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abril |
Europa se rompe
EL CLÁSICO COMENTARISTA DE BLOGS POLÍTICOS: Fíjate en este mapa y ¡LLORA! JAIME: Se dice "buenos días". ECCDBP: ¿Buenos días? ¿Buenos? Creía que ya no me sorprendería otra de tus muestras de cinismo, pero eso de "buenos días" en unos días como los que vivimos me ha herido, ¿me oyes?, me ha herido. He sentido como si una lanza se me clavara en el... J: Déjalo ya, anda. ¿Qué te pasa ahora? ECCDBP: Mira, cermeño, mira. Éste es el mapa de regiones que podrían llegar a ser independientes en 2020, según el Times y por culpa de Zapatero.
J: ¿Por culpa de Zapatero? ECCDBP: Sí, como va por ahí tan tranquilo, aceptando que las regiones pasen a ser naciones y adoptando las medidas gubernamentales que propone Eta (lo de los matrimonios gays es cosa suya), ha creado un efecto dominó que sacudirá la vieja y débil Europa. Ejemplo: Montenegro. J: Hombre, lo de Montenegro digo yo que no será cosa suya. ECCDBP: ¿Cómo que no? ¿En qué año llegó ZP al poder tras un golpe de estado que un día u otro saldrá a la luz? J: En 2004. ECCDBP: ¿Y en qué año se declaró independiente Montenegro? J: En 2006. ECCDBP: El efecto siempre sigue a la causa, ergo quod erat demostrandum jacta est, Zapatero está desmembrando Europa. J: Tirol del Sur... Impresionante. No sabía que eso existiera. ECCDBP: Sí, tú ríete de los tiroleses, que en Italia se ríen de los catalanes. J: ¿Ah, sí? ¿Tienen chistes de catalanes, también? ECCDBP: Tú siempre quedándote en lo superficial. Asúmelo de una vez: España está fatal de lo suyo. J: Vale, lo que tú digas. ECCDBP: ¡Ja! Como siempre, los progres responden con insultos a los AR-GU-MEN-TOS. J: ¿Qué argument...? Un momento, ¿qué insultos? Hoy no te he dicho nada. ECCDBP: Er... Ehm... Va, llámame "eso". J: ¿Eso? ECCDBP: Sí, eso que me gusta que me llamen. J: ¿...? ECCDBP: Eso que me pone tanto. J: ¡¿...?! ECCDBP: Llámame facha, coño. J: ¿Fachacoño? ECCDBP: No te hagas el tonto. Va, que a ti te gusta tanto como a mí. J: Hombre, tanto, tanto... ECCDBP: Si me lo dices, me voy. J: ¿Palabra? ECCDBP: Palabra. J: ¡Facha! ECCDBP: ¡Ja! Como siempre, los progres responden con insultos a los AR-GU-MEN-TOS. ¿No tienes nada más que decir? Entonces me estás dando la razón. J: Me has dicho que si te llamaba "eso", te irías. ECCDBP: Y ahora pretendes silenciarme. ¡No lo conseguirás, comunista asesino! J: Bueno, mira, pues me voy yo. ECCDBP: No, espera, dímelo otra vez. J: Ni hablar, ahí te quedas. ECCDBP: Por favor, dímelo otra vez. Esta vez sí que me voy, te lo juro. J: Hala, que vaya bien. ECCDBP: Eso, vete con tus amiguitos de la Eta. Que te digan lo que tienes que hacer. Yo me quedo aquí, exponiendo mis I-DE-AS, cosa de la que tú careces. Ehem. Bien. Queridos amigos. Ehem. España... O lo que queda de ella... Está fatal de lo suyo. Por culpa de Zapatero. Ehem. Er... España... Ehm... Cataluña... España, la nación más antigua de Europa y, por ende, del mundo se encuentra en una encrucijada... Porque Zapatero... Er... Esto... Voy un momento al baño... Ahora vuelvo.
¡La piña, la piña!
El alcalde de Viscalesmates, Xavier Cantalapedra, ha causado no poca polémica al sugerir a sus vecinos que, en el referéndum del estatut, opten por la piña. Siempre al pie de la noticia, este cronista ha acudido al pueblo en cuestión, donde el alcalde le ha recibido en el ayuntamiento. Junto a él estaba el médico del pueblo, el doctor Roviralta, que ha sido quien nos ha explicado en qué consiste esta práctica. "Hay que coger una piña lo más grande posible y practicarle un agujero en la base con ayuda de un cuchillo largo y afilado, con el objeto de retirar el centro de la fruta. Entonces se agarra el estatut, se dobla formando un cilindro y se introduce en el centro ahora vacío de la piña. Si la piña es lo suficientemente grande y el texto legal se dobla lo suficientemente bien, también deberían caber el estatut actual o la constitución. Una vez tenemos esta piña rellena, debemos proceder a agarrar del cuello a un político al azar, bajarle los pantalones e introducirle bruscamente la fruta en el ano. Después de un tiempo prudencial, lo justo para que el político en cuestión se recupere del susto y sienta bien el dolor, agarramos la piña por las hojas y la arrancamos de un golpe seco. Cuando el tipo (o la tipa) recupere la consciencia, sonreímos y preguntamos: '¿Qué es peor? ¿La entrada o la salida?'" Según el alcalde, "lo propio de la tierra sería hacerlo con un melón, pero no hemos de negarnos a las ventajas que trae el comercio de ultramar y el precio cada vez más asequible de las frutas tropicales, que además en este caso dan mejor resultado". Cantalapedra está seguro de que este procedimiento acabaría primero con el estatut y luego con la política en apenas unos meses. Mi olfato periodístico me hizo preguntarle al alcalde si no temía que le hicieran a él la piña, al ser también un político. Cantalapedra alzó la vista y se rascó la barbilla. Durante dos minutos. Transcurridos los cuales saltó por la ventana --su despacho está en un primer piso-- y se dirigió corriendo a zancadas hacia el horizonte.
Fiestalona
Algunos creen que en Barcelona se organizan demasiados eventos más o menos populares. Falso. Se organizan muy pocos. Menos de los necesarios. Porque hace falta que esta ciudad se convierta en una Port Aventura eterna, con musiquita por megafonía y fuentes de cartón piedra. Al metro se le llamará el Tren de la Emoción, por aquello de que en cualquier momento puede pararse en medio de un túnel, con el aire acondicionado apagado. Este simpático tren nos llevará a la oficina, que pasará a llamarse La Casa de la Risa. El café de media mañana lo tomaremos en el Centro de Dispersión, con sus camareras sobre patines, y ya no iremos ni al cine ni al teatro, sino a la Salas de las Emociones Lúdico-Festivas. Las Ramblas se llamarán el Kamikaze de las Estatuas (al fin y al cabo, van cuesta abajo), Montjuïc será la Montaña del Terror y ya no habrá parques, sino zonas temáticas dedicadas a países o a acontecimientos deportivos. Cada día habrá rúas en el Paseo de Gracia sin ningún motivo en concreto. Simplemente para celebrar que vivimos en una ciudad en la que nos cobrarán hasta por usar el ascensor, perdón, el Vertigomóvil. Todos bailaremos la conga y sonreiremos mientras olemos el sudor ajeno y los pisos (los Agujeros del Amor) suben cada día más, y no me refiero a la altura de los edificios. Pero nos dará igual porque los bancos (las Casas de la Bruja, ja ja, qué simpática ironía) nos abrirán hipotecas (Abrazos de Amigo) a tantas décadas como queramos. Así, puede que un día, muchos de nosotros, hartos del nanieno naniá de la megafonía y de las risas idiotas de los alcaldes y los futbolistas, nos decidamos por fin a comprar ese lanzallamas y hagamos arder el autobús (el Risarruedas), el despacho de nuestro jefe (el Señor de la Alegría) y demos al traste con la Fiesta de las Bermudas, que será una chocolatada popularísima que se organizará cada primer domingo de julio en la Plaza de Divertilunya, para celebrar la llegada de las rebajas. Pero ni así. Mientras el Barça gane la copa Danone y España y/o Cataluña sean una nación o un sentimiento (como el dolor de tripa), miles de anormales observarán con indiferencia y mientras agitan una banderita cómo el alcalde procede a bajarles los pantalones. Y no con la intención de plancharles bien la raya, precisamente.
Clases de geografía
Después de tres años de guerra, el 63 por ciento de los estudiantes estadounidenses no sabe situar Iraq en el mapa. Es decir, en tres años apenas un 37 por ciento de los estadounidenses ha aprendido a localizar este país. Por tanto, quedan al menos cinco años de guerra para llegar al cien por cien. ¿Cuántas vidas inocentes se van a cobrar estas absurdas clases de geografía? ¿Cada vez que quieran enseñar a sus ciudadanos la situación de un país van a invadirlo? ¿Por qué no se conforman con un modesto pero respetable cincuenta o sesenta por ciento? ¿No bastaba con saber que la capital de Iraq es Teherán? No, espera, Kabul. No, Shangai. Valleta. Trípoli. Bueno, da lo mismo, yo no soy estadounidense, mi gobierno no está asesinando a nadie para que yo aprenda esas cosas, la responsabilidad no es mía. Otro dato interesante de este estudio es que un treinta por ciento de los encuestados cree que Estados Unidos tiene entre mil y dos mil millones de habitantes, cuando en realidad cuenta con unos trescientos millones. Se sospecha que ese treinta por ciento son justamente los que van a manifestaciones. ¿Que sólo éramos cien mil? Quita, quita, la plaza Catalunya (o su versión de Dallas) estaba a reventar. Ahí había lo menos ocho millones y medio de personas, sin contar los setecientos mil periodistas y los calculo que cuatrocientos mil curiosos que estaban de paso y que, honradamente, no debo incluir entre los asistentes. Por último señalar que sólo el 14 por ciento de los estudiantes americanos cree que es necesario estudiar una lengua extranjera. Creo que hay algún error en este dato. Al fin y al cabo, el inglés es una lengua extranjera y allí lo habla todo el mundo.
La fiesta de la democracia
Se acostumbra a decir que las elecciones son la fiesta de la democracia. Eso lo dicen quienes no acudieron a su cumpleaños. Aquello sí que fue una fiesta. Nos divertimos tanto con la Demo que al final resultaba ya hasta desagradable. Joder, qué bien lo estamos pasando, me dijo Justicia, toda borracha, agarrada a una bandeja con pastitas de té. Pues sí, le contesté, qué asco, ¿no? Y la Justi me miró toda triste y me dijo ni que lo digas, y se largó suspirando y tropezando con los muebles. No por borracha, que también, sino por ciega. O sea, ciega de nacimiento, de los ojos, no ciega por haber bebido. Que también. A aquella fiesta fuimos todos. Estaban Igualdad, Fraternidad, Libertad, su hermana viciosilla Libertinaje... Ahora parece que sienta cabeza y lleva un tiempo saliendo en serio con Civilización, pero no sé yo. El Civi tiene el supuesto encanto de los intelectuales, pero es un bendito y un soso, y ya sabemos todos lo mucho que le gusta la fiesta a esta chica. De hecho, aquel día ya tonteaba con Fortaleza, con quien estuvo liada hace unos añitos. Ya se lo dije al Civi, que se anduviera con ojo, que fuera con prudencia, pero él me dijo, y no sin razón, que Prudencia ya estaba liada con Templanza. Y esa pareja parece que va a durar por lo menos hasta que se decidan a romper, que, conociéndolas, no será pronto. --Se le ve enamorado --me comentó Parlamentarismo--. Si Libe la deja, eso supondrá el fin de Civilización tal y como lo conocemos. Pero, bueno, los líos de amores se dejaron bastante de lado aquella noche. La gente fue allí a divertirse. Porque vaya noche. Han pasado dos meses y aún tengo resaca. Y eso que dicen que la Demo está enferma. Hombre, desde entonces igual necesita un trasplante de hígado, pero por lo demás, no sé yo. Sí que es verdad que vivimos momentos de pánico cuando se subió a la barandilla del balcón y comenzó a gritar que era la mejor de entre todas las conocidas, pero Política la bajó a empujones y le dijo aquello que dice continuamente de "seriedad, seriedad, ante todo, seriedad". Como siempre, le dimos de collejas. Y, también como siempre, se encerró a llorar en el lavabo. Demagogia la consiguió consolar con sus habituales buenas palabras, pero al final prefirió volverse antes a casa. La idea era acabar la noche en alguna discoteca. Éramos muchos y no había forma de ponerse de acuerdo, así que al final fuimos donde siempre, a Constitución. Más vale malo conocido. Aunque al final y en comparación con la fiesta de antes, nos supo a poco. Eso sí, pusieron bastante música de los ochenta, que tiene su gracia. Acabé a las seis de la mañana arrastrando a Democracia a casita. Estaba ya la pobre a cuatro patas. --Esto sí que ha sido la fiesta de la Democracia, y no las elecciones --le dije, repitiendo por enésima vez el chiste de la noche. --Son unos hijos de puta --contestó--. Habría que matarlos a todos. Se creen importantes porque son mayoría, pero son unos mierdas y unos cobardes. --Anda, anda, vamos a dormir, que ya verás mañana. --Voy a llamar a mi hermana Dictadura y se van a cagar... --Ea, ea... --No voy a consentir más atropellos. --No, no, por supuesto. --Cientos de ancianas mueren atropelladas cada día en las grandes ciudades. Eso es impermeable. --Inadmisible. --También.