enero 2005 | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
dom. | lun. | mar. | mié. | jue. | vie. | sáb. |
1 | ||||||
2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 |
9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 |
16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 | 22 |
23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 |
30 | 31 | |||||
diciembre | febrero |
Los chistes satánicos
Javier Krahe cocina un crucifijo en un corto que se emite por la tele y algunos se escandalizan como si fueran esas tías solteronas a las que todo les da asco. La BBC emite un musical brutalmente sarcástico con la televisión estadounidense y otros creen que el objetivo de este espectáculo es ridiculizar la Sagrada Familia. Bien, todo el mundo tiene derecho a ponerse como una mona si le da por ahí. El problema es cuando se dice que si se tratara de burlas al islam u otras religiones, estos bufones --en el buen sentido-- no serían tan valientes. Y es cierto, sin duda. Aunque no se trata precisamente de un cómico, ahí está Salman Rushdie, amenazado de muerte por sus Versos satánicos, novela supuestamente blasfema. O el caso de Gurpreet Kaur Bhatti, dramaturga británica, que ha recibido amenazas y ha visto como se suspendía una obra de teatro escrita por ella en la que algunos veían una ofensa a los sij, a pesar de que ella también lo es. Digo que es un problema no porque esté bien que se censuren y eviten las críticas al islam y otras religiones, y que al mismo tiempo se pueda decir lo que se quiera sobre los cristianos. Sino porque cuando se sueltan estas quejas lo que se quiere evitar es justamente la burla del cristianismo. Y lo que hay que hacer es reírse también de las demás religiones. Las religiones han de tolerar e incluso utilizar el humor. Aun cuando sea burla o directamente blasfemia. Mucha gente religiosa se toma demasiado en serio a sí misma. Un budista se echa una siesta y lo llama meditación. Un judío ortodoxo se deja unos rizos ridículos y quiere que no nos ríamos de su aspecto. Los católicos creemos (porque yo también lo soy) que hacerse unas pajillas está mal. Los musulmanes y los mormones siguen aceptando la poligamia como para hacernos creer que algo así no ha de resultar tan agotador como parece. Hay que reírse de las religiones. Tomárselas en serio debería ser pecado. Precisamente porque son demasiado importantes. Si uno se pone a pensar en serio sobre el sentido de la vida, sobre la muerte y sobre cómo puede ser un tipo como Dios, se volvería loco. Él mismo ya avisa: "Pero mi rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y seguir viviendo" (Éxodo 33, 20). Mejor reírnos. Tratar con la inteligencia del humor (aunque no todo el humor sea inteligente y aunque nuestra inteligencia sea escasa) estos temas tan terribles y complejos. Y así a lo mejor somos capaces de encararlos, aunque más que de cara, sea de perfil. Al fin y al cabo el católico y ortodoxo Chesterton era gracioso y divertido también cuando hablaba de religión. A pesar de que, o no, mejor dicho, porque la defendía. Aunque está claro que era bastante más inteligente que Krahe, pero ese es otro tema.