martes, 23. agosto 2005
Jaime, 23 de agosto de 2005, 13:00:20 CEST

El funeral de Jakob Adenauer


Jakob Adenauer murió en un accidente de caza no se sabe si el 19 o el 20 de julio. Su hermano Hans intentó aclarar este extremo a los confundidos forenses, hablando de husos horarios y de las costumbres de vuelo de su hermano, pero sólo consiguió que le recetaran un calmante. Tras el sencillo y concurrido sepelio, Hans me entregó unos papeles. Eran fotocopias de varios cuadernos en cuya portada se podía leer Das sehr geheime Tagesbuch von Jakob Adenauer (El diario muy secreto de Jakob Adenauer). Las fechas iban desde el 13 de enero de 1946 (Jakob tenía doce años y su hermano, ocho) hasta el 16 de enero de 2006. Sí, de 2006. --No sé si voy a entenderlo --le digo a Hans--, yo no sé nada de ciencia. Y de alemán casi nada. --Da igual, mi hermano tampoco. Hans se ofreció a llevarme al aeropuerto, pero le dije que no era necesario, que estaría cansado y que no quería molestar, así que me despedí y me puse a hojear el diario en la parada de autobús. Busqué el día de hoy, por curiosidad y, cómo no, lo encontré. "Aterricé y llamé a mi hermano desde el aeropuerto. Su secretaria me dijo que estaba en un entierro, así que cogí mi vieja Dnepr y me dirigí al cementerio. Tenía que hablar con ese maldito cabezota. Mientras buscaba donde dejar la moto le vi charlando con un tipo que acarreaba un montón de papeles. ¿Quién va a un cementerio cargado de papeles? ¿Sería el notario del muerto? Para cuando encontré sitio mi hermano había desaparecido, pero al menos el veinteañero seguía ahí, sentado en la parada de autobús, leyendo con la boca entreabierta. Decidí preguntarle, a pesar de que tenía la cara descompuesta, como si acabara de enterrar con sus propias manos al tipo que se había muerto. Peor aún, como si acabara de enterrar a sus padres. Cosa que era posible, a saber quién era el cadáver. Claro que igual sólo ocurría que era feo y esa era su cara normal." Entonces levanté la cabeza y le vi allí, delante mío. --Señor Adenauer --dije, para luego buscar con la vista los papeles, donde decía: "'Señor Adenauer', me saluda sin despegar la vista de los papeles". --¿Me conoces? ¿Eres alumno mío? Me extrañaría, tienes cara de tonto, seguro que eres de letras. ¿Dónde se ha metido mi hermano? Sigo leyendo: "Le pregunto por mi hermano, pero el muy imbécil se pone a leer los papelotes que lleva. Insisto." --Oye, mira, lamento mucho que vengas de un funeral, pero tengo prisa. ¿Dónde está Hans Adenauer? ¿Hablas alemán? ¿Hablas? ¿No serás mudo? Mi hermano sabe cómo devolverle el habla a los mudos... Pero el método tiene efectos secundarios: le deja a uno parapléjico. Lo prohibieron, lo cual es absurdo: yo preferiría ser parapléjico a ser mudo, aunque ya veo que tú igual no... Ah, mierda, ése es su coche, te dejo. "Y dejé tirado al pobre deficiente, al pobre cretino triste consecuencia de la dieta baja en yodo de su madre." Creo que mi estupor era comprensible. Al menos puedo decir que el diario aclaraba que Jakob alcanzó a su hermano y estuvieron hablando un rato. Llamé a Hans desde el aeropuerto. --Sí, sí --me explicó--, hemos quedado para la semana que viene. Quiere aclararme algo importante acerca de nuestras vidas. Ni que te fueras a morir pronto, le he dicho, ja, ésa ha sido buena: como él sigue en la semana pasada no tiene ni idea de que acabaran recogiendo los trozos de su cuerpo con una cucharilla... --¿Pero no se puede hacer nada para evitarlo? Podría decirle que no cogiera el caza. --No, me temo que es imposible... En realidad él ya ha muerto. Y si no coge el avión, seguirá muerto, porque ya está enterrado, aunque siga por aquí dando vueltas con un jet lag de dos semanas. No entiendo cómo ha podido volar tan rápido para ganar tanto tiempo. Y aún dice que va a viajar algunos años. Claro, a esa velocidad no me extraña que se vaya a matar, o sea, que se haya matado. Si es que van como locos.


 
Menéame Envía esta historia a del.icio.us
enlace directo