Algunas retransmisiones deportivas sinceras


Fútbol Se pasan el balón en el centro del campo. Están todos quietos. Uno trota. Se para. Se vuelven a pasar el balón. Se lo pasan al otro equipo. Siguen paseándose por el centro del campo. Trotan. Uno camina. Se pasan el balón. Otra vez. Y otra. Otra más. Aún se lo pasan otra vez. Siguen. Siguen. La pelota se para. El portero grita algo. Un espectador insulta al árbitro. Los jugadores se pasan el balón en el centro del campo. Otro pase. Otro más. Se la pasan otra vez. Y otra. Una vez más. Pase atrás. Pase al frente. Pase al lado. Pase al otro lado. Pase al mismo lado del principio. Pase largo. Sale fuera. Un espectador le pega a otro. Alguien tira una moneda. Le da al portero, que se cae. Se para el juego veinte minutos. Se reanuda el juego. Se pasan el balón en el centro del campo.

Ciclismo Están pedaleando. Avanzan todos juntos. Siguen pedaleando. Llevan tres horas así. Ahora hay dos que beben agua. Siguen pedaleando. Pedalean. Ahora hay una cuesta. Pedalean. Pedalean. Y, a ver... Sí, pedalean. Uno se deja llevar sin pedalear. Otro se rasca. Hay dos que hablan de sus cosas. Siguen pedaleando. Ahora cogen una curva. Uno adelanta a otro. El otro adelanta a uno. Pedalean. Sólo faltan dos horas para que acabe la etapa y esto está muy emocionante. Otro que bebe agua. Pedalean, pedalean. Pedalean. Y parece que... Efectivamente, siguen pedaleando. Ahora una vista desde el helicóptero. Frase usando la expresión "serpiente multicolor". Pedalean. Uno come algo, desde aquí no se ve lo que es. Un bocadillo supongo. Esto es espectáculo, señores. Pedalean. Siguen pedaleando. Un poco más. Ni cuesta abajo dejan de pedalear. Bueno, esos de ahí, sí. Perdedores. Uno se ajusta la gorra. Pedalean.

Baloncesto Diez monstruos de más de dos metros de altura, mandíbula desproporcionada y pelos en los hombros han encontrado una forma de que la gente les admire sin tener que arrancarle la cabeza a nadie.

Maratón urbana --¿Cuándo les decimos que en metro tardarían veinte minutos en hacer el mismo recorrido? --Espera, espera, que hace tiempo que no me reía tanto. Mira ese como suda. Apuesto cincuenta euros a que se desmaya en menos de media hora.

Fórmula 1 Han dado otra vuelta. Y otra. Parece que uno va a adelantar a otro. No, le está doblando. Ahora sí, el rojo está pegado. Sigue pegado. Está más pegado. Ahora se despega. Otra vuelta más. El rojo sigue pegado. Lo intenta. Sólo ha conseguido despegarse un poco. Sigue pegado. Uno para y pone gasolina. Sale. No adelanta a nadie. Sato golpea a otro. El rojo sigue pegado. Más pegado. Más. Menos. Se pega mucho. Más. Parece que... No. Sigue pegado. Le va a adel... No. Se pega más. Se despega. Mantiene la pegazón. Se pega más. Un poco más. Menos. Más. Más. Menos. Otra vuelta. Está pegado. Se despega. Se pega más. Menos. Más. Faltan veinte vueltas, así que ya no merece la pena arriesgar y se despega un poco.

Tenis Uno le da. Ahora le da el otro. Uno le da. Ahora le da el otro. Punto. Uno le da. Ahora le da el otro. Uno le da. Ahora le da el otro. Uno le da. Punto. Uno le da. Ahora le da el otro. Punto. Uno le da. Falta. Uno le da. Ahora le da el otro. Punto. Uno le da. Uno le da. Uno le da. Uno le da. Uno le da. ¡Eh, está haciendo trampas! Ahora le da el otro. Uno le da. Ahora le da el otro. Uno le da. Ahora le da el otro. Punto. Uno le da. Ahora le da el otro. Uno le da. Punto. Uno le da. Ahora le da el otro. Uno le da. Ahora le da el otro. Uno le da. Punto. Uno le da. Falta. Uno le da. Punto.

Atletismo Corren. Van rápido. Llegan a la meta. Ha ganado el que se ha dopado más. O mejor. Todos morirán antes de cumplir los cincuenta.


 
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Una carta


A: Buenas, le traigo una carta de su madre. B: Gracias. A: Dice que se encuentra bien, pero que haga el favor de mirar lo del gato. Supongo que usted lo entenderá. B: Hombre, ¿pero la ha leído? A: Por supuesto, yo soy un profesional. B: ¿Un asesino a sueldo? A: No, ése es mi hobby. Soy un profesional del correo. No sé si lo sabe, pero cartero viene del latín miserere, que significa "el que lee las cartas ajenas". B: Eso es mentira. A: Probablemente. Lo que ocurre es que me siento tan solo. B: Eso es porque se sienta en un sillón. A: ¿Está intentando hacerse el gracioso conmigo? B: Pruebe a sentarse en un sofá. Así dejará espacio para que se siente más gente y, con un poco de suerte, se sentará acompañado. A: No tiene gracia. Es usted muy cruel. B: ¿Por qué? A: No tengo dinero para un sofá. B: Oiga, de todas formas, esta carta llega con algo de retraso: mi madre murió en 1964. A: A mí no me mire, yo sólo llevo en correos desde 1958. B: Precisamente. A: No, pero es que en aquella época contábamos el tiempo al revés. Luego los progresistas ganaron las elecciones e invirtieron el sentido del tiempo. No sé si hemos ganado algo. Piense que en aquella época, internet sólo era un mal recuerdo. B: Ya, pero se encaminaban sin remedio a la Edad de Piedra. A: Puede, pero eso no lo sabíamos. Creíamos que el futuro nos traería coches de caballos, libros escritos a mano, menos contaminación y guerras sin bombas. B: Sí, el hombre siempre sueña con un futuro mejor. Supongo que para ustedes Quo Vadis era una novela de ciencia ficción. A: Y Philip K. Dick, un reconocido autor de novela histórica. No me gustó su adaptación de Blade Runner. La película era mejor. Aunque supongo que sólo lo digo porque la hicieron antes. Aunque después resultó que la habían hecho más tarde. B: Ah, qué lío esto del tiempo. A: Está como loco. Ya no hay primavera, el invierno ha durado dos semanas y hace tanto calor como si estuviéramos en julio. B: Eso si mañana no le da por granizar, que hoy en día nunca se sabe. A: La culpa es del gobierno. B: Como siempre. Seguro que ha negociado con los etarras del cambio climático. A: Bueno, le tengo que dejar, que su vecino tiene carta. B: ¿De quién, de quién? A: No sea cotilla. Nada, un amigo que está en Oslo. Ha olvidado la contraseña del correo electrónico y le envía un vídeo del Youtube en papel. B: Si no fuera por Youtube, no sé qué haríamos. A: Trabajar, igual. B: Quite, quite, qué asco.


 
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Esto no quedará así


De acuerdo, es cierto que en los envoltorios de muchas chocolatinas ya se advierte de que estos productos pueden contener trazas de frutos secos aunque no se hayan usado en su fabricación. Pero lo de hoy ha sido excesivo: abrí un Mars y me encontré un elefante comiendo cacahuetes de un saco. Lo que más me jodió fue que la chocolatina estaba debajo de todo y había quedado chafada. Señores de Mars, me deben una explicación. Soy alérgico a los elefantes. Si me lo llego a tragar por error, hubiera entrado en shock anafiláctico y probablemente hubiera muerto entre espasmos horrorosos. Sólo pido respeto como consumidor, además de conservar mi vida, si es posible. Aclaren que podría darse el caso de que esas trazas de frutos secos estuvieran siendo devoradas por algún animal salvaje de tamaño considerable. Sepan que espero sus disculpas, a ser posible en metálico. O en especie. Y por especie no me refiero a más paquidermos, por supuesto.


 
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Acerca del origen de la tradición de comprar libros y rosas por Sant Jordi


Como cada 23 de abril, cientos de miles de personas salen a las calles con la intención de comprar rosas y libros de cocina. ¿Qué diría un extraterrestre si viniera hoy desde Marte con su platillo volador y contemplara este espectáculo de flores y cocina gastronómica? Pues pensaría: "Cielos, los catalanes salen en masa a las calles cada 23 de abril con la intención de comprar rosas y libros de cocina". Cosa que diría mucho en favor de la capacidad de observación de los marcianos. O, al menos, de este marciano en concreto. Los marcianos no son nada observadores. Normal, teniendo en cuenta que en Marte no hay mucho que observar. Piedras rojas. Tienen setenta y cuatro nombres diferentes para el color rojo. Claro que para ellos el naranja es un rojo claro, y eso es trampa. Por si alguien no lo sabe, la tradición de regalar libros y rosas por Sant Jordi viene de un año en el que hubo un exceso de producción de uvas. Para dar salida a tanta fruta, los comerciantes aseguraron que traía buena suerte comer doce uvas por fin de año, una con cada campanada. Al parecer, diecisiete escritores famosos murieron atragantados el 23 de abril. Se pasaron más de cuatro meses tosiendo y soportando palmadotas en la espalda, ya que la maniobra de Heimlich no se inventaría hasta el 17 de mayo. Consternados, varios libreros abrieron floristerías, mientras unos cincuentones se quejaron de que la juventud de hoy en día (ayer en día para el lector) ya no leía tanto como antes (mucho antes para el lector) y sólo se preocupaba por divertirse y beber vino, y eso que casi no había vino, ya que todo el mundo se había comido las uvas por fin de año (nota: ese mismo año se inventó la cerveza). Qué bonitas son las tradiciones. Y qué interesante es conocer su origen, normalmente relacionado con la codicia de algún tendero. Mientras tanto, en su platillo volante, nuestro marciano se pregunta qué libro de cocina comprar como recuerdo de este día tan especial. Finalmente opta por Treinta platos que salen por la tele y una rosa con los colores del Barça.


 
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Cosas que me dan más bien lo mismo


Cerramos la serie "Cosas que" con una lista de cosas que me resultan indiferentes. -El color azul. -Eso de ahí que está detrás de esa otra cosa. No, lo de al lado. Sí, eso. -Los editoriales de los periódicos. -Federico Jiménez Losantos. -No, es mentira, Losantos me revienta. -Pero la verdad es que no le escucho. -Hombre, es que no estoy para perder el tiempo con tonterías. -Entonces, ¿qué? ¿Ponemos a Losantos o no? -Haz lo que te dé la gana. -Esa respuesta denota indiferencia. Así pues, confirmamos a Losantos en esta lista. -Los pisapapeles. -El arroz. -CSI: NY -Los libros de Milan Kundera. -Los libros de Paul Auster. -¿Por qué mi madre siempre me regala libros de Auster? -Igual debería decirle algo. -Al menos son cortos. -Franz Ferdinand. -Los informativos de televisión. -La información meteorológica. -Elvis. A no ser que esté vivo. -Los Oscar. -Eso del copyleft y las licencias creative commons. -Las plantas. -Las ensaladas. -Las películas de Almodóvar. -La gente que me mira mal porque no reciclo. -El vino. No hay para tanto. Sólo es otra bebida. La coca-cola está mucho más rica. Creo que el esfuerzo de estos tres días ha merecido la pena. Si algún desaprensivo vuelve a enviarme un meme de esos, sólo tendré que remitirle a los tres últimos textos.


 
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