noviembre 2005 | ||||||
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Mitos ecologistas: el oxígeno
Dicen los ecofascistas que la atmósfera está cada vez más contaminada y que esto repercutirá en nuestra salud, al respirar cada vez menos oxígeno. Se trata de otra mentira de los comunistas para frenar el crecimiento económico con la excusa de asegurar lo que ellos llaman "bienestar" y que no es más que un conjunto de prejuicios que nos llevan derechos al gulag, a las ejecuciones y a las cartillas de racionamiento. Para empezar, el oxígeno sólo está presente en apenas un veinte por ciento del aire que respiramos. Es decir, su importancia es más relativa de lo que puedan decir los rojiverdes. Y es que, dadas estas incontestables cifras, si lo fundamental fuera el oxígeno, necesitaríamos respirar cinco veces más aire del que actualmente respiramos. Además, no se ha demostrado que no podamos respirar en ausencia de oxígeno. Los seres vivos nos adaptamos a las condiciones naturales con una facilidad pasmosa. Las plantas, de día, respiran dióxido de carbono. Los peces viven debajo del agua. Hay bacterias que viven --atención-- en nuestros intestinos. Nosotros, que somos más inteligentes que la mayoría de bacterias, no lo deberíamos tener tan difícil para adaptarnos a un mundo en el que apenas escasearía uno de sus elementos. El propio Hans Adenauer llevó a cabo un interesante experimento al respecto. Introdujo a veinte sujetos en una sala herméticamente cerrada. A pesar de que recibían oxígeno en abundancia, acabaron falleciendo por el hambre y la sed. Cosa que demuestra que hay necesidades más importantes que la de respirar, ya que el oxígeno no salvó la vida de estas veinte personas. Por tanto, centrémonos en lo fundamental: en la economía, que es la que trae a casa el agua, el vino y la pasta fresca rellena de queso y espinacas. Además y a pesar de que los liberticidas tampoco se hayan dado cuenta, un mundo sin o con apenas oxígeno reportaría un beneficio no poco importante y ecológico: la ausencia de oxígeno mejoraría la salud de nuestros bosques, ya que el fuego necesita de dicho elemento químico para llevar a cabo su labor destructora. Sin fuego no hay incendios forestales. Ni forestales, ni en residencias, ni explosiones, ni terrorismo. Sin oxígeno, por tanto, el mundo sería mucho más seguro.