jueves, 5. febrero 2004
Jaime, 5 de febrero de 2004, 10:33:22 CET

Íntimo y personal


Han condenado a un tipo a dos años de cárcel por leer, fotocopiar y entregarle al juez el diario de su esposa, con la intención de demostrar que la muchacha le era infiel. Por supuesto y de entrada, estoy de acuerdo con la condena: está muy feo eso de leerle el diario al prójimo y me parece muy bien que el juez haya estimado que incluso dentro de la pareja uno tiene derecho a mantener un espacio de privacidad. De todas formas, me gustaría decir que no creo que un diario sea precisamente un "espacio de privacidad". Nunca me he acabado de creer eso que dicen algunos de que escriben ciertas cosas para sí mismos y no quieren que nadie las lea y las guardan bajo siete llaves. Entre otras cosas porque buena parte de los libros que se publican son, justamente, diarios, a veces incluso acompañados del adjetivo "íntimos". Muchos hasta los cuelgan en internet, exponiéndolos así a las búsquedas de Google, que no es poca cosa. En definitiva, me da la impresión de que quienes escriben diarios en realidad lo hacen pensando en su publicación cuando sean escritores reconocidos y apreciados. Si es que no lo son ya. Y esperan que el texto de la contraportada deje bien claro que publicar un libro tan personal le ha supuesto al autor quedar desnudo ante sus lectores. O alguna otra tontería semejante. Por otro lado, hay que ser muy torpe o muy vanidoso para serle infiel a la pareja y encima dejar constancia de ello por escrito, al más puro estilo Corín Tellado. Sobre todo si ya hace años que se ha dejado atrás la adolescencia. Como si no estuviera clarísimo que lo primero que hace todo el mundo en cuanto ve un cuaderno abierto sobre una mesa es echarle un vistazo. Y si el contenido es jugoso, mejor aún. Por muy feo que esté.


 
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