viernes, 18. octubre 2002
Jaime, 18 de octubre de 2002, 16:20:24 CEST

Despidos


Cada semana se publican al menos dos o tres noticias que anuncian despidos masivos en empresas. En los últimos días, Delta Airlines, por ejemplo, ha avisado de que despedirá a entre siete y ocho mil trabajadores, el once por ciento de la plantilla. La aerolínea espera así abandonar las pérdidas y combatir el mal momento del sector. Los ingresos del banco JP Morgan Chase han caído estrepitosamente, así que la solución, dicen, pasa por poner en la calle a dos mil personas. Lucent hará frente a la caída de las ventas del sector tecnológico con diez mil despidos. Esta compañía cerrará el año 2003 con un total de 45.000 trabajadores fuera de sus puestos de empleo. Las ventas de Sun Microsystems han caído, y quienes están a cargo de la empresa parecen creer que aumentarán si se despide a 4.400 trabajadores. Y cierro ya los ejemplos con Deutsche Telekom, que prevé ahorrarse 2.000 millones de dólares recortando nada menos que 50.000 empleos. Me parece que varias cosas fallan en todo esto. Para comenzar, no sé por qué siempre que hay que ahorrar se ahorra en empleados. Vaya, uno creía que quien elaboraba el producto final era, justamente el trabajador. Visto el panorama, bien podría ser que de tal cosa se encargara la gente de marketing y publicidad. También se podría añadir que los empresarios no son precisamente originales. Siempre que hay un problema, lo solucionan del mismo modo: echando gente a la calle, que al menos así las acciones subirán. Aunque ni siquiera tal cosa se cumple en todas las ocasiones, sólo hay que mirar lo que le pasó a Fiat después de anunciar 8.100 despidos. Pero no es sólo falta de originalidad, sino, directamente, de inteligencia y de una mínima aplicación de la lógica más elemental. Me resulta difícil creer que la caída de las ventas en el sector tecnológico o el mal momento de las aerolíneas se solucionen poniendo a gente en el paro. No me hagáis mucho caso, pero incluso me da que una cosa no tiene nada que ver con la otra y que se recurre, simplemente, a lo más facil, sin tener en cuenta las consecuencias, claro. Además, difícilmente la misma solución servirá para problemas distintos. Cuatro es la solución a la suma de dos y dos. También a la de tres y uno. Pero pensar que cualquier cuestión matemática la vamos a solucionar poniendo un cuatro a la derecha del signo de igualdad es una solemne tontería.
 
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