Un regalo


Pues sí. Este nuevo diseño me lo ha regalado Txema, a quien no sólo le gusta trastear con estas cosas sino que aún no había hecho su buena acción del mes. De todas formas, hay que decir que yo he seguido este proceso muy de cerca. Aunque sólo mirara, como los jubilados en las obras. Eso sí, gracias a este rediseño ajeno y propio a la vez, he podido leer alguna de las frases del argot de los expertos en estos temas. Como "me cagüen la madre que parió a los inventores del morcilla" o "no sé dónde poner el puto calendario". Aunque yo llevé a cabo una dura tarear: copiar y pegar el código. Sonará increíble, pero hasta eso me salió mal. Y me extraña: con lo que me gustan los plagios. Lo primero que llama la atención, imagino, es la foto de cabecera. La decadencia de esa foto es evidente. Sólo hay que fijarse en que ambos pilotos están con los ojos cerrados. "Por eso decaen -escribió Txema- y, además, un avión es un ingenio, ¿no?" Ahora ya sólo queda volver a decir muchas gracias, Txema, y disfrutarlo.
 
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Bitácoras (un apunte)


Las bitácoras, más que una revolución, son un espasmo.


 
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De rojo


Ya me perdonaréis, pero yo no lo entiendo. Es decir, uno entra en la peluquería y dice: "Hola, quiero que me tiña el pelo de rojo (o de verde, o de azul, o de amarillo pollito)", y el peluquero, que se supone que es un tipo que sabe de salud del cabello y de estética le contesta que sí, claro, sin problemas. En lugar de explicarle que es más saludable lavárselo con amoniaco, o más favorecedor cubrirse la cabeza con un saco de patatas. En fin. Delia se ha teñido el cabello de rojo. O eso dice en su entrada del 28 de julio. Y estrena un estupendo diseño de página.
 
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