a colocar–. Pero al final, ¿qué harás? —Compraré los terrenos que me van casi a regalar, removeré la tierra, alegaré inviabilidad económica del proyecto y venderé los solares por el doble en un par de años.
Los cinco nos reímos mucho.
El gordo, el jefe de seguridad, yo, los dos matones. Luego me pegaron un poco más y me arrojaron a un callejón. Gran noche. Aún me río al acordarme. Y también cuando pienso en Alcorcón. Es un nombre gracioso. Las Vegas en Alcorcón. Te vendo la Giralda. Tengo unas estampitas. Etcétera.
Pues hazlo
Hay actitudes que me molestan mucho. Por ejemplo, el otro día estaba en una exposición de arte contemporáneo, de este que no se parece a las cosas, y un amigo hizo el siguiente comentario. Un clásico: -¿Esto es arte? ESTO LO PODRÍA HACER INCLUSO YO. -Va, venga, pues hazlo. -¿Cómo? ¿Qué? -¿No dices que lo podrías hacer? ¿Eh? Pues hazlo, venga, hazlo y fórrate. -No, pero... -Va, venga, coge una vaca, mátala, métela en un tanque de formol y véndela a una galería. Listo, que eres un listo. -A ver, estoy diciendo que podría... -No hay huevos. -¿Cómo que no hay huevos? -No hay huevos. -Pero bueno. -No hay huevos. -Claro que hay huevos. -No hay huevos. Treinta y siete minutos después, estábamos en su coche, de camino a una granja. Tuvimos que matar a la vaca a martillazos, ya que ambos estamos en contra de las armas y de la caza, al parecernos una actitud cruel hacia los animales. Lo malo es que le destrozamos la cabeza y vimos que no quedaría bien en el tanque de formol, así que tuvimos que cargarnos a siete vacas más, hasta que nos dimos cuenta de que si golpeábamos en la nuca conseguíamos un resultado más que satisfactorio: vaca muerta sin apenas antiestéticos daños exteriores. Pusimos a la vaca en el techo del coche, inventando lo que ahora comúnmente se llama baca (de ahí el nombre). Además, la atamos con un pulpo fresco que mi amigo llevaba en la guantera (cosas de su novia japonesa), inventando lo que hoy en día se llama pulpo. Sin duda, el hecho de habernos convertido en artistas había despertado nuestro lado más creativo. Para darle emoción al asesinato y robo de la vaca, decidimos avisar al granjero de lo que habíamos hecho y huir en el coche, aprovechando que además teníamos en un CD la sintonía de las escenas de huida del show de Benny Hill. Dudábamos entre dejar la vaca en mi jardín o en la bañera, pero luego recordé que sólo tengo un plato de ducha, así que la colocamos allí, más o menos como pudimos, apoyada en la nuca y con la cola atada a la barra de la cortina. Luego fuimos a Ikea, donde compramos un enorme tanque llamado HAVSTAAARDGARDFARDARS. Al montarlo, resultó que era un tanque, pero de los de guerra y no de los de llenar de formol para meter vacas dentro, así que fuimos a cambiarlo, no sin antes aprovechar para invadir Andorra. Por hacer la broma. Tengo un tanque, invado Andorra. Jaja, qué risa. Lo malo es que un par de semanas más tarde los del Tribunal Internacional de la Haya nos enviaron una carta muy desagradable reprochándonos nuestra actitud y asegurándonos que en la ONU varias personas habían oído hablar de nosotros y fruncían ligeramente el ceño al comentar esta invasión. Que ya está bien. Que es la cuarta vez que alguien invade Andorra desde 2004. De hecho, dos días antes de nuestro ataque, la habían asaltado cuatro graciosillos con escopetas de perdigones. Se ve que era una despedida de soltero. El paintball se les fue de las manos. Pero estoy divagando. Volvimos a Ikea y compramos el tanque HAVSTAAARDJARMAAAARGARDANS, que sí era el correcto. Mientras mi amigo colocaba la vaca dentro, bajé a la farmacia a por formol. -Hola, ¿tienen solución de formaldehído al 5%? -Sí, ¿una botella? -Bueno, es para una vaca. -Ah, entonces con una no bastará. ¿Cómo es de grande? -Es como una vaca, más o menos. -Hm... A ver... Como una vaca... Yo creo que necesitará tres mil cuatrocientas setenta y tres botellas. Quizás tres mil cuatrocientas setenta y cuatro. -Bah, como vivo aquí al lado ME ARRIESGARÉ y sólo compraré tres mil cuatrocientas setenta y tres. Es que luego se me queda el frasco a medias y no sé qué hacer con él. -Ahora que lo comenta, si le sobra algo, no lo deje en el dormitorio. Imagine que lo ve una chica y se lo tira por encima. -¿Qué podría pasar? -Que formolizara su relación. Carcajadas. Palmoteo en el muslo. Lagrimilla. Suspiro. Una vez tuvimos la vaca bañada en formol y dentro del tanque, a mi amigo se le empañaron los ojos de lágrimas y, con la voz temblorosa, me dijo: -Ahora lo veo claro. JODER. Ahora lo veo. Es una reflexión sobre la fragilidad de nuestra existencia, sobre cómo sólo somos un trozo de carne, sobre cómo la muerte en realidad no nos cambia tant... -ESTO ES UNA MIERDA -interrumpí-. Entre otras cosas porque ya se ha hecho antes. -Pero... -Deja de plagiar. Imbécil. ¿Qué sentido tiene repetir lo que ya ha hecho otro? -Pero... -Además, la del tiburón es más chula. -Pero... Conservo la vaca en el cuarto de baño. Por cierto, mi amigo es imaginario y todo eso lo hice yo solo. Incluyendo las conversaciones, gracias a mi habilidad para imitar la voz de mis amigos inexistentes. Jaja, formolizar... Ahora lo pillo...
Nuevos recortes
En una nueva muestra de periodismo de investigación del bueno, The Decay of Wit (edición internacional de La decadència de l'enginy) se ha hecho con un borrador de una carta del Ministerio de Economía en la que se anuncian nuevos recortes. La carta es 98% AUTÉNTICA. El 2% falso es porque mis monos redactores han corregido unas cuantas faltas de ortografía.
Apreciado contribuyente,
Como usted ya sabrá, el gobierno está emprendiendo una serie de recortes para conseguir reducir el déficit y controlar la deuda. Son reformas que a nosotros no nos gustan. Nosotros somos más de gastar a lo loco y comprar camisas que nunca nos pondremos porque en qué estaría yo pensando al comprar esa chaqueta de piel de cocodrilo con coderas de lana.
Pero lamentablemente la herencia del PSOE, esta es la España que nos deja ZP, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, setenta y tres millones de parados, hay que cumplir con Europa, no queremos acabar como Grecia, aquí nos ha conducido el socialismo, dice tu madre que subas.
Nosotros, el gobierno de Movistar, ya hemos hecho nuestra parte, recortando todo lo que podíamos recortar de lo público. A excepción de algunos empleos, como senadores, diputados provinciales, representantes comarcales y chóferes, además de los clásicos subdirectores generales de la subsecretaría de estado de asistencia al protocolo. Pero no podíamos hacer tal cosa: de algo han de vivir nuestros cuñados.
Es por ello, oye -imitamos a Martes y 13 para añadir una nota de humor a esta sombría misiva- que nos vemos obligados a exigir ciertos recortes en la esfera de lo privado, porque lamentablemente la herencia del PSOE, a mí no me mire, que yo sólo trabajo aquí.
Por eso le solicitamos que se corte el brazo izquierdo. O el derecho, si es usted zurdo. Le adjuntamos un divertido diagrama que explica cómo hacerlo de forma segura, con su torniquete, sus analgésicos y su canesú, además de una recomendación acerca de las herramientas más útiles para esta patriótica operación. Sí, tendrá que hacerlo en casa, que la sanidad pública ya es sólo un lejano recuerdo de juventud.
El objetivo es que reduzca su masa corporal alrededor de un 12% y por tanto necesite ingerir menos calorías cada día. Esto permitiría a las empresas recortar sueldos sin que usted se viera perjudicado. Porque al fin y al cabo, si no lo necesita, ¿para qué lo quiere? Además, seamos sinceros, durante los años de bonanza hemos mantenido extremidades y otros miembros por encima de nuestras posibilidades. Esto es así.
Obviamente, entendemos que hay personas que requieren las dos manos para trabajar. En tal caso, la simpática alternativa que proponemos es que usted se ampute la pierna y el brazo izquierdo y uno de sus compañeros se corte la pierna y el brazo derechos. La idea es que ustedes procedan a coserse por el tronco desmembrado y compartan puesto de trabajo, con el 70% del sueldo cada uno. El 70%, ojo, que podríamos decir "no, el 50%, porque hacen la mitad", pero esto no es la Rusia de Stalin, por más que ya le hubiera gustado a los de la ceja.
Comprendemos que no es agradable pasar tanto tiempo con un compañero de trabajo, pero la alternativa, CUIDADO, es quedarse en paro. Y nadie quiere eso, ¿verdad? No hay nada peor que no trabajar, ¿eh? Pues venga. A cortar.
Todo esto es superimportante, porque la prima de riesgo sube mucho, pagamos un tropienta y tres por ciento más por el dinero que pedimos prestado para no se sabe bien qué, porque aquí ya lo hemos recortado todo, y los mercados se vuelven to locos y caen las acciones una barbaridad, oiga.
A partir del próximo 1 de junio, estos nuevos recortes deberán ser efectivos, lo que nos permitirá afrontar lo que queda de 2012 con un 24% menos de regañinas por parte de políticos extranjeros y representantes de bancos internacionales, que nos miran así con los ojos entornados y diciendo que no con la cabeza.
Atentamente,
Luis de Guindos Ministro de Economía
P.D.: Este es un mensaje del FROM.
Preguntas
A: No sé dónde vamos a ir a parar, en serio, no lo sé. B: A Mataró. A: ¿Cómo? B: Que el tren va a Mataró. A: Cielos. Pues era fácil. B: Sí, bastaba con preguntar en voz alta, mirando al vacío y golpeándose el pecho con el puño. A: Pues ya no me quedan más dudas existenciales. B: ¿No? ¿Ni una? A: No, porque de dónde venimos ya la sabía: de la estación de Sants. Lo sé porque me acuerdo. ¿Por qué estoy aquí? Porque no tengo coche y necesito recurrir al transporte público. ¿Cuál es el sentido de todo esto? Vamos hacia el nordeste, siguiendo el litoral. B: Entonces, ¿ya están resueltos todos los grandes misterios de la humanidad? A: Los míos, sí. No sé si a usted le queda alguna duda pendiente. B: Pues ahora que lo comenta, tengo unas cuantas. Por ejemplo: ¿cuál es el origen del universo? A: Hm. Es difícil. Pero yo diría que la U. No se escribe con H, ¿verdad? B: Ah, pero tiene truco: la U es el principio, pero no el origen. ¿Qué causó ese principio? A: Probablemente un bolígrafo. B: Pues suena lógico. A: A ver, igual era un lápiz. O una pluma. O una impresora. Pero eso ya es cuestión de detalle. B: Sí, estoy de acuerdo. De todas formas, tengo más preguntas sin respuesta. ¿Dónde dejé mis gafas? A: Esa es aún más difícil. B: ¿Verdad que sí? Ni siquiera la ciencia tiene respuesta. Lo sé porque le pregunté a un amigo mío que es físico y me dijo que hiciera el favor de no volver a llamar a las tres de la mañana. A: ¿Y qué hizo? B: Seguir sus indicaciones y llamar a las cuatro. Se enfadó igual. Incluso más. Estos científicos son unos excéntricos. A: Volviendo a su pregunta... ¿Dónde las vio por última vez? B: No lo sé. Mire, otra pregunta sin respuesta. El caso es que como no las llevaba puestas cuando las vi por última vez, no distinguía. A: Pues no sé qué decirle. Está haciendo que me cuestione mis principios. B: ¿Tiene más de uno? A: Los pies y la cabeza, según cómo se mire. Y la U, claro, ya que yo también formo parte del universo. B: Pues tengo más preguntas eternas. A: Adelante. B: ¿Por qué La oreja de Van Gogh sigue sacando discos? A: Aunque no se lo crea, yo también he meditado mucho acerca de este tema. Esta pregunta se enmarca dentro de una más general, que englobaría también los discos de Amaral, los de Extremoduro, los libros de César Vidal y los blogs sobre ciencia. La pregunta sería: ¿por qué existe el mal en el mundo? B: ¿Y cuál es la respuesta? A: Por joder. El mal existe por joder. B: Pues es cierto. A mí me jode mucho que exista el mal. Y todos esos blogs que siempre hablan del pobre H. M. A: ¿Quién es H. M.? B: No me acuerdo. Otra pregunta: ¿hay vida después de la muerte? A: Yo creo que no, que cuando me muera todo el mundo morirá. ¿Para qué iba a seguir existiendo todo eso si yo ya no puedo verlo? B: ¿Todo? ¿Incluso las cucarachas? Las cucarachas sobrevivirían a un desastre nuclear. A: Bah, un desastre nuclear no es nada. Los mutantes también sobrevivirían. B: Sí, es cierto, tampoco hay para tanto. Otra pregunta: ¿cree que estamos solos en el universo? A: Pues claro que no, qué tontería. Mire la cantidad de gente que hay en este vagón, ¿cómo vamos a estar solos? ¿Ha intentado salir a cenar un sábado sin reservar mesa antes? ¿Sabe lo difícil que es encontrar buen sitio en el cine un domingo por la tarde? ¿Nunca ha ido de rebajas? Ojalá estuviéramos solos. Qué agobio con tanta gente por todas partes. B: Buf, estoy aprendiendo un montón con usted. Me alegro de que el sentido de la vida sea en dirección Mataró y que hayamos coincidido en este vagón a pesar de toda la gente con la que podríamos haber coincidido, dado que no estamos solos en el universo. Una última pregunta, si me lo permite: ¿Dios existe? A: Más le vale, porque si no existe, le voy a decir cuatro cosas bien dichas por todo el tiempo que nos estaría haciendo perder. B: Ay... A: ¿Y ese suspiro? B: Es que me he acordado de mis gafas... A saber dónde estarán ahora. A: Ese gran misterio no podremos resolverlo durante este viaje. B: Siempre quedarán preguntas. A: Al menos una. B: El día que encuentre mis gafas, lo veré todo más claro.