noviembre 2002 | ||||||
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Don Ramón
Anoche pude ver en el telediario cómo Ramón Moya, entrenador del Espanyol, abroncaba a sus jugadores. Moya se desgañitaba, se ponía rojo, gritaba "cojones" media docena de veces. Éste es el primer año de Moya en Primera División. Hasta hace unas semanas compaginaba su puesto como entrenador del filial con su trabajo como profesor de gimnasia en un colegio de Barcelona. En el que fue mi colegio. Así pues, no es de extrañar que la bronca me haya traído buenos recuerdos. Sobre todo cuando le ha soltado a no sé qué futbolista algo así como "sí, sí, usted, el que está hablando". Aunque a mí me decía, más bien, "sí, sí, usted, el que se ríe". Porque los jugadores del Espanyol parecían preocupados por aquel chaparrón verbal. Pero nosotros, con diez o doce años, no podíamos reprimir la risa floja cuando de tanto gritar, a Don Ramón se le hinchaban las venas del cuello. Entonces nos ponía a dar vueltas al patio.