mayo 2004 | ||||||
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Insultos marcianos
No entiendo por qué algunos se emperran en defender Crónicas Marcianas. Una cosa es que tanto Tele 5 como Javier Sardá tengan derecho a ganar dinero y otra decir, como dicen por ahí, que es un programa muy bien hecho, transgresor, inteligente y demás. En Crónicas Marcianas, los concursantes de Gran Hermano y demás famosillos del tres al cuarto insultan y se dejan insultar. Todo el programa consiste en cuatro gritos. Y eso se supone que es lo moderno y transgresor. La única nota medianamente inteligente es el tono: tanto Sardá, como Carlos Latre, como Boris Izaguirre juegan con una ironía bastante primaria a reírse de los insultados y de los insultadores. Sardá se coloca por encima de ellos y espera que los espectadores hagan lo mismo. Tarea fácil, por otro lado, ya que no hay que ser muy inteligente para sentirse superior a todo este personal. Y esta es la razón del éxito de Crónicas: contrarresta el complejo de inferioridad que sienten -y quizás no sin motivo- muchos de sus espectadores. Sin embargo, este juego del insulto y del menosprecio es en ocasiones excesivo. No por los concursantes de Gran Hermano. Esos se dejan humillar por cuatro perras gordas y aún es poco lo que les hacen. El problema es cuando se denigra a quien no quiere ser denigrado y además no puede defenderse. Cosa que hace a menudo el cretino de Javier Cárdenas y motivo por el que han denunciado al programa: una familia de Tenerife ha demandado a Sardá y a Cárdenas por la vejación que sufrió un disminuido psíquico entrevistado por el impresentable colaborador. Los demandantes piden una indemnización de 300.000 euros. Lo único que me sorprende es que creo que es la primera vez que se lleva a esta gente ante los jueces. Cada cual es libre de ver lo que quiera, y uno no es más tonto por ver programas idiotas, pero ha de admitir si lo que ve es una mierda o no. Y Crónicas lo es. Sólo hay insultos y los insultos no hacen un buen programa, por mucho que la televisión apenas sirva para entretener y deformar. Todos vemos porquerías en la tele de vez en cuando, ya sea Crónicas Marcianas, Salsa Rosa o los informativos. Cada cual hace con su tiempo libre lo que le da la gana. Incluso desperdiciarlo. Las justificaciones son innecesarias y agotadoras.