octubre 2004 | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
dom. | lun. | mar. | mié. | jue. | vie. | sáb. |
1 | 2 | |||||
3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 |
10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 |
17 | 18 | 19 | 20 | 21 | 22 | 23 |
24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 | 30 |
31 | ||||||
septiembre | noviembre |
Octubre es un buen mes para conquistar el mundo
Mi bolsillo me informa de que nos acercamos a fin de mes, cosa que me sorprende, teniendo en cuenta que aún no hay noticias de la sorpresa de octubre. ¿Arrestarán a Bin Laden? ¿Aparecerá muerto? ¿Aparecerá vivo? ¿Se publicarán fotos de John Edwards, el Artur Mas estadounidense, sin maquillaje? ¿Nos invadirán los extraterrestres? ¿Nos invadirá un ejército de extraterrestres con un parecido asombroso a Edwards? Curioso lo de estas teorías de la conspiración. Siempre requieren de la intervención de los servicios secretos de Estados Unidos, aunque últimamente están de moda los marroquíes y creo que no falta mucho para que se recupere a los supuestamente desempleados espías del bloque soviético. En especial los búlgaros. Estos agentes secretos actúan de acuerdo con las multinacionales del petróleo y de la industria del armamento. El objetivo: ponernos a todos al servicio de la banca internacional. El resultado final es que acabamos conduciendo todoterrenos -que consumen doce litros de gasolina cada tres quilómetros- hasta el McDonald's más cercano, donde compramos -¡sin bajarnos del coche!- una hamburguesa, acompañada, por supuesto, de patatas y de una coca-cola. De las grandes. Llena de cafeína y de otros aditivos que nos hacen cada vez más adictos y dóciles. Normalmente, estos planes tienen fisuras. Algunos periodistas intrépidos se dan cuenta de estos errores y escriben libros llenos de complots. Así hemos llegado a saber que no se estrelló ningún avión en el Pentágono, que <a href=www.google.com>la Cia asesinó a Kennedy y, por supuesto, que el mes de octubre antes de las elecciones a la presidencia de Estados Unidos siempre ocurren cosas. Cosas curiosas. A quienes publican estos libros no les pasa nada, ya que el plan de las maquiavélicas multinacionales es que nosotros creamos que mienten justamente porque se les deja hablar. Y eso que en sus superventas suele aparecer al menos un cadáver que sabía demasiado. Bien, creo que ha quedado suficientemente claro el poco aprecio que siento por las teorías de la conspiración. Y esta es la razón por la que creo que en lo que queda de octubre lo más fácil es que nos invada un ejército de alienígenas. Y que todos ellos tengan el mismo rostro: el de John Edwards, el Artur Mas estadounidense. Al fin y al cabo, y por lo que sé, los extraterrestres no son de la Cia. Ni del Mossad. Claro que esto no quita que puedan pasar otras cosas, etcétera, etcétera, y aquí un bostezo incrédulo y después gloria.