abril 2008 | ||||||
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marzo | mayo |
La tortura no es arte ni etcétera
De la serie Grandes temas de los artículos de opinión (2)
Estoy en contra de los toros porque son muy violentos. El otro día me puse delante de uno y casi me mata. También me insultó y me amenazó. Yo no le había hecho nada. Pero los toros son así, brutos. Se les va la pinza y, hala, venga, a liarse a broncas. A pesar de eso, también estoy en contra de las corridas de toros. Especialmente porque el término "corrida" favorece la profusión de chistes malos. Luego además está el tema de la tortura. Quiero decir, ya no los echan por la tele ni nada, pero siguen siendo superaburridos. Son un rollazo insoportable. Como, no sé, marear a un perro, en plan, tirándole cosas para que vaya a buscarlas o haciéndole dar saltitos para que intente agarrar un hueso de plástico que tienes en la mano. Pero, claro, con eso igual te pasas diez minutos. Y luego te aburres. Pues con los toros, lo mismo, sólo que se empeñan en torear unos seis o siete por tarde. ¿Qué sentido tiene? Falta ritmo. Y variedad. Tendrían que hacer dos toros, un oso, un perro, dos leones, un elefante y un oso panda. Puede que los osos panda sean monos, pero yo no me fiaría. Monos en sentido figurado: ya sé que no son monos, sino osos. Por eso se llaman osos panda. En todo caso, lo que quiero decir es que los gatos panda son grandes, tienen garras enormes y una boca lo suficientemente amenazadora como para sospechar. Lo del bambú es una tapadera, imagino. Seguro que cuando estás confiado, pensando en que esos bichos tan monos (y tan poco osos) que comen hierbas son no sólo inofensivos sino también simpáticos, te agarran de un zarpazo y te arrancan la cabeza. Claro, bajas las defensas y ¡zas!, te conviertes en comida de panda. En esto consiste el darwinismo y por eso estoy en contra de las corridas de toros y a favor de las corridas de osos panda. Los animales no son simpáticos. Un ser irracional no puede ser simpático. Ni siquiera todos los racionales lo son. Sergio es un borde, por ejemplo. Si le conocierais sabríais por qué lo digo. Maldito Sergio. Y me debe quince euros. Además, como los panda están en peligro de extinción, necesitan muchas corridas. Ja, ja. No, si los hago yo no son malos. No tanto, al menos.
P.D.: Reconozco que torear a un elefante es lento y trabajoso. Pero eso ya no es torear, sino elefantear, como su propio nombre indica.