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Análisis de campaña: la esfenia del mercinaje
La supeditación de la nación a las opiniones del candidato Marnilla supone un retroceso en los valores como no se ha visto desde mil novecientos porrinta y fis. Esta actitud es obviamente imperdonable, ya que sólo provoca dispinsión y mercinaje. La paraneia de la suma nos deja transipuestos: ¿qué decir del colonetraje de la oposición? Mejor nada. La nitro es siempre positiva, a no ser que hablemos del descenso de la mitra. ¿Relojes? Efectivamente: relojes. Ya en la postguerra, se unían entre sí los mercinajes antes mencionados. ¿Supone eso un remiro? En ojos vista de la oposición, por si acaso, cosa que no quita que se trate de un general. Nada más que lo solicitado para una cuenta superior, siempre que hablemos de nunca, si se me permite la irnoria. Pero, ja, me río yo de la frita. Estos de la decherza siempre con la frita. Frita por aquí, frita por allá. Pero no se habla de lo verdaderamente azul: la consecuya de la gaja. Una gaja que siempre se descipolla y se rita. No es para coles. Más allá de la supirta, hay que estatizar que estamos ante la mirtia de lo que es un buen grafo. Y eso es intolerable. Más, diría: infarcillable, rocolectable, marmíreo, estupefacto. Dicho lo cual, queda pérreo que lo solicitudo siempre es menor que lo marcipinado, cosa que el líder del partido no acaba de rumortillar. Acabáramos. Así no hay quien farfafanice ni España ni Cataluña. Es todo un ternero. Un ternero dien y marnido, como la cote de la finora. Ya lo dicen los ingleses: the new racoon is overtiming the matter.
Susceptibilidades
Hasta hace apenas diez minutos, aquí había un acerado e incisivo texto que analizaba de forma certera la sociedad occidental contemporánea, en especial los problemas políticos, sociales y económicos de Europa. Como es natural, proponía soluciones inteligentes aunque sin duda arriesgadas. Sin embargo, me he visto obligado a retirar el texto, ante la comprensible e inteligente presión de distintos grupos y personas. Enumero algunos de los motivos que me han llevado a plegarme a las razones (y a alguna que otra amenaza) de mis lectores:
-Mencionaba a Mahoma. -Usaba más palabras en masculino que en femenino, dejando en evidencia mi machismo y el de la sociedad falocéntrica en la que por desgracia vivimos. -Ofendía la bandera española. -Dirigía palabras poco amables a algunos catalanes de pro con apellidos súper de la terra, y, por tanto, a Cataluña entera como nación en sí. -Lo hacía además en castellano. -Rogaba por favor que Pío Moa (El Único Terrorista Rehabilitado del Mundo) dejara de atormentarnos con su prosa pastosa y egocéntrica. Sugería que alguien le diera una oportunidad en televisión. Presentando Bricomanía, por ejemplo. -Manifestaba mi desprecio por Apple y por todos sus productos, incluidos los Ipod. -Elogiaba a Ana Obregón. -Recordaba que Andorra es un país "más bien tirando a pequeño". (He estado a punto de causar un incidente diplomático.) -Me hacía eco de ciertos rumores referidos a Benedicto XVI. Sí, esos rumores. -Explicaba que el campo suele estar más sucio que la ciudad (por ejemplo, hay más barro y más bichos). -Hablaba de un señor llamado Israel. Me refería a él como "sólo un conocido, no un amigo", cosa que llevaba a un lector a afirmar: "Si eso no es antisemitismo, no sé qué puede serlo". -Hablaba de quienes dicen que si les tocara la lotería irían a trabajar al día siguiente como si fuera un día normal. Escribía que son unos perfectos cretinos que merecen que les den una paliza y les roben el boleto. Por capullos. Un lector me ha recordado amablemente que "el trabajo sirve para realizarnos personalmente. El trabajo es lo que nos diferencia de los animales, junto con la risa, la inteligencia, la ropa, los cepillos de dientes, las gafas, esa manía de canturrear que tienen algunos, los clips, las bolsas de basura, saltar a la pata coja y los bailes de salón". -Aseguraba que Cuarto Milenio es un programa entretenidísimo. -Usaba la expresión "la ocasión la pintan calva", soliviantando a la Sociedad de Alopécicos Orgullosos. -Dedicaba elogios a Estados Unidos. -Recordaba que los recién nacidos no tienen dientes. Este comentario fue considerado de mal gusto al no remarcar que, a pesar de no tener dientes, los niños son inocentes y traen amor y felicidad a este mundo. -Explicaba que era propenso a las jaquecas ("¡hay gente muriendo de hambre, por el amor del Ente Superior en el que algunos creen!").
En campaña
Otra campaña electoral. En Cataluña, tierra de sardanas y políticos razonables, dominados por el seny, esa palabra intraducible que se traduce como sensatez. Pero también por la rauxa, palabra traducible que significa ímpetu. Dos cualidades que juntas forman el carácter catalán, que crece frondoso en este oasis alejado de la rabia, el rencor y la inquina que dominan la escena política madrileña. Es verdad. Ejem. Sí, sí. Aquí los políticos no se insultan. No mucho. En serio. Ejem. Por cierto, yo fui candidato al Parlament(o) de Cataluña a principios de los ochenta, liderando la lista del Partit Reformista Comunista Radical. Sí, eran los alegres años del eurocomunismo y yo aún no había descubierto las Verdades Irrefutables del Liberalismo. Como por ejemplo, que si la gente pudiera vender sus órganos, la gente podría vender sus órganos. Y eso es absolutamente irrefutable. Precisamente y sumido como estaba en la campaña electoral, firmé sin querer un documento que autorizaba a una horrible mafia italochinaportuguesa a arrancarme la mitad del hígado y vendérsela a un millonario estadounidense a cambio de un diez por ciento de los beneficios. Una miseria, porque hubo muchos gastos. Pero contribuí a salvar la vida de un niño que dos años más tarde moriría de sobredosis. Desde entonces y al conservar sólo la mitad del hígado, el alcohol me sienta fatal. Motivo por el que tuve que dejar de lado la actividad política. Al menos, la experiencia me sirvió para iniciar un modesto negocio de extorsión a comerciantes extranjeros. Era divertidísimo. Me hacía pasar por agente de inmigración, como si fuera estadounidense. En todo caso, se trataba de un negocio como cualquier otro: yo ofrecía protección a cambio de dinero. Ellos eran libres de pagar o de, ejem, cobrar, así que aún no entiendo por qué pasé aquella temporada en prisión. Pero me estoy desviando del tema. Sí, aún recuerdo lo que prometí durante aquellas dos semanas. Como todo político que se precie, eran propuestas sensatas en las que se mostraba mi preocupación por los problemas reales de la gente. Si conseguimos un escaño, dije, me baño en pelotas en la fuente de Montjuïc. Un bocata para todo el que me vote. Votadme y dejaré de tocar la guitarra... Companys, si sabeu on dorm la lluna blanca digueu-li que la vull (que no paro, ¿eh?, si no me votáis no paro), però no puc anar a estimar-la. Que encara hi ha combat (que me sé más del Llach, ¿eh? Os lo juro, que me sé más...) La desvergonzada campaña de desprestigio emprendida por mis adversarios políticos acabó de forma taimada e injusta con las ilusiones (quizás un tanto ingenuas, fruto de esa juventud que quiere cambiar el mundo) de cobrar un sueldazo a cambio de rascarme los huevos. En los periódicos salieron publicadas un montón de mentiras acerca de mis intereses e ideales. Todo porque me tendieron una trampa. Una chorrada, en el fondo. Sacaron de contexto una frase mía: "Sólo quiero ser diputado para ver qué se siente al cobrar una pasta por rascarse los huevos". Hablaba en sentido figurado. No iba a pasarme TODA la jornada laboral (mis dos o tres horas diarias, de martes a miércoles) rascándome las partes. Se me IRRITARÍAN. Hay gente que no entiende los sutiles recursos estilísticos que ofrece el lenguaje. En fin. Además, todos sabemos que la imagen del político vago es un tópico. Los políticos trabajan mucho. Como Fraga. Mientras haya luz, ellos leen dossieres y redactan documentos. Cuando el sol se pone, encienden una lámpara. Si hay tormenta y se va la luz, sacan las velas de los cajones. Todo el día trabajando duro, ahí, no hay nadie que los pare. Luego, después de a lo mejor treinta horas seguidas sin parar, pues, hala, ya está, a descansar tres años o tres años y medio, que ya hemos hecho todo lo que teníamos que hacer para este mandato. Igual echar alguna firmita... A ver, sí... Ese proyecto de ley, gracias... Ese documento interno de trabajo, gracias... Ese recibo, gracias... Ese cheque, gracias... La nómina, gracias... Gracias por el sobre, ¿firmo algo? ¿No? Bien, gracias... Un trabajo sacrificado, el de político. Requiere hombres y mujeres hechos de una pasta especial. De ahí lo de "todo por la pasta". (¡Ja!)
Otra vez no, por favor
Me acabo de enterar de que existe un delito llamado "ultraje a España y a sus comunidades autónomas". Y eso incluye sus símbolos. Me cago en la bandera y me limpio con la senyera, no tenía ni idea. Hay que joderse. Pero no he venido aquí a hablar sobre esta moda absurda que consiste en insultar a todas las naciones habidas y por haber, esas putas naciones de mierda, y hacerlo además sin elegancia ninguna, usando palabras malsonantes y faltando al respeto a todos esos gilipollas sin cerebro que son los patriotas. El caso es que ha sucedido una cosa que puede hacer temblar los cimientos de la democracia. Bueno, en realidad serían dos cosas, pero como los mercados bursátiles han acogido con serenidad el golpe de estado en Tailandia, no es necesario hablar de este tema. El caso es que la princesa de España se ha quedado embarazada OTRA VEZ. Y DE NUEVO surge el sesudo e interesantísimo debate sobre el sexo del bebé. Es decir, IGUAL QUE HACE UN AÑO, tenemos que ponernos a hablar de la posibilidad de que nazca un niño barón --con b porque es noble-- y haya que hacer las reformas oportunas a la Constitución para que su hermana mayor pueda reinar dentro de treinta años, siempre dejando bien claro que Felipe es una excepción a esta reforma, no vaya a reinar su hermana mayor, que la pobre no está para esas cosas. Eso es lo que se llama gobernar con visión de futuro. Preocuparse porque dentro de siete meses quizás nazca un niño que será el hermano pequeño de la que quizás sea reina dentro de treinta años. Y a todos nosotros nos importa mucho. Por supuesto. Ejem. ¿Y si, no sé, es una idea, y si, decía, miramos para otro lado y hacemos ver que no pasa nada? En fin, puestos a poner quizás, puede que nazca un niño y le atropelle un camión dentro de quince años. O que haya una república. O que nazca niño pero se sienta mujer. O viceversa a todo. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que una institución discriminatoria en todos sus aspectos siga discriminando también por sexo? Si casi nadie puede ser rey, ¿qué más da que Leonor tampoco pueda serlo? Sólo es una más.
P.D.: Sigo pensando que lo mejor es escoger al rey de turno por sorteo. ¡Yo también quiero ser rey y sacrificarme por el país trabajando tres o incluso cuatro horas a la semana, si es necesario!
The pregon of the city
Recientemente ha habido cierta polémica respecto al pregón de las fiestas de la Mercé de Barcelona. Al parecer, a mucha gente no le ha gustado que Elvira Lindo leyera el pregón en español, pudiendo hacerlo en catalán o en inglés. Realmente, esta gente tiene toda la razón del mundo. Al fin y al cabo, en Cataluña todos hablamos catalán, como bien saben los políticos de Esquerra Republicana. Sin ir más lejos, este texto está escrito en una variante muy abierta del único idioma propio de Cataluña. Además, eso de los pregones es algo supermoderno que nos interesa a todos los barceloneses. Cada año se comenta en los bares el texto del pregón de turno y todo el mundo tiene a su pregonero favorito de los últimos años y a su candidato para los próximos. Las discusiones en los bares son eternas: no, a mí me gusta ése; ése es un cretino, mejor ésta; pero qué dices, ¿la tonta esa? Como es natural e incluso deseable, estos intercambios de opiniones acaban a puñetazo limpio y patadas en los bajos. Los pregones son sin duda un tema crucial para las ciudades del siglo 21 y parte del 22. ¿Qué sería de nosotros sin ellos? ¿Qué pasaría si el año que viene no hubiera pregón por las fiestas? Todo el mundo saldría a la calle, indignado: esto es un asco, por favor, queremos oír el pregón, basta ya, queremos que alguien medio famoso dé comienzo a las fiestas del pueblo riau riau con cuatro tópicos mal hilvanados y a cambio de una pasta gansa. Etcétera, etcétera. Yo fui pregonero de las fiestas de mi barrio hará unos años. Leí un texto precioso que fue considerado uno de los más mejores de la historia. Estaba además escrito con el suficiente cuidado y esmero como para no herir susceptibilidades. Reproduzco un fragmento por su interés:
Ciutadans i ciudadanas. Con motivo of the parties de este quartier de la ville, je vous desig que lo paséis very well. Allora, e cuando arrivi a casa, sie konnen ein Kapuccino trinken. The people from this barrio sont tres abiertos y abiertas, inteligentes y además you are unos hijos de puta. Is tábhairneoir mé. Sois más feos that the mother that gave you birth. També sou més burros que escupir para arriba. Es ist egal, weil ihr seid tan brutos que us ho passaréu de conya igualment. Només necesitáis para to have fun un palo and a shit of dog.
El texto seguía, pero fui interrumpido por una hora de radicales que aprovechó la cobertura mediática del acto para dar publicidad a sus reclamaciones políticas, ajenas a las alegres y populares fiestas. En concreto, pedían mi muerte a palos. Incluso intentaron contribuir a la realización de dicho objetivo. Por suerte, fueron interrumpidos por las autoridades, en mi opinión sin la diligencia necesaria y de forma además descuidada: recibí alguno de los porrazos que sin duda irían dirigidos a aquellos vándalos.