Éste es de pensar


He escrito el guión de una película que le da cien mil vueltas a Casablanca. Trata sobre un tipo que explica el argumento de Casablanca. Y se pregunta si es tan buena como dicen o no. Llega a la conclusión de que sí lo es y se pregunta por las características que la han convertido en una buena película: tiene un buen guión, es en blanco y negro, sale Ingrid Bergman, Bogart actúa tan mal como de costumbre, hay música, pasan algunas cosas, pero no tantas como para perderse. Luego habla sobre el final. Lo explica. Por si alguien no la había visto. Lo explica otra vez, por si alguno no atendía. Se pregunta si es bueno que el chico y la chica no acaben juntos. Y si los personajes de Bogart y el gendarme son algo más que amigos. Llega a la conclusión de que al menos es una forma original de terminar. Incluso deja la puerta abierta a una segunda parte, que por desgracia nunca se rodó. De todas formas, algo no es bueno por el mero hecho de ser original. Por ejemplo, no es necesariamente agradable tener dos narices, aunque sin duda resulta original y sirve para romper el hielo en una fiesta. Oh, así que usted tiene dos narices. Sí, mire, una aquí y la otra acá. Anda, qué cosas, debe resultarle práctico. Bueno, respiro lo mismo en la mitad de tiempo, lo que siempre viene bien para evitar muertes por asfixia. Y así durante una hora y tres cuartos, dándole vueltas y vueltas a Casablanca, hasta llegar a cien mil, más o menos.


 
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Pronunciación


Un amigo extranjero tiene un acento rarísimo. Sí, sí. Rarísimo. No, más raro aún. Por ejemplo, le cuesta mucho decir esparadrapo. Sí, ya lo sé, es la clásica palabra que les cuesta a los extranjeros. Pero es que en vez de esparadrapo dice reloj de pared. En serio. Y hay más palabras… A ver que piense… Gafas, tampoco sabe decir gafas. Lo pronuncia sandalias. El otro día entró en una óptica con la intención de probarse unas sandalias de sol. En serio. Iba con él y pensaba que se estaba intentando quedar con el de la tienda. El tío diciendo sí, unas sandalias, como esas de allí. Y yo pensando, nos van a echar a patadas. Pero es que en su país son muy raros. Hablan una lengua complicadísima: no tiene nada que ver cómo se escribe y cómo se pronuncia. Su nombre, por ejemplo, se escribe Gröf56har Stûbednar€. Sí, con € final. Pero se pronuncia Roberto. Sólo Roberto, nombre y apellido. Y al revés. Culo, por ejemplo… Sí, vale, ya sé, es lo de siempre, le hemos preguntado cómo decir todas las tonterías en su idioma, incluidos varios tacos y "quieres acostarte conmigo", y no sabemos dar los buenos días, pero deja que te cuente: culo en su idioma se escribe rase, pero se pronuncia frggrefç. No, así no: frggrefç. Hay que poner la lengua en el paladar y luego… No, lo haces mal. Mira cómo se mueve mi nuez cuando hago el : frggrefç. Bueno, déjalo, tienes que practicar más. A mí al principio tampoco me salía. No, teta se dice igual. Y se escribe casi igual. No tiene gracia. La palabra, digo. Por cierto, ¿por qué me llamas Ignacio? No, no me llamo Ignacio. Se escribe igual, Ignacio, pero se pronuncia Esteban. Sí, i, ge, ene... Est... a, ce, i, o... Esteban. No, no pasa nada, todo el mundo se confunde. Pero me suelen llamar Enrique.


 
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Ay


Resulta que le han prohibido a un tipo cocinar un bogavante en el teatro. El caso es que para cocinarlo como él quería, a la cántabra, el tipo tenía que agarrarlo vivo, golpearlo, cortarlo y asarlo. Sí, bueno, es un poco bestia, pero ¿por qué no se puede hacer en el teatro y sí en los restaurantes? ¿Eso significa que si se toreara en los bares, nadie protestaría por la crueldad del toreo? Por cierto, ¿cómo es posible que el toro no gane casi nunca, si es más grande y a menudo huele mejor que el torero? A ver, si el torero usara su astucia y su inteligencia, aún, pero lo único que hace es dar vueltas tontas con un trapito. El toreo es absurdo. Deberían prohibirlo por ilógico. En todo caso y de nuevo, La decadencia del ingenio se pone de parte de la libertad creativa. En una iniciativa sin parangón --a todo esto, ¿qué significa parangón?--, el chimpancé cocinero de este blog va a atontar, cortar y asar a un bogavante en directo, para protestar por esta absurda censura. Por cierto, el bogavante este es asqueroso. Es como un insecto grande y rojo. Te lo encuentras en el suelo de la cocina y vas corriendo entre chillidos histéricos a buscar el Cucal. No entiendo cómo la gente se come eso. Es repugnante. Y, en realidad, no sabe a nada. Por dónde iba... Ah, sí, en todo un parangón, nuestro cocinero ha agarrado al bogavante por la cola y se dispone a golpearlo. Los flashes se disparan, el cocinero sonríe y saluda a los fotógrafos. No en vano, uno de ellos es su primo. Un gran tipo, su primo. Tiene un parangón de los nuevos. Me lo dejó probar en una ocasión... Disculpen, el cocinero está golpeando el bicho contra el mármol... Ah, qué bruto. Ya vale, ¿no? Arg, un trozo de cáscara me ha saltado al ojo. Pero tío, para un poco. Bien, el mono agarra un cuchillo y, a pesar de que el bicharraco aún mueve sus antenas, lo corta en rodajas. Qué bestia. Me estoy mareando. Y el cabrón aún se ríe. Por si acaso, nuestro cocinero, que ya se ha vuelto medio loco, saca una pistola y dispara dos, tres veces al bogavante. Un momento, levanta el arma y dispara contra los fotógrafos. Ah, el horror, han caído tres, ahora se gira hacia mí... ¡NO! ¡QUIERE MATARME! ¡ARG, ME HA DADO EN LA PIERNA! Ah, cómo duele, ay... Agg... Ayyyy... Mierda, quema... Arffff... Duele... Ah, ah... Ay... Qué dolor... Ah... Que alguien llame... ay... a un médico... Ayyyyy... Ay... Ah... Ah... Ah... Ay... Ayayayayay... Ay... Ah, duele... Cielos, quiere rematarme. Me apunta a la cabeza... Ah, duele... Va a apretar el gatillo... Lo aprieta... Un momento, sigo vivo. Menos mal, se ha quedado sin balas. Finalmente y algo más tranquilo, el cocinero coloca el bogavante sobre la plancha y se pone a silbar alegremente mientras lo asa. Lo malo es que habrá que tirarlo. Tres fotógrafos se habían ofrecido voluntarios para comerse el bicho, pero están muertos. El que queda vivo es alérgico. Y el mono también es alérgico, pero a la pólvora. Sí, otro gran día para el arte. Ay... Duele... Bueno, ya lo dicen: crear es un proceso doloroso, que provoca sufrimi... Ay... Joder, cuánta sangre... Bueno, si eso, ya seguiré... ay... cuando vuelva del hospital.


 
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Cultura popular


A: Como cada 24 de abril, los habitantes de Viscalesmates se tiran desde lo alto del campanario, siguiendo una tradición que ya cuenta con más de tres semanas. Conectamos con nuestra enviada especial, que está presenciando esta curiosa lluvia de personas. B: Buenas tardes. Como bien dices, los vecinos de Viscalesmates se arrojan del campanario cada 24 de abril desde hace ya casi un mes. Esta tradición ancestral, cuyos orígenes son tan antiguos como los de la propia civilización humana, es una desenfadada manera de recibir la primavera. Como pueden ver, los vecinos se arrojan de uno en uno y tras hacer cola con calma y educación. El sonido de los cuerpos al tocar el suelo es armónico y ordenado: casi podría servir de reloj. Una vez golpean el asfalto, los vecinos se arrastran a un lado para que no les caiga nadie encima. Si están muertos, la Pilar, la lugareña más anciana del pueblo, les aparta con un rastrillo. Tenemos con nosotros a Llucià Pou, uno de los organizadores del evento. ¿Cómo va la jornada, señor Pou? C: Muy bien, muy bonita. El tiempo acompaña y, como puede ver, aquí se han congregado grandes y pequeños para dejarse caer, en todos los sentidos de la palabra. B: ¿Cuál es la altura del campanario? C: Pues mire, se trata de uno de los campanarios más altos de la comarca. Así a ojo hará unos cuatro metros, contando la veleta. Antes era más alto, pero nos robaron el primer piso. B: Aun así, hay gente que muere. C: Hombre, es que de una mala caída te puedes abrir la cabeza. Y ahora, si me disculpa, es que me he roto las dos piernas y me duele mucho estar de pie. B: Cómo no. Así pues, nos despedimos con estas preciosas imágenes de saltos al vacío, acompañados por gritos de angustia y cerrados con un sonoro "tud", que es el ruido que hace una persona al tocar el suelo. A: Muchas gracias. Ah, las tradiciones, siempre tan hermosas, recordándonos quiénes somos.


 
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Limpia, fija y da esplendor


A iniciativa del BNG, el Congreso de los Diputados solicitará a la Real Academia Española que revise la definición de "gallego" que figura en su diccionario, ya que incluye las acepciones de "tonto" y "tartamudo". Según un diputado de este partido más gallego que nunca, esta definición tendría que ser revisada "en nombre del rigor y del buen gusto". Asimismo, en nombre del rigor y del buen gusto, la Asociación de Amantes del Cerdo ha pedido a la RAE que se revisen las definiciones de las siguientes palabras: chorizo ("persona tonta, boba"), gorrino ("hombre desaseado o de mal comportamiento en su trato social") y, por supuesto, puerco y cerdo ("hombre sucio", "hombre grosero" y "hombre ruin"). Según la AAC, es indignante que un animal tan español como el cerdo y que proporciona productos excelentes y que tienen fama en todo el mundo, como el jamón de bellota o el mismo chorizo, tenga que soportar que haya quien use su nombre como un insulto, rebajando su indudable dignidad y poniendo en cuestión su más que probada excelencia. "Por culpa de este trato cruel--asegura el presidente de la asociación-- muchos animales se han deprimido, dándonos una carne menos sabrosa que si hubieran sido cuidados y degollados en las condiciones de respeto apropiadas". La asociación se ha puesto en contacto con Amigos de los Burros, Amantes de los Cabrones y Abundio No Es Tan Tonto, con el ánimo de unir fuerzas en una iniciativa que serviría para eliminar las acepciones que no les gustan, con independencia de que se utilicen o no. "Al fin y al cabo, hay mucho ignorante suelto y no vamos a hacer caso de todo lo que dice la gente", insiste el presidente de la AAC. Otras organizaciones, como Personas Por una Lengua Limpia, ya han asegurado que les parece magnífico cualquier proyecto que vaya encaminado a procurar que en el diccionario no haya tacos, ni palabras malsonantes, ni términos que hagan referencia a los aparatos reproductores. En la misma línea y en un comunicado hecho público hoy mismo, un señor de Cuenca que no sabemos quién es ha asegurado que le saca de quicio que le llamen imbécil en tono peyorativo: "Yo no tengo la culpa de ser imbécil. Nací así. Lo menos que podría hacer la gente es tratarme con respeto y usar la palabra con cariño. Tanto mi madre como yo exigimos que la RAE redefina el término 'imbécil' como 'persona que por desgracia es gilipollas, pero no se metan con él, que es de nacimiento y eso es una pena y no está bien burlarse y, oigan, que yo soy diputado'".


 
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