noviembre 2009 | ||||||
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octubre | diciembre |
Sorpresa
A: Usted puede aceptar los mil euros y retirarse del juego tan tranquilo o abrir nuestra caja sorpresa. B: Ah, pues mire, me quedo con el dinero, que me viene muy bien. A: No, hombre, no me joda. B: Sí, lo sé, soy un conformista, ya me lo decían en el cole. Me gritaban: ¡Conformista! ¡Abúlico! Pero es como soy. Me quedo con el dinero. A: Yo cogería la caja sorpresa. B: Es posible, no lo sé. En todo caso, yo no. Prefiero el premio en metálico. A: Que en la caja sorpresa hay una sorpresa. B: Sí, ya me supongo que el nombre viene de ahí. A: Entonces, ¿se queda con la caja sorpresa? ¿Esa es su decisión? B: Gracias, pero no. Como ya le he dicho... A: Muy bien, ¡opta por la caja sorpresa! Así me gusta, el mundo es para los valientes. B: No, si yo... A: Abra, abra. B: Bueno, pues abriré. Dentro hay... ¿Otra caja? A: Sí, ábrala también. B: Y otra... Dentro de esa otra caja, hay otra más. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y sí, ya está, al final hay una caja muy pequeña. A: ¡Un magnífico juego de cajas! B: Tendría que haberme quedado con los mil euros. A: Efectivamente, mucho mejor que el dinero. Pero aún le ofrezco la posibilidad de volver a casa con más. Puede quedarse con las cajas sorpresas o abrir la puerta sorpresa. B: Ya da igual, me voy a casa con mis cajas, que así puedo guardar cosas. A: Buena elección: quiere abrir la puerta sorpresa. B: No, si yo... A: Abra, abra. B: Como haya otra puerta, la vamos a tener. A: Abra, le digo. B: ¡Joder! ¡Detrás de la puerta hay un Mercedes! A: ¡Y la sorpresa es que ese coche NO ES SUYO! B: Vaya, hombre. Me ha sorprendido, sí. Un poco. Entonces, ¿me quedo sin cajas? A: Pero tiene un fantástico recuerdo de un Mercedes. B: Un Mercedes plateado. A: Mejor un Jaguar verde, ¿no? B: Puestos a tener recuerdos y por el mismo precio, pues sí. En fin, un placer oiga, yo ya voy tirando, que tengo que coger un autobús. Qué bajón, después de ver ese cochazo. A: Espere, aquí tiene nuestro premio de consolación. B: No, si ya da igual. Yo en realidad venía a acompañar a un amigo. A: Tenga, abra este sobre. El sobre sorpresa. B: No, en serio, da igual, no se moleste. A: Si no es molestia, es un regalo. Abra el maldito sobre de una vez. B: En fin... Hay como un polvillo blanco. A: Sí señor, se lleva usted a casa ¡una infección por ántrax! B: Hombre, qué bien, ¿no? Ustedes son muy graciosos, ¿verdad? A: Es lo que tiene. B: Entonces, del aumento nada, ¿no? A: Pues va a ser que no. La crisis, las puertas sorpresas, el ántrax, todo juega en nuestra contra. B: En fin, otra vez será. A: No crea, no crea. B: Se intentará. ¿Y aquello que se dijo del bonus? A: Sí, desde luego. Habrá un bonus sorpresa.