martes, 23. agosto 2011
Jaime, 23 de agosto de 2011, 17:43:00 CEST

¡No con mis anacardos!


A mucha gente le ha molestado que viniera el Papa a España. A mí me molestan muchas cosas, también, y no voy por ahí montando acampadas. Más que nada porque es terriblemente incómodo. Para empezar, el suelo está duro. Y sucio. No hay enchufes. Y estás muy cerca de otra gente. Y la otra gente huele y habla y en ocasiones comete asesinatos. Es cierto. Viendo cualquier telediario uno puede ver que LA GENTE MATA. Mala idea, eso de acampar. Por no hablar del peligro de que te ataque un oso. Dicho lo cual, sí que entiendo las quejas de mi amigo Francisco Casanueva, a quien a partir de ahora llamaremos Juan para mantenerle en el anonimato. El Papa le visitó a él, personalmente, en su casa. Y --aquí viene lo malo-- sin avisar: "Fue horrible --explica--. Sonó el timbre y vi por la mirilla que allí estaba Su Santidad Benedicto XVI. Y yo en calzoncillos, con la casa sin barrer y la pica llena de platos sucios". Se vistió de a toda prisa con su camiseta de Bob Esponja favorita mientras Benedicto llamaba a la puerta con insistencia. "Francisco, ¿estás ahí?", gritaba, sin tener en cuenta que Francisco quería permanecer en el anonimato y prefería que lo llamaran Juan. Al cabo de 47 segundos que se le hicieron eternos, Juancisco abrió la puerta, inclinándose y disculpándose por ir sin afeitar --"es que estoy de vacaciones"-- y por apenas tener cuatro cosas en la nevera --"si me hubiera avisado con tiempo, hubiera comprado unas magdalenitas o algo". Francisco apenas pud... Perdón. JUAN apenas pudo ofrecerle al Papa una cocacolita y unos anacardos revenidos, que el Papa aceptó de buen grado. Lo peor fue que Juan notó cómo Su Santidad miraba el polvo acumulado en las estanterías, eso sí, sin hacer comentarios al respecto. Luego hablaron de cosas sin importancia, tonterías como el tiempo, series de televisión y los últimos avances en física cuántica. Benedicto se despidió con un "hasta la próxima" que a Juan le provocó un escalofrío. Cosa que le vino muy bien porque como el Papa y él habían comentado, está haciendo más calor estos días. "Fue una tarde terrible --explica mi amigo anteriormente conocido como Francisco--. Desde luego y después de mi experiencia, estoy muy en contra de las visitas del Papa. No con mis anacardos y no sin avisar". Juan recuerda que el Papa tiene su móvil y no le hubiera costado nada llamar antes o incluso enviarle un correo electrónico. "Estaba tan indignado que me hubiera unido a la acampada en contra de las visitas del Papa, pero oí por la radio que les había atacado otro oso. Soy alérgico a que me coman los osos. Si un oso me come, podría morir del shock anafiláctico".


 
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