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Trabajar por la paz
Muchos altos oficiales del ejército español son pacifistas. Se reúnen en secreto los jueves en una discoteca madrileña para conspirar contra las guerras. Estos militares forman parte de un grupo internacional, la Organización Mundial de Militares Pacifistas (OMMP), que sueña con un mundo en el que un trabajo estable en la armada no implique el suicidio del género humano por culpa de los conflictos armados. Están incluso dispuestos a eliminar los ejércitos. Cuando se jubilen, claro, que no es plan de renunciar a un trabajo estable así como así, con lo mala que está la cosa. El teniente coronel Martínez Martínez, a quien llamaremos a partir de ahora Rodríguez Rodríguez con la intención de que su nombre permanezca en el anonimato, es uno de los fundadores de la rama española de esta sociedad. "Me metí a militar porque a mi madre le hacía ilusión verme de uniforme --explica--. Además, es un trabajo seguro y uno puede llegar a estar justo por debajo del rey, cosa que siempre tiene su gracia para un republicano como yo". Mart... Digo, Rodríguez se manifestó de uniforme en contra de la Otan, cosa que le supuso dos fines de semana de arresto y la obligación de pelar dos kilos de patatas con ayuda de un práctico adminículo eléctrico. "Cualquier sacrificio es poco por la hermosa causa por la que lucho --explica, con los ojos bañados en lágrimas--. Aquel sábado había quedado... Para jugar a billar... Con lo que a mí me gusta el billar..." En estas manifestaciones conoció a la comandante Elena Gutiérrez, a quien llamaremos Elena X. La señora X no tardó en unirse al grupo recién creado por Rodríguez, que en realidad se apellida Martínez. "Fue estimulante saber que había mujeres pacifistas como yo en todo el mundo, que se habían alistado porque nuestro feminismo radical nos llevaba a impulsar con obras y no sólo palabras la igualdad de sexos en todas las profesiones y ámbitos". Elena X se hizo conocida por la campaña que inició en 1998 a favor de un ejército sin armas. "Trabajo sí, pistolas no", era su lema. "Conseguimos que el ejército comenzara a asegurar que trabaja por la paz --explica Elena X--. No es poca cosa. La frase hubiera sonado absurda sólo diez años antes". De entre los oficiales más jóvenes afiliados a la OMMP, destaca el teniente Ramón Peris, a quien llamaremos Judit González. Judit es un conocido miembro de grupos antisistema de Barcelona. "A mis amigos no les molesta que sea militar. Ya se sabe que el curro es el curro. Además, es un puesto de funcionario, nada menos. A ver quién me despide ahora, aunque llegue diez minutos tarde cada día". "Lo malo --añade-- fue cuando tuve que ir a Afganistán". Judit pensó en desertar, "pero yo siempre he sido un tío cumplidor. Total, al final casi ni disparé. Un par de misiones en las que acabé con varias unidades enemigas yo solo en plan Rambo, con una cinta de tenis en la frente. Porque yo soy pacifista, pero tengo muy buena puntería. Eso sí, maté por diversión y porque mi psiquiatra dice que lo mío no tiene cura, no por ceder ante los deseos imperialistas y genocidas de eso a lo que algunos llaman 'patria'". Tras estas misiones a las que se presentó voluntario de mala gana, Judit recibió varias condecoraciones. "No sé cuáles. Yo no me preocupo por estas cosas, como soy pacifista... La cruz laureada de San Fernando y la medalla del mérito militar... Creo, ¿eh? Creo..."
Persecució
Com Federic Eiximenis Elssants no es cansa de repetir, el castellà --la llengua slurp de l'invasor-- ja està prohibit a Catalunya. Finalment el govern presidit a l'ombra, o millor dit a les tenebres, per l'immortal Jordi Pujol ens ha implantat uns xips al cervell que ens han fet oblidar completament l'espanyol, a excepció d'alguns barbarismes que el sistema no ha identificat correctament, com buenu, vale, atrupellu i carinyu. D'aquesta manera culmina la terrible persecució a la qual hem estat sotmesos els castellanoparlants i que herois de la veritat com Louis Mary Anson i Pere Jota Ramis no s'han cansat de denunciar. De fet, a mi em van tallar l'ou esquerre per parlar espanyol i fa dos anys em van assassinar de dos trets al cap. Abans d'això ja m'havien acomiadat de tres feines, ja que em resistia a parlar la llengua pròpia de Catalunya i a més em quedava adormit durant les reunions. La vida del resistent que no sabia o no volia parlar català era duríssima. No podia ni sortir al carrer sense patir un atropellu com a conseqüència d'utilitzar la llengua espanyola, la llengua-nació més vella d'Europa, com tothom sap. M'escopien, no em deixaven exercir com a jutge amb l'excusa de que no vaig estudiar Dret, TV3 era tota en català, l'Avui sortia en català, els llibres de Pere Calders eren editats en català, les classes de català eren en català, sense tenir en compte els interessos de la gent que viu a Múrcia... Vivia un malson continu. Perquè els catalans, com diu Elssants, són uns nazionalsocialistes que no han parat fins acabar amb tots els castellanoparlants bevedors d'escumós extremeny, com ho era jo abans que em matessin i m'implantessin aquest xip, nogensmenys la qual cosa no pot evitar que m'adoni que la meva llibertat està essent violada, car conservo els meus sentits prefabrians intactes i àdhuc no deixo de fer-ne ús. Àdhuc! Àdhuc! Àdhuc! Àd<fatal error: too many arcaïsmes reboot system program catalàsegle21.exe> Merde! Le program d'émergence est en français! Pauvre de moi! Pauvre de moi!
Hasta el año que viene
Tengo unos días de vacaciones y los voy a aprovechar, así que me despido del blog hasta el año que viene, no sin antes... EL CLÁSICO COMENTARISTA DE BLOGS POLÍTICOS: Míralo, el comunista quemaconventos. Llega la Navidad, una fiesta RELIGIOSA y el tío hace vacaciones y se dispone a desgastar la banda magnética de la tarjeta de crédito en El Corte Inglés. Comunista de caviar. Ateazo de pacotilla. Jaime: Yo no soy comunista. Ni ateo. ECCDBP: Pues yo sí que soy ateo. Sólo me guío por la RAZÓN. Y la razón me dice que si no fuera por el ciego intervencionismo paternalista que me quita dinero de MI sueldo para dárselo a vagos y maleantes, estas navidades serían mucho mejores. J: ¿Mucho mejores? ECCDBP: Claro, sin impuestos podría gastar más. En lo que yo quisiera, ¿eh? Que igual me daba por donarlo a asociaciones de estas que ayudan a vagos y maleantes. Pero libremente y no obligado. No puede ser que nos obliguen a hacer cosas. J: ¿Pero de qué vagos y maleantes hablas? ECCDBP: Pues de las viudas sacacuartos de las pensiones no contributivas, por ejemplo. J: ¿De las...? ECCDBP: Huy, ya se ha escandalizado el bienpensante políticamente correcto. Las viudas son unas señoras que merecen todo mi respeto y que renunciaron libremente al trabajo remunerado aun sabiendo que se podían encontrar con un marido muerto. Deberían haber ahorrado para hacer frente a tal circunstancia. No pueden hacerme responsable A MÍ de su negligencia. Además, las pensiones de viudedad, al premiar la muerte del cónyuge, fomentan estos decesos. O sea que, señoras, a buscarse un empleíto y a dejar de robar, que aquí hay mucho vago que no da un palo al agua y España se está quedando a la cola de las grandes economías mundiales. J: Por cierto, ¿has encontrado trabajo? ECCDBP: No, no... Dice mi padre que tiene un amigo que... Pero no sé yo... Paga muy poco y se ve que es muy estricto. Ocho horas diarias y esas cosas... J: Ya. Terrible. ECCDBP: Terrible. Pero no cambiemos de tema. Las viudas nos están ROBANDO. J: Bueno, mira, yo me largo. Feliz Navidad y próspero año nuevo. ECCDBP: Más próspero sería si no fuera por esas viejas. J: Vete a tomar por culo. ECCDBP: Ah, ya veo, el retroprogre no puede rebatir mis AR-GU-MEN-TOS y se tiene que conformar con el insulto. Típico. Insulto homófobo, además, propio del doblepensar comunista que tanto denunciara Gromwell en 1984. Lo denunciaría ese año porque imagino que hasta entonces viviría cegado por la propaganda comunista. Pero en 1984, con Reagan y Thatcher como líderes del mundo libre... J: Orwell. ECCDBP: ¿Qué te pasa en la garganta? ¿Un gargajo? J: Y 1984 es una novela. ECCDBP: Una novela, una novela... ¡Verdades como puños las que dijo Gromwell en 1984! J: Hasta el año que viene. ECCDBP: Ya está censurando el comunista de mie
Humos
¿Pero qué haces aquí? EL CLÁSICO COMENTARISTA DE BLOGS POLÍTICOS: Ya ves, echando un cigarrito. ¿O aquí tampoco se puede fumar, fascista talibán? Jaime: La decadencia del ingenio es un espacio libre de humos. ECCDBP: Oh, claro, ahora resulta que tiene que imperar el paternalismo biempensante liberticida. A ver, ¿por qué no puede bastar con que yo te pregunte si te molesta que fume y tú me contestes que no, como se ha hecho toda la vida? J: Ni siquiera has preguntado nada... ¿Pero qué mierda fumas? ECCDBP: La más barata. No todos tenemos tanto dinero como algunos progres. No, en serio, ¿qué hay de cuando te apoyabas en la barra para tomarte un cortado y preguntabas a izquierda y derecha a quién le molestaba el humo antes de encender un cigarrillo? J: Eso no lo ha hecho nadie nunca. ECCDBP: ¿Y por qué no dejar las cosas como estaban en los restaurantes? ¿Qué tiene de malo fumarse un buen puro después de las comidas? J: Para el que se lo fuma no sé, pero como te toque al lado suyo... ECCDBP: Nada, nada, los fumadores hemos sido siempre unos tipos respetuosos y educados. No sé a qué viene esta persecución. Bueno, sí sé a qué viene. Al imperio liberticida de lo políticamente correcto. J: Has repetido liberticida. ECCDBP: Te jodes. J: De todas formas, ¿tú desde cuándo fumas? ECCDBP: Los liberales siempre hemos sido unos demócratas fumadores y no como vosotros los rojos. Supongo que no podéis fumar porque ya tenéis demasiados humos. Ja, ésta ha sido buena. Tenéis demasiados humos, ¿lo pillas? Como cuando se te suben los humos, pero no son los del tabaco, sino los aires que os dais, y yo hablo del tabaco. ¿Lo pillas? Es bueno, me lo voy a apuntar. J: Oye, en serio, apaga eso, por favor, que me estoy mareando. ECCDBP: Facha. J: Va, que es asqueroso, apaga el cigarrillo, hazme el favor. ECCDBP: Sí, hombre, ni que estuviéramos en la Rusia de Stalin. J: Oye, ¿has mirado la fecha de caducidad? ECCDBP: ¿Los cigarrillos caducan? J: No lo sé, pero estos seguro. ECCDBP: Bah, inventos de los ecologistas. J: Apaga eso de una vez, si hasta tú te encuentras mal. ECCDBP: Ya está, ya me lo he acabado. Joder, ni fumar tranquilo se puede ya. Qué maleducado eres, qué intransigente, y no me pongas los ojos rojos para hacerte la víctima, coño ya, media nena, a mí me dices las cosas claras, como los hombres, a la cara. Porque si te molesta el cigarrillo, yo no tengo problemas, lo apago y ya está, tan amigos, pero no me vengas con tosecitas e indirectas. J: ¿Pero qué haces encendiendo otro? ECCDBP: Ah, éste también te molesta, ¿no? Esto es lo que tú entiendes por respeto y libertad, ¿no? J: (...) ECCDBP: Es que no comprenden que es una necesidad. Los muy hijos de puta. Habrá que hacer caso a las voces y matarlos a todos. Comunistas de mierda.
Otro desengaño político
La creación del Partido Catalán de los Españoles Catalanes (PCEC) creó una justificada expectativa ante lo que para muchos de nosotros era poco más que un sueño: una organización política que defendiera los intereses reales de los ciudadanos y no los de la partitocracia electoralista. Al fin un grupo de hombres y mujeres valientes y valientas daba un paso al frente para reafirmar lo que es más que obvio: Cataluña no es España, sino que España es Cataluña. Sí, España no es más que una región de Cataluña con ínfulas secesionistas e imperialistas. No hace falta que me entretenga en lo obvio y vaya a lo que dicen los historiadores --los de verdad-- acerca del nacimiento de España como protectorado tarragonés; baste con recordar que la historiografía moderna se ha empeñado en ocultar este hecho casi evidente y que al fin parecía que teníamos quien diera un intrépido paso al frente y dijera basta. Obviamente, los grandes ideólogos de esta nueva fuerza política pensaron en mí para formar parte de su grupo y me rogaron encarecidamente que me afiliara. También obviamente me negué, al no querer verme comprometido en una empresa política demasiado elevada y compleja para mi modesta persona. De todas formas, sí que sugerí que me nombraran presidente del partido en cuestión. Después de una ronda de cervezas y tras el cambio de manos de unos cuantos billetes de cincuenta, conseguí que unos pocos de mis más queridos colegas presentaran mi humilde candidatura --¡para grata sorpresa mía!-- en el I Congreso del PCEC. En mi discurso planteé algunas de las ideas que ya he ido divulgando en libros como El complejo encaje del estado español en la nación catalana, Cómo convencer a un español de que pagar a escote no es ninguna tontería, Cataluña, tierra de cobardes y Hay que matarlos a todos. Es decir y resumiendo, que todos los problemas primero de España y luego del mundo se solucionarían conmigo como líder, ya que para eso he ido a colegios de pago y mis maestros ya decían que yo iba a llegar lejos. Por eso me expulsaron, para que me fuera bien lejos y llegara allí cuanto antes. Sorprendentemente y como ya he insinuado, este partido defraudó las mencionadas esperanzas de muchos y se mostró aquejado de los males habituales de los partidos políticos más veteranos: una organización anquilosada, un dominio férreo por parte del aparatchik, un miedo absurdo a la juventud y a las ideas frescas y renovadoras. Resumiendo, mi candidatura fue rechazada. No me votaron ni aquellos a quienes soborné. La presidente electa, María Ruipérez, no tuvo inconveniente en recibirme en su despacho y darme explicaciones un tanto sesgadas por el odio y la envidia: "Compréndelo, Jaime, acabas de llegar a este proyecto, quizás dentro de unos años. Además, está ese problema tuyo con el alcohol, esas deudas de juego y lo de las denuncias de acoso sexual --falsas, por supuesto--. Y, en fin, algunas de tus ideas no conectan con la mayoría. Como eso de expulsar del país a los zurdos, para proteger la raza. Y luego están las formas, que son casi tan importantes como el fondo. No está bien escupir a quien te lleva la contraria, Jaime, no está bien". Ruipérez aseguró que contaba conmigo --cómo no--, aunque no dijo para qué y se negó a nombrarme secretario general. Ellá sabrá lo que hace. Mis seguidores --los tres, contándome a mí-- no se lo perdonarán y el partido se partirá en dos. No alargué la conversación, ya que llegaba tarde a una cita con Su Majestad el Príncipe Felipe, así que estreché la mano de Ruipérez, le escupí en todo el ojo y me largué.