martes, 6. marzo 2007
Jaime, 6 de marzo de 2007, 9:08:27 CET

Pasado


Marcial Gómez aceptó una curiosa oferta de estas que llegan por internet y que normalmente no son más que algún timo: antecedentes criminales falsos. Según el correo que le enviaron, una oscura empresa supuestamente belga le ofrecía antecedentes de todo tipo: robo, extorsión, tráfico de drogas, soborno, incluso asesinato. Gómez aceptó, no sin alguna que otra duda, pero encantado ante la posibilidad de que le comenzaran a respetar. Y es que Gómez siempre había sido un tipo pequeñajo y calladito, de estos que no llaman la atención y que, cuando la llaman, es para mal: porque se le ha caído algo o, peor, porque se ha caído encima de algo. Así, decidió invertir parte de sus ahorros en esos antecedentes y comprarse un pasado criminal. Nunca ha querido explicar exactamente qué delitos compró, pero sí se sabe que a los pocos días de adquirirlos y a pesar de la apariencia de estafa, la policía comenzó a llamar a la oficina preguntando por él. Esto hizo que sus compañeros le invitaran a tomar café, cuando normalmente le ignoraban. Y a las pocas semanas, algunos tipos de aspecto peligroso aparecieron por el edificio donde vivía, buscándole, con lo que consiguió que los vecinos le hicieran caso en las reuniones y que incluso la señora casada del cuarto le sonriera de aquella forma en la que también sonreía al divorciado del segundo. Por lo poco que él mismo ha explicado, algunos de esos tipos hamposos, con sus chaquetas de cuero y sus acentos del este de Europa, se le acercaron preguntándole si volvía a estar en el negocio. Gómez intentó explicar el error, pero dado su historial, los criminales (los de verdad) se negaron a creerle y le obligaron a colaborar con ellos. Por los viejos tiempos, decían, que no hay quien se crea que te has vuelto un ciudadano honrado. Ahora mismo y después de un par de esas colaboraciones, Gómez está en la cárcel. Es el típico preso pequeñajo y calladito, de estos que no llaman la atención y que, cuando la llaman, es para mal. Quiere demandar a la empresa belga que le vendió su pasado delictivo, pero su abogado no se lo recomienda: "Con sus antecedentes, usted no convencerá a ningún juez".


 
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