Creíamos que poco a poco estábamos dejando de ser masa. Internet, la participación, la interactividad, incluso el protagonismo, nos creaban la impresión de que dejábamos de ser grupo para convertirnos, finalmente, en individuos. La masa no sólo se estaba convirtiendo en sujeto, como diría un hegeliano, sino en sujetos. Todos estábamos llamados a ser superhombres.
Pero me temo que esta impresión ha resultado ser simplemente un engaño. El engaño de siempre, imagino. Seguimos siendo masa, aunque sea una masa disgregada. Aún reaccionamos del mismo modo a los mismos estímulos. Somos todavía turba violenta. Aunque no nos veamos las caras.
Aún no somos, pues, sujetos. Simplemente estamos sujetos. Como siempre. Necesitamos seguir provocando y dejando que nos provoquen. Hay que ser absolutamente
cínico.