viernes, 23. septiembre 2011
Jaime, 23 de septiembre de 2011, 17:09:54 CEST

Un plan perfecto


A mí no me gusta presumir de mis conquistas, ni siquiera de cuando llegué con mis tropas a Mongolia, pero cualquier visita a un bar me desanima y me entristece, y me hace darme cuenta de que tengo una misión: ayudar y aconsejar a todos esos jóvenes sudorosos y con acné para que puedan al menos dirigirle la palabra sin vomitar a la morena de la barra o a la pelirroja que baja por la escalera. Mis técnicas no son nada rebuscadas. Ni siquiera son originales. Se basan simplemente en aprovechar una de mis mil novecientas doce virtudes: mi asombrosa capacidad de observación. (Nota: yo no conté mis virtudes, fue una fan histérica en un momento de devoción extrema). Si uno se fija en las mujeres y en su comportamiento, no resulta difícil ver que siguen patrones muy identificables. Hace poco, por ejemplo, aproveché su tendencia a enamorarse de los tipos malos. Es conocido que muchos presidiarios se cartean con señoritas, que se ven atraídas por lo prohibido, por lo que habrán hecho, por lo que podrían hacer. Y no es ningún secreto que muchos de estos delincuentes convictos acaban aprovechando la oportunidad que este intercambio postal representa. Estaba claro: simplemente necesitaba convertirme en presidiario para conseguir alguna que otra cita --vis a vis incluido-- con alguna de estas jóvenes enamoradas del crimen. Por tanto, asesiné a un señor cuyo nombre no recuerdo. Lo malo es que me volqué en el asesinato y perdí de vista el verdadero objetivo final, por lo que acabé cometiendo un CRIMEN PERFECTO. No me arrestaron ni a pesar de que a los dos meses fui a entregarme a la policía. Mi plan era a prueba incluso de confesiones. --Entonces fue cuando le eché el veneno indetectable en el té. --Pero a esa hora usted estaba en la casa de campo del señor Kensington. --¡No era yo, era mi hermano gemelo! --Pero si usted no tiene ningún hermano gemelo. --Precisamente, en eso consistía el plan. Lady Yorkham no tenía ni idea y por eso cogió el tren de las 16:45. --No lo entiendo: llegó después de que la víctima muriera. --Pero antes de que el mayordomo entregara la carta. --¿¡Qué carta!? Total, que tuve que matar a otra persona y hacerlo de forma descuidada. Fui al metro y empuje a una anciana que parecía ligerita (no quería hacerme daño en la espalda). Por desgracia, cometí otro error: contraté a un abogado buenísimo que consiguió que me absolvieran por un tecnicismo (al parecer, el informe del fiscal no llevaba las grapas reglamentarias y eso vulneraba mi derecho a que no se me cayeran los papeles por todas partes). Para entonces ya me había aburrido de mi idea, pero decidí intentarlo una vez más. Me sabía mal ir matando gente, así que decidí robar un banco, delito equiparable hoy en día al de traición. Entré en la oficina con una careta de Felipe González y una escopeta recortada, y salí con una libreta de ahorros, una cuenta vivienda, una tarjeta de crédito, un depósito al cinco por ciento y una vajilla nueva. Y, esto es lo importante, y el teléfono de la amable y atractiva cajera de la entidad bancaria. De acuerdo, era el teléfono del banco, no el personal. Vale, a las dos semanas la cambiaron de oficina. Sí, puede que no me diera tiempo a reunir valor para llamarla. Cierto, no me quisieron decir a dónde la habían destinado. Pero centrémonos en lo importante: tras apenas unos meses de trabajo, había conseguido el teléfono de una chica. Sí. Su teléfono. El teléfono de una joven atractiva. Lo sé, lo sé, soy un Casanova redivivo, etcétera. Aplicad estos consejos y no tardaréis en reunir teléfonos de muchachas de buen ver. De nada, de nada. Por favor, parad, que me vais a sonrojar. De nada, ya vale, bien, ya. (Nota: lo reconozco, yo conté mis virtudes). (Nota: es posible que el número esté algo hinchado).


 
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miércoles, 7. septiembre 2011
Jaime, 7 de septiembre de 2011, 19:55:08 CEST

Perseguidos y oprimidos


Me llegan mensajes de preocupación por la situación de opresión que vivimos los castellanoparlantes en Cataluña. Así que antes de nada debo aclarar que sigo vivo y que aunque los mozos de cuadras me buscan, el búnker desde el que escribo es prácticamente ilocalizable. Se encuentra justo detrás de la parada de metro de Santa Eulalia, línea roja, debajo del puente, donde hay como una portezuela que apenas se ve. Pues ahí. No me encontrará nadie. Desventajas: el Mercadona pilla lejos. Ventajas: cruzo el puente y estoy en la mítica coctelería Tirsa. De todas formas, no pienso engañar a nadie: la situación es muy preocupante. No hace mucho fui a un bar y se produjo la siguiente conversación, que da buena fe de los problemas de marginación por los que pasamos los castellanoparlantes, que somos HÉROES de nuestro tiempo. --Hola, un café. --Li agrairia que es dirigís a mi en català. El bar quedó en silencio. Todo el mundo me miraba. Decidí no hacerme el héroe y me pasé al catalán. --Hola, un cafè. Lo peor es lo que ocurre en los colegios. Como todo el mundo sabe, en Cataluña se ha optado por la inmersión, cuando es evidente que los niños más pequeños NO SABEN NADAR. Jajaja... Qué bueno... Jajaja, qué doble sentido más bien traído. Pero no, en serio. Resulta que los padres no pueden escoger la lengua en la que quieren que sus hijos estudien. Ni tampoco las asignaturas. Hay niños por ahí haciendo matemáticas cuando NO LES GUSTAN. Eso por no hablar del horario. Muchos padres preferirían no madrugar y llevar a su niño a eso de las once, y sin embargo todos los colegios abren entre las ocho y las nueve. Esto es una DICTADURA. Lo que sí que hay que reconocer es que el catalán se halla al borde de la extinción. Hoy en día apenas lo hablan correctamente dos familias de Vic que además se llevan muy mal entre ellas. Y si bien es cierto que los catalanoparlantes nos oprimen a nosotros, no deja de ser verdad que nosotros también los oprimimos a ellos. De hecho, en mi búnker tengo a mi propio catalanoparlante al que oprimir los días pares. Él me oprime los días impares. Tenemos una tabla de madera que usamos para este fin. Yo me tumbo en el suelo, él coloca la tabla sobre mi cuerpo y luego se sienta encima, y así me oprime. Bastante. Y al día siguiente, lo mismo, pero al revés. Hay que decir que él también pasó por una situación similar a la que me ocurrió en la cafetería: -Bon dia, un cafè, sisplau? -Entschuldigung? Sprechen Sie Deutsch? Englisch, vielleicht? La convivencia en Mallorca es cada día más complicada. Y así es como vivimos en Cataluña: todos escondidos en nuestros búnkeres, con nuestros opresores particulares, esperando el momento en que nos ejecuten por hablar en español o nos torturen hasta la muerte porque el catalán es una lengua tan perseguida que inspiró los dibujos del Coyote y el Correcaminos. Y mientras tanto, los alemanes van comprando tierras. Que esto acabará mal. Yo aviso. Ahí lo dejo. Luego no vengáis llorando. Habláis de los chinos, pero mira a los alemanes. Comprando tierras. Anda que no. Se está viendo venir. Como lo de Amy Winehouse.


 
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lunes, 29. agosto 2011
Jaime, 29 de agosto de 2011, 19:31:01 CEST

Entrevistas de trabajo: algunos consejos


Observo con espanto y horror que son muchos quienes no saben cómo comportarse en una entrevista de trabajo y movidos por el pánico acaban corriendo hasta la ventana más cercana para saltar entre gritos de angustia. Y así es muy difícil que a uno le den el puesto, excepto para un empleo de suicida en France Telecom. Yo soy un experto en entrevistas de trabajo. Las hago tan bien que a veces me presento a procesos de selección simplemente por divertirme. Ahora podría estar trabajando como gobernador del Banco Central Europeo, de presidente fundador de Google o incluso como reponedor en el Mercadona, si no fuera porque me debo a mi blog y cada dos días he de despiojar y limpiar a manguerazos a mis monos redactores, cosa que me quita mucho tiempo. De todas formas y siguiendo mi vocación de que La decadència de l'enginy se consolide como un manual para el hombre contemporáneo y la mujer de los 80, recojo aquí una lista de consejos y cuestiones a tener en cuenta en una entrevista de trabajo.

-Hay muchas dudas al respecto de la vestimenta adecuada. Yo soy de la opinión de que conviene llevar ropa. Y que esta ropa ha de ser adecuada al sexo de cada cual. Y a su tamaño. A su tamaño total, no sólo al tamaño del sexo.

-En cuanto al cuidado e higiene corporal, por norma es mejor ir limpio que ir sucio, pero si por ejemplo vas a pedir trabajo a una empresa madrileña, un exceso de higiene podría hacer sentir incómodos a tus posibles compañeros. Confórmate con engominarte el pelo, para disimular la grasa, y sobre todo no olvides bordar tus iniciales en la camisa, como hacen ellos, que por ahí hay mucho chorizo.

-Varios estudios demuestran que las personas altas lo tienen más fácil para conseguir un puesto de trabajo. Procura crecer cinco o seis centímetros la noche antes de la entrevista.

-Cuando saludes a tu entrevistador, ponte de pie y dale la mano con energía. Si ves que se la queda, recuérdale en tono amistoso que la necesitas, pero ya al final de la entrevista. Si tienes más manos, ni lo menciones. Tacaño.

-No seas tú mismo. Si estás en paro es porque probablemente tienes algún defecto. Si estás en paro y además eres soltero, tienes muchos defectos y nadie te quiere. Así no te van a dar trabajo. Mejor sé otra persona. Alguien agradable y atractivo, para variar. E interesante. John Malkovich. O James Spader. Pero el Spader gordote de ahora, no el pusilánime de los 80 y los 90.

-No todo el mundo está interesado en tus teorías sobre invasiones alienígenas. Especialmente si sostienes que "ya están aquí" y te pones a buscar cicatrices en la nuca de tu entrevistador, "donde implantan los chips".

-El sexo en la primera entrevista no está bien visto por todo el mundo, sobre todo si es una entrevista de grupo. Mejor a partir de la segunda. Deja que tu entrevistador tome la iniciativa, pero no te andes con remilgos. Que estamos en crisis.

-Cuando te pregunten por tu experiencia laboral anterior, no hace falta que menciones a Martínez, "ese hijo de puta, vago de mierda, que se llevaba todo el mérito sin hacer nada". Sobre todo si tú eres Martínez.

-Si tienes trabajo y te preguntan por los motivos por los que quieres cambiar, no expliques que tu jefe "es uno de ellos" y que "ya le implantaron el chip". Tampoco añadas que quieres "acabar con esta invasión, SEA COMO SEA".

-Mientras hables con tu entrevistador, procura mirarle a los ojos, ya que esto denota sinceridad y confianza. Pero no intentes hipnotizarle. Y si lo consigues, no le hagas imitar a una gallina. Cliché.

-No uses la palabra cliché. "Tópico" es preferible.

-Quién más, quién menos, todos hemos pasado una temporada en la cárcel por desfalco, pero mejor no lo incluyas en el currículum ni lo menciones en la entrevista. A no ser que hayas coincidido en prisión con tu entrevistador. En tal caso, recuerda con una sonrisa los buenos momentos y procura no referirte al incidente del almacén.

-Toma tu medicación antes o después de la entrevista. No suele estar bien visto lo de tomar antipsicóticos durante una entrevista de trabajo. Mejor arriesgarte a uno de tus famosos e hilarantes episodios, que además rara vez son violentos.

-Si te preguntan por tus pretensiones salariales, sé realista. Estando la economía como está, confórmate con no pagar. Respecto al horario, lo que ahora se lleva es salir el mismo día que se entró.

-En este sentido, muéstrate flexible y coloca los pies por detrás de la nuca.

-Al despedirte, evita estas preguntas: ¿Qué tal he estado? ¿Lo has pasado bien? ¿Te ha gustado tanto como a mí? ¿Me llamarás? ¿Quieres quedar mañana? ¿O vamos a tomar algo ahora? ¿Te apetece un café? ¿Ese es tu nombre de verdad? ¿Y este es tu número de verdad? ¿Puedo llamar para comprobarlo? ¿Te lo has pasado tan bien como yo? Mira nuestro reflejo, ¿no crees que hacemos buena pareja? ¿Por qué no hacemos una locura y nos casamos? ¿Eh? ¿Tú y yo? ¿Nos casamos? ¿Vamos al ayuntamiento y nos casamos? ¿Eh? ¿No? ¿Por qué no? ¿Es que no significo nada para ti? ¿Te abro mi corazón y así me recompensas? ¿Sólo soy otro candidato? ¿Eso es lo que soy para ti? ¿Otro candidato?

-Tampoco llames nada más salir y digas: "¡Sorpresa! ¡Soy yo! Te echaba de menos..."

-Los sobornos son una buena idea: todo el mundo tiene un precio. Pero claro, ese precio suele estar por encima de tu colección de cromos Panini de la liga 94-95. No, ese álbum no es "de coleccionista" y no tiene un "valor incalculable que se incrementa con el paso del tiempo". Tampoco te pagará tu jubilación. Y además, falta Chendo.

-No quemes puentes. Si no te han cogido, no lances cócteles molotov a las oficinas, ni te hagas con el teléfono personal del responsable de recursos humanos para llamarle a las cuatro de la mañana. Tampoco te presentes en la empresa llorando y preguntando ¿¡POR QUÉ!?

-Por otro lado, si te cogen, tampoco acudas el primer día a trabajar llorando y preguntando ¿¡POR QUÉ A MÍ!?

-Espera dos meses antes de ponerte "enfermo".


 
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miércoles, 24. agosto 2011
Jaime, 24 de agosto de 2011, 17:11:46 CEST

Bocinazos


Algunos usos y funciones que los conductores asumen que son propios del claxon y de las ráfagas de luces largas:

Vaya, un atasco. Sé que un gran poder conlleva una gran responsabilidad y que me podrían juzgar por esto, pero usaré el claxon para desintegrar a los coches que no me dejan pasar. Estoy enviando ondas sónicas que hacen explotar los vehículos ajenos. BOOM. BOOM. BOOM. Lo siento, chicos, pero llego tarde. BOOM. BOOM. Oh, cielos, me están atacando a mí, ¡socorro! ¡Socorro! ¡Mayday! ¡MAYD...!

¡Ese coche se ha saltado un ceda! ¡VENGANZA! ¡MUERTE! ¡ONDAS SÓNICAS! ¡BOOM! ¡BOOM! Jajaja, ha explotado en mil pedazos... Se lo tiene bien merecido, por no saber conducir igual de bien que yo.

Pero bueno, ¡un coche que cambia de carril sin poner el intermitente! ¡Pero si eso sólo lo puedo hacer yo! En fin, usaré mi claxon para que aprenda. Sí, ya veo como baja la cabeza, compungido. En el siguiente semáforo se parará a mi lado y me pedirá disculpas, con el rostro bañado en lágrimas. Creo que esta vez sólo le pediré que piense en lo que ha hecho y que ponga esas reflexiones por escrito.

Un peatón cruzando por un paso de cebra. ¿Pero no ve que vengo yo? En fin, le daré al claxon para que la onda expansiva lo estampe contra esos contenedores de basura. Aceleraré un poco, para darle más potencia a la onda.

Vaya, un atasco. Voy a expresar mi fastidio por el hecho de que haya mucha gente aquí con el coche, sin tener para nada en cuenta que YO salía con MI coche y que ELLOS no me dejan circular en paz. Cogen el coche por vicio, porque ellos podrían ir en metro. Yo no, porque en metro a veces voy de pie. A ver, voy a poner el claxon en modo Proposición de Ley. Muy bien. Acabo de enviar un proposición de ley al parlamento para que me permita regular quién coge el coche y quién no. Ahora voy a ponerlo en modo Carta al Director de La Vanguardia. ¡Tengo que hacerme oír!

El semáforo se ha puesto en verde hace al menos DOS INTERMINABLES SEGUNDOS y el coche de delante no está circulando. ¡Esto es un peligro peligrosisímo! Porque si el conductor no ha visto que el semáforo está en verde, ¡ES QUE ESTÁ CIEGO! Será mejor que le desintegre con mi claxon antes de que mate a alguien. ¡BOOM! ¡BOOM! La gente me aplaude. De nada, de nada... Tiran flores a mi paso... De nada, de nada... Sólo hice lo que hubiera hecho cualquier otra persona en mi lugar. No soy un héroe, sólo un ciudadano concienciado.

Las largas ¿Cómo? ¿Qué es esto? ¡Voy por el carril de la izquierda y veo que OTRO coche que no es el mío pretende circular por él! ¡Está adelantando a un camión! ¡Respetando el límite de velocidad! ¿¡PERO ES QUE NOS HEMOS VUELTO TODOS LOCOS!? En fin. No tengo más remedio que lanzarle un rayo desintegrador. FUSH-FUSH. Qué raro, no se ha pulverizado. Habrá activado un campo de fuerza. FUSH-FUSH. FUSH-FUSH. No entiendo nada. Y todavía no ha adelantado al camión. ¿Es que no sabe que el carril de la izquierda no sirve para adelantar, sino para ir deprisa? ¿¡En qué país vive!? ¿¡En la Rusia de Stalin!? FUSH-FUSH. FUSH-FUSH. Nada. Tendré que llevar los rayos a revisar. A ver si me acuerdo de cuál era el pedal de freno. Aunque no sé si este coche tiene de eso.

El semáforo se ha puesto en verde hace al menos dos segundos y el coche de delante no está circulando. ¡Estoy perdiendo segundos de mi vida! De todas formas, no usaré mi arma sónica para desintegrarle. Soy una persona razonable y de recursos. Le lanzaré un rayo de energía que pondrá su coche en marcha. FUSH-FUSH. Muy bien, he conseguido que arranque. Aunque he perdido seis segundos de mi vida.


 
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martes, 23. agosto 2011
Jaime, 23 de agosto de 2011, 17:43:00 CEST

¡No con mis anacardos!


A mucha gente le ha molestado que viniera el Papa a España. A mí me molestan muchas cosas, también, y no voy por ahí montando acampadas. Más que nada porque es terriblemente incómodo. Para empezar, el suelo está duro. Y sucio. No hay enchufes. Y estás muy cerca de otra gente. Y la otra gente huele y habla y en ocasiones comete asesinatos. Es cierto. Viendo cualquier telediario uno puede ver que LA GENTE MATA. Mala idea, eso de acampar. Por no hablar del peligro de que te ataque un oso. Dicho lo cual, sí que entiendo las quejas de mi amigo Francisco Casanueva, a quien a partir de ahora llamaremos Juan para mantenerle en el anonimato. El Papa le visitó a él, personalmente, en su casa. Y --aquí viene lo malo-- sin avisar: "Fue horrible --explica--. Sonó el timbre y vi por la mirilla que allí estaba Su Santidad Benedicto XVI. Y yo en calzoncillos, con la casa sin barrer y la pica llena de platos sucios". Se vistió de a toda prisa con su camiseta de Bob Esponja favorita mientras Benedicto llamaba a la puerta con insistencia. "Francisco, ¿estás ahí?", gritaba, sin tener en cuenta que Francisco quería permanecer en el anonimato y prefería que lo llamaran Juan. Al cabo de 47 segundos que se le hicieron eternos, Juancisco abrió la puerta, inclinándose y disculpándose por ir sin afeitar --"es que estoy de vacaciones"-- y por apenas tener cuatro cosas en la nevera --"si me hubiera avisado con tiempo, hubiera comprado unas magdalenitas o algo". Francisco apenas pud... Perdón. JUAN apenas pudo ofrecerle al Papa una cocacolita y unos anacardos revenidos, que el Papa aceptó de buen grado. Lo peor fue que Juan notó cómo Su Santidad miraba el polvo acumulado en las estanterías, eso sí, sin hacer comentarios al respecto. Luego hablaron de cosas sin importancia, tonterías como el tiempo, series de televisión y los últimos avances en física cuántica. Benedicto se despidió con un "hasta la próxima" que a Juan le provocó un escalofrío. Cosa que le vino muy bien porque como el Papa y él habían comentado, está haciendo más calor estos días. "Fue una tarde terrible --explica mi amigo anteriormente conocido como Francisco--. Desde luego y después de mi experiencia, estoy muy en contra de las visitas del Papa. No con mis anacardos y no sin avisar". Juan recuerda que el Papa tiene su móvil y no le hubiera costado nada llamar antes o incluso enviarle un correo electrónico. "Estaba tan indignado que me hubiera unido a la acampada en contra de las visitas del Papa, pero oí por la radio que les había atacado otro oso. Soy alérgico a que me coman los osos. Si un oso me come, podría morir del shock anafiláctico".


 
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