diciembre 2002 | ||||||
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Soberbia
La soberbia en un pintor o en un escritor, por ejemplo, no deja de ser un rasgo pintoresco. Lo que importa es lo bien que pinte o escriba y, a fin de cuentas, esa soberbia no es más que material para reunir un puñado de anécdotas en obituarios y biografías. Pero en un político la soberbia resulta patética. Y a José María Aznar le sobra bastante. Si no, no se explica que respondiera como respondió a las críticas que en el Parlamento le lanzó José Luis Rodríguez Zapatero. El líder del PSOE le recordó cómo los supuestos hilillos casi de plastilina que salían del Prestige se han convertido en 125 toneladas diarias de fuel, y puso en duda algunas de las decisiones tomadas, especialmente lo mucho que tardó el Gobierno en recurrir al ejército. Aznar se limitó a emplear su chusca ironía y concluyó con un demagógico ataque a la demagogia: "Hay manchas que son peores, que son las de la insolidaridad, la demagogia y el oportunismo, y esa la lleva usted en su currículum para toda la vida". Este tipo dice lo que dice mientras el vicepresidente Mariano Rajoy tiene que reconocer que los marineros van a ser quienes intenten detener el fuel en las Rías Baixas con sus propios barcos. Quiero pensar que toda esta soberbia es cosa de la ignorancia. Que Aznar es -lo digo llanamente- tonto. Que abre la boca sólo por abrirla, para distraerse un rato. Sin tener ni idea, vaya. Porque peor sería si resulta que no es así y suelta conscientemente este tipo de frases, después de todo lo que ha pasado y de la actitud que ha mostrado el Gobierno. Aunque supongo que esto es lo normal cuando los pol¡ticos tienen más presente la renovación de su particular contrato temporal que su propio trabajo. Entonces acaba pasando que no se tratan los problemas en sí, sino que se intentan combatir los hipotéticos resultados (electorales) de estos problemas. Y en lugar de en política se acaba cayendo en politiqueos, sumas de escaños, discursos vacíos. Y en que nadie vea raro que Rajoy dijera, como si nada y durante la junta nacional del PP, que en esto del Prestige "nosotros hemos perdido, pero el PSOE no ha ganado". Buen resumen de la actitud del PP en este caso y magnífico ejemplo de politiqueo.
Apéndice patético-lingüístico (14/XII/2002) Leo un post de Hernán que critica el mal uso de la palabra patético. Recuerda que el significado del término es "aquello capaz de agitar una pasión", y aunque la Rae añade que se refiere particularmente al "dolor, la tristeza y la melancolía", lo cierto es que su uso se suele restringir, como dice Hernán, "a una pasión muy particular y muy baja (la irritación o el desprecio que causa la estupidez, por ejemplo)". Por lo tanto, veo bastante claro que decir que "la soberbia en un pol¡tico resulta patética" no es precisamente acertado. Esta soberbia, aunque cause cierto dolor, tristeza y melancolía, no agita ninguna pasión. Simplemente me resulta patét... digo... ridícula. Así pues, léase de este modo la primera frase del segundo párrafo: "La soberbia en un político me resulta ridícula". Y, la verdad y ya puestos, despreciable.