agosto 2011 | ||||||
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Los muros de Berlín
Muchos de mis enemigos se alegrarán de saber que me he muerto después de despeñarme por un barranco y caer rebotando sobre piedras calizas durante casi seiscientos metros. Mi cadáver ha sido devorado por hienas enfermas de sida. En realidad es mentira. ¡Ja! ¡JA! Quién ríe el último, ríe más tarde. Esta es una de las múltiples trampas que tiendo a mis enemigos. Sé que a muchos les parecerá poco menos que increíble que alguien tan agradable y de conversación tan inteligente como yo tenga enemigos, pero no son pocos quienes envidian mis éxitos en el mundo de la literatura (estoy en la lista de los tres millones de escritores barceloneses más influyentes) y por supuesto con las mujeres (el otro día le hablé a una teleoperadora sin desmayarme ni sudar demasiado). Es decir, no soy yo, son ellos. Entre mis enemigos más acérrimos se cuentan mi vecina de enfrente, que me mira mal porque claro, no ve con buenos ojos mi desenfrenada vida de artista, llena de siestas y de atún en lata. También mi frutera, que por inquina y odio siempre me cuela algún melocotón con algún golpe. Por no hablar del camarero de mi cafetería habitual, que se empeña en cobrarme los cortados a pesar de ser yo quien soy. De hecho, al menos la mitad de la clientela va a ese café porque "es el sitio al que va Jaime a pensar en su obra". Y a robar el periódico. O mejor dicho, a descargármelo en formato papel. ¡Cultura libre! Pero ese es otro tema. Al que doy comienzo ahora mismo. Leo con espanto en este periódico robado que no se habla de mí en absoluto. Ni se me menciona. Nada. Como si no existiera. Es curioso, porque ayer hice un montón de cosas que merecían la pena ser reseñadas. Pero claro, los periodistas son perezosos y sólo hacen caso a lo que les dictan los bancos y los políticos. Ninguno me llamó anoche para pedirme suculentos titulares como:
-Jaime Rubio planea una revolución literaria en su nueva novela autobiográfica, protagonizada por una grapadora
-Jaime Rubio dispara las ventas de las novelas Stephen King tras declarar estar leyendo un libro suyo
-Jaime Rubio sigue siendo Jaime Rubio, a pesar del esfuerzo que supone ser Jaime Rubio
-Jaime Rubio Jaime Jaime Rubio Hancock Jaime Rubio Rubio Hancock Jaime
Desde este blog que tiene casi seiscientos millones de lectores diarios emplazo a los señores periodistas de medios de prestigio (de la Hoja Parroquial para arriba) a que se dirijan a mí y me pidan toda la información necesaria acerca de las cosas que estoy haciendo hoy y que sin duda cambiarán el panorama cultural, social y político de los próximos años y para bien. Por ejemplo, respirar. El día que deje de respirar podría pasar algo muy grave. Podría caer el muro de Berlín, por ejemplo. Otro. En Berlín hay muchos muros, como en todas las ciudades grandes. Hay gente que cree que en Berlín sólo había un muro y lo demás eran paredes. No. Había un muro famoso, el de los turistas. Pero luego hay muros de culto, para los que tenemos algo más de estudios, de conocimiento y de mundo en general.