jueves, 27. octubre 2005
Jaime, 27 de octubre de 2005, 9:54:31 CEST

Los planes secretos de la gente mala


Todo el mundo sabe que las grandes corporaciones quieren conquistar el mundo en colaboración con los tiránicos gobiernos de los países más ricos. El sueño de todo sanguinario ejecutivo de multinacional que se precie es el de sojuzgar los países del mundo con la intención de poder saltarse las leyes sobre puntos de venta, sustancias adictivas y publicidad engañosa y encubierta. Para acabar de confirmar esta verdad evidente por sí misma, han sido descubiertos los terroríficos planes secretos de uno de los consejeros delegados de la Coca-Cola. Este indeseable se dejó una nota en el bolsillo de la chaqueta, nota que descubrieron en la tintorería. El papelito es un esbozo del plan de la despiadada multinacional. Lo transcribimos a continuación por su interés:

-Yo. CEO de la Coca-Cola. -Conquistamos el mundo y obligamos a todos los chinos a beber Coca-Colas de dos litros. -Las ventas crecen un 72%. Quizás 79%. Quizás 87%. Quizás 64%. -Me ascienden. Me compro el Aston Martin. Le paso la pensión a mi ex y envió al Jonathan a un internado de Brighton. -Patatas. -Yogures. -Aceite. -Pepsi. -Dejar el traje en el tinte. -Volver a casa en calzoncillos. -Comprarme otro traje. Al menos los pantalones.

Los escépticos --verdaderos tontos útiles al servicio del capital-- han relacionado esta nota con el arresto de Juan H. G. Este varón barcelonés de 47 años fue detenido por los mossos d'esquadra mientras caminaba por la calle sin pantalones y musitando frases como "China será mía" y "los chinos, los chinos... los chinos son muchos chinos.... muchochino, muchochino... ¡chochino!" No es necesario explicar que el alto cargo de la Coca-Cola descubrió que sus planes habían sido interceptados y envió a un actor para desviar la atención y hacer creer que todo eran, bah, fantasías de un loco. Y mientras parloteamos, la Coca-Cola se está haciendo fuerte en China. Y ese sólo será un primer paso. La única forma de evitarlo es entrar en guerra con esta y con todas las empresas que osen amenazar el libre mercado. Por supuesto, hablo de declarar una guerra de verdad: con sus bombardeos, ejecuciones sumarias, puentes volando por los aires y luego películas sobre soldados valerosos. Sí, sé que algunos se ríen de todo esto, pero ya se les pasarán las ganas de carcajearse cuando sólo vistan camisetas Coca-Cola y tejanos Coca-Cola, y sólo beban Coca-Cola y coman Coca-Cola sólida y conduzcan el nuevo Seat Coca-Cola. Ya no se reirán más, no.


 
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