abril 2005 | ||||||
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Respeto
Hay que respetar todas las opiniones. Ejemplo de opinión que hay que respetar: la de Lluís Fernando Caldentey, alcalde de Pontons y obviamente del Partido Popular, que asegura que entiende. No he podido evitar el chiste malo. En realidad, no entiende, sino que entiende que "los gays deben tener los mismos derechos, pero para mí un gay es una persona tarada, que nace con una deformación física o psíquica". Eso dice. A mí me pasa casi lo mismo. Yo entiendo que Caldentey debe tener los mismos derechos, pero para mí Caldenteny es una persona tarada, que nació con una deformación física, o psíquica, o ambas. Es posible que no se trate de una deformación de nacimiento, sino de un fuerte golpe en la cabeza cuando era niño, golpe que lo llevó primero a la política y luego a pensar y a decir según qué cosas. Es más, me inclino a pensar que se trata no de un golpe, sino de varios. Multitud de tortazos en el cráneo propinados por sus padres con una cacerola a lo largo de su infancia. Al menos, es lo que deduzco de esta otra frase del tarado en cuestión: "Con la formación que me han dado los padres y la vida, por mi talante social, yo siempre diré 'no' al matrimonio gay". Queda claro por los resultados que tanto sus señores padres --a los que yo respeto como a cualquier padre de tarado-- como la miserable vida que ha debido llevar, no le han podido dar al pobre más que cacerolazos en la cabeza. Insisto, todo esto desde el más profundo respeto a las opiniones ajenas, al tarado de Caldentey y a la pobre cacerola, que no tenía culpa de nada.