lunes, 23. agosto 2004
Jaime, 23 de agosto de 2004, 9:23:56 CEST

Lloret 2004


No entiendo esa manía que tienen algunos de creer que el deporte es sano. A ver, cuando uno corre varios kilómetros -en mi caso, varios metros-, juega un partido de fútbol o se marca unos largos de piscina, ¿cómo acaba? Cansado, sudado y, en el peor de los casos, lesionado. Para los deportistas de élite es peor: el entrenamiento excesivo y el dopaje les dejan hechos trizas a los cuarenta. En cambio, y por contraponer el deporte a otra actividad mucho más saludable, de una buena siesta o de las imprescindibles ocho -en mi caso, diez- horas de sueño, uno sale fresco, renovado y con ganas de tomarse un buen café, síntomas todos ellos de tener el cuerpo en perfectas condiciones. Es más, no conozco a nadie que se haya roto una pierna tumbado en el sofá. Aunque nunca se sabe, claro. Esto de la salud y el deporte tiene mucho que ver con las palabras de la Consellera de Interior Montserrat Tura, que se ha quejado del turismo de borrachera al que son tan aficionados los visitantes de Lloret de Mar. Visitantes internacionales y también patrios, que no son ingleses todos los que se hinchan a tragar cerveza en la costa catalana. Respecto a las declaraciones de Tura, muchos critican que lo haya centrado todo en Lloret, como si fuera el único sitio donde los jóvenes -y los que creen que siguen siendo jóvenes- van a drogarse con sustancias legales o ilegales. Esta gente tiene razón. La consellera podría haber mencionado otras poblaciones con problemas semejantes, como Salou o, no sé, Atenas, magnífica ciudad que este verano ha sido ocupada por miles de jovenzuelos en calzones que no hacen más que drogarse para correr más deprisa, dando vueltas y llegando así al mismo sitio del que salieron, ya me dirás tú qué pérdida de tiempo. Al menos los de Lloret de Mar se están quietos o se tambalean suavemente, siempre que no les persiga la policía. Comprendo que Atenas se sale de lo que son las competencias de nuestro gobierno, pero creo que esto de las drogas y el turismo debería tratarse a nivel como mínimo europeo, sin ceñirse sólo a Lloret y al alcohol. Hay mucho inconsciente por ahí echando a perder su salud.


 
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