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La a veces peligrosa biodiversidad
El deshielo en la Antártico ha hecho aparecer quince nuevas especies animales. Aunque esto ha alegrado a las asociaciones protectoras de animales, que siempre están a favor de que haya muchos animales que proteger, el doctor Jakob Adenauer considera que es más peligroso de lo que parece. "Entre las especies nuevas está el grumo, que es una pantera asesina con el tamaño de un elefante, los colmillos de un elefante, la piel de un elefante y la trompa de un elefante. Bueno, ahora que lo pienso, es un terrible elefante asesino. Un momento, voy a llamar a la Sociedad Europea de Zoología... He cometido un terrible error... Claro, si yo estudié física, no sé para qué me meto en estos embolaos... Bueno, ya llamaré luego, es igual. Lo que decía: el grumo es un animal asesino que se reproduce muy rápidamente y que seguramente invadirá África en unos dos meses y llegará a Europa en menos de medio año. Es probable que de aquí a 2009 todos los humanos hayamos sido devorados por este elefante asesino". No sólo el grumo es peligroso: "Sí, sí, sólo el grumo es peligroso --corrige Adenauer--, pero eso no quiere decir que las restantes catorce especies sean agradables. El timur es feo. Feísimo. Es como un mono gris que tiene siempre la nariz húmeda. Y cuando come hace mucho ruido, así como tcham-tcham. Y babea. Es muy desagradable. Da asco hasta matarlo, porque salpica mucho". Adenauer desmiente que la mayoría de los nuevos animales sean crustáceos: "Lo eran, pero los de la expedición queríamos comer paella marinera y era lo más parecido a langostinos y mejillones que teníamos a mano. Claro, paella para todo el barco, como para que durasen mucho esas especies. Ah, y no quiera saber lo que usamos en lugar de arroz". Como resulta que sí queremos, insistimos hasta que nos lo explica: "Usamos arroz. A mí es que no me gusta y, si puedo, hago la paella con garbanzos. Alimentan más". La entrevista se ve interrumpida por un grumo, que derriba la pared del despacho de Adenauer sin llamar primero. "Cielos --exclama (Adenauer, no el grumo)-- cometí un error en mis cálculos". Adenauer logra agarrar unos papeles mientras el grumo le agarra a él con la trompa. "Arg --grita-- coma tres y no coma cero tres. Siempre se me han dado mal las matemáticas. Y usted, huya --añade dirigiéndose a este cronista (aquel cronista queda atrapado entre los escombros)-- sé cómo detener a un grumo". En realidad no lo sabe. Y si lo sabe, no aplica sus conocimientos. Por suerte, el grumo es abatido a balazos por las autoridades competentes, que se presentan en menos que canta un alabuz (una nueva especie de la Antártida, que al parecer canta muy deprisa). Por suerte, los grumos no mastican y los bomberos logran sacar a Adenauer del estómago del animal antes de que sea digerido. Un bombero fan de Saint-Exupéry asegura que no era un sombrero, sino un grumo que se había tragado un profesor universitario. Es arrojado desde lo alto de un puente.
Actualización: Los cálculos de Adenauer eran correctos. Al parecer, no se trataba de un grumo, sino de uno de los tres últimos ejemplares del mosquito elefante desarrollado por Adenauer. Recordad: para diferenciar los elefantes, de los grumos, de los mosquitos elefante, sólo hay que buscar la etiqueta que está debajo de una de las pezuñas.
Más acerca del limón
Tenemos el placer y el honor de entrevistar al limón, número dos de la lista que encabeza Joan Miquel Oliva y que se presenta a las elecciones municipales de Barcelona. Pregunta: Señor Limón, ¿qué le parece el revuelo armado alrededor de su candidatura? Respuesta: Pues verá, me ha sorprendido mucho que... P: ¡AAAAHAAA! ¡AAAAAAHAHAHA! ¡UN LIMÓN QUE HABLA! ¡AAAAAAAAAAAH! ¡ESTO ES HORRIBLE! ¡AAAAAAAAAAAH! ¡VIA CRUCIS, SATANÁS...! R: Se dice "vade retro", pero no entiendo este escánd... P: ¡AAAAAH! ¡NO ME TOQUES, NO ME TOQUES! ¡AAAAAH! ¡UN LIMÓN QUE HABLA! ¡SOCORRO! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE, UN LIMÓN DIABÓLICO QUIERE ACABAR CONMIGO! R: Por favor, yo sólo quiero responder a... P: ¡AAAAAAAH! ¡AAAAAAAAH! ¡QUITÁDMELO DE AQUÍ! ¡QUITÁDMELO! R: ¿Esto es alguna clase de broma? P: ¡SOCORRO, UN LIMÓN ME QUIERE ASESINAR! R: Si usted pregunta, lo lógico es que conteste. ¿Qué esperaba? P: ¡AAAAAAAAAH! ¡AAAAAAAAAAH! ¡BASTA, BASTA! ¡NO LO SOPORTO! ¡BASTA! ¡PERDÓNAME LA VIDA, OH, SEÑOR, Y TE SERVIRÉ COMO EL MÁS HUMILDE DE LOS ESCLAVOS! ¡AAAAAAH! ¡NO ME MAAAAAATES! ¡AAAAAAAAAAAAH! ¡SOCORROOOOO! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE! ¡AAAAAAAAH! ¡TODO EL MUNDO HA HUIDO! ¡ME HAN DEJADO SOLO! ¡AAAAAAAAAAAAH! R: ¿Quiere hacer el favor de tranquilizarse? P: ¡AAAAAAAAAAAAH! ¡AAAAAAHAAAAAAAAAAAAH! ¡AAAAH! ¡AAAAAAAAH! ¡AAAAHAAAAAAAAH! Cof, cof. ¡AAAAAAAAAAAAHAAAAAA! ¡AAAAAAH! ¡AAAAAAAAH! R: Sepa usted que esto me parece un ultraje, una humillación. Y que pienso quejarme a sus superiores. P: ¡AAAAAAAH! ¡AAAAH! ¡AH! Ah... Parece que ya se ha ido. Qué horror. Estoy empapado en sudor. Ha sido una experiencia espantosa. Creí que no lo iba a contar. Era horrible. ¿Lo han visto? Un limón. Que hablaba. En fin, nos llega una noticia de última hora: hace escasas horas se han producido graves disturbios en el Palau Sant Jordi, durante la celebración del mitin del candidato a alcalde Joan Miquel Oliva. La multitud huyó despavorida cuando Oliva le cedió la palabra al segundo de su lista, un limón. Para espanto de los asistentes, el limón se puso a hablar. No hay que lamentar víctimas mortales de importancia, sólo la muerte de trece personas que no eran famosas ni nada. Un limón que habla... No sé si creérmelo. Qué tontería.
El limón y otros temas de actualidad
Muchos se rieron del alcaldable por Barcelona Joan Miquel Oliva, cuando anunció que el segundo de su lista sería un limón, pero eso es porque obviamente no se han dado cuenta de las innumerables ventajas. Para empezar, el partido se ha ganado así a los votantes que sean frutas y hortalizas, además de lanzar un guiño a la influyente asociación Los Limones También Son Personas, cuyos tres miembros aplaudieron sin reservas esta arriesgada e inteligente decisión. Cuando el partido arrase en las elecciones de mayo, será nuestro turno para reírnos y burlarnos de los demás. Incluso el limón se reirá, a pesar de que es un tipo serio, honrado y trabajador, como todo político que se precie. Por cierto, ya sé que esto debería ir en otro sitio, pero es que tengo que contarlo: el otro día en el metro un viejo pretendía que me levantara para dejarle sentar. ¿Se puede tener más jeta? Nadie obligaba a ese señor a coger el metro, haber ido en taxi, digo yo. Es más, el hombre este no había pedido mi opinión acerca de llegar a los ochenta años. ¿Por qué tenía que acarrear con las consecuencias de una decisión que yo no había tomado? Al fin y al cabo, podría haberse suicidado antes de necesitar mi ayuda. Mi ayuda... Como si él hubiese hecho algo por mí en alguna ocasión. Ni siquiera le conocía; si le debiera dinero o algo, pues aún. Al final me echaron a patadas del vagón. Estos viejos son unos mafiosos. A saber cómo ha conseguido tantos "amigos". No por medios legales, eso está claro. Es más, creo que una de las patadas me la soltó el abuelo en cuestión. O sea, no podemos aguantar diez minutos de pie, pero tenemos fuerzas para ir agrediendo a ciudadanos honrados que pagan sus impuestos a pesar de que lo consideran un robo por parte del estado. Si pudiéramos ir armados, aquí iban a cambiar muchas cosas. Un primo mío, por ejemplo, salía siempre con un revólver colgado del cinturón y eso le cambió la vida. Se le disparó accidentalmente y ahora es cojo. Eso sí, le dejan sentarse en el metro, lo cual es una ventaja.
Cultura popular
A: Como cada 24 de abril, los habitantes de Viscalesmates se tiran desde lo alto del campanario, siguiendo una tradición que ya cuenta con más de tres semanas. Conectamos con nuestra enviada especial, que está presenciando esta curiosa lluvia de personas. B: Buenas tardes. Como bien dices, los vecinos de Viscalesmates se arrojan del campanario cada 24 de abril desde hace ya casi un mes. Esta tradición ancestral, cuyos orígenes son tan antiguos como los de la propia civilización humana, es una desenfadada manera de recibir la primavera. Como pueden ver, los vecinos se arrojan de uno en uno y tras hacer cola con calma y educación. El sonido de los cuerpos al tocar el suelo es armónico y ordenado: casi podría servir de reloj. Una vez golpean el asfalto, los vecinos se arrastran a un lado para que no les caiga nadie encima. Si están muertos, la Pilar, la lugareña más anciana del pueblo, les aparta con un rastrillo. Tenemos con nosotros a Llucià Pou, uno de los organizadores del evento. ¿Cómo va la jornada, señor Pou? C: Muy bien, muy bonita. El tiempo acompaña y, como puede ver, aquí se han congregado grandes y pequeños para dejarse caer, en todos los sentidos de la palabra. B: ¿Cuál es la altura del campanario? C: Pues mire, se trata de uno de los campanarios más altos de la comarca. Así a ojo hará unos cuatro metros, contando la veleta. Antes era más alto, pero nos robaron el primer piso. B: Aun así, hay gente que muere. C: Hombre, es que de una mala caída te puedes abrir la cabeza. Y ahora, si me disculpa, es que me he roto las dos piernas y me duele mucho estar de pie. B: Cómo no. Así pues, nos despedimos con estas preciosas imágenes de saltos al vacío, acompañados por gritos de angustia y cerrados con un sonoro "tud", que es el ruido que hace una persona al tocar el suelo. A: Muchas gracias. Ah, las tradiciones, siempre tan hermosas, recordándonos quiénes somos.
Acerca del origen de la tradición de comprar libros y rosas por Sant Jordi
Como cada 23 de abril, cientos de miles de personas salen a las calles con la intención de comprar rosas y libros de cocina. ¿Qué diría un extraterrestre si viniera hoy desde Marte con su platillo volador y contemplara este espectáculo de flores y cocina gastronómica? Pues pensaría: "Cielos, los catalanes salen en masa a las calles cada 23 de abril con la intención de comprar rosas y libros de cocina". Cosa que diría mucho en favor de la capacidad de observación de los marcianos. O, al menos, de este marciano en concreto. Los marcianos no son nada observadores. Normal, teniendo en cuenta que en Marte no hay mucho que observar. Piedras rojas. Tienen setenta y cuatro nombres diferentes para el color rojo. Claro que para ellos el naranja es un rojo claro, y eso es trampa. Por si alguien no lo sabe, la tradición de regalar libros y rosas por Sant Jordi viene de un año en el que hubo un exceso de producción de uvas. Para dar salida a tanta fruta, los comerciantes aseguraron que traía buena suerte comer doce uvas por fin de año, una con cada campanada. Al parecer, diecisiete escritores famosos murieron atragantados el 23 de abril. Se pasaron más de cuatro meses tosiendo y soportando palmadotas en la espalda, ya que la maniobra de Heimlich no se inventaría hasta el 17 de mayo. Consternados, varios libreros abrieron floristerías, mientras unos cincuentones se quejaron de que la juventud de hoy en día (ayer en día para el lector) ya no leía tanto como antes (mucho antes para el lector) y sólo se preocupaba por divertirse y beber vino, y eso que casi no había vino, ya que todo el mundo se había comido las uvas por fin de año (nota: ese mismo año se inventó la cerveza). Qué bonitas son las tradiciones. Y qué interesante es conocer su origen, normalmente relacionado con la codicia de algún tendero. Mientras tanto, en su platillo volante, nuestro marciano se pregunta qué libro de cocina comprar como recuerdo de este día tan especial. Finalmente opta por Treinta platos que salen por la tele y una rosa con los colores del Barça.