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Los ricos quizás lloren, pero no son de izquierdas
Entre alguna gente de derechas existe la idea de que si se tiene dinero no se puede ser progresista. Un ejemplo: José María Marco, otro de los mediocres columnistas de Libertad Digital, que critica que Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo, el nuevo fichaje del Psoe, participe en varias sociedades de inversión. Al parecer, los socialistas no hacen esas cosas. Marco intenta explicar en un claro ejemplo de sociología de rebajas por qué hay tantos "multimillonarios" (sic) en las listas del Psoe. Porque, claro, no se puede tener dinero y ser de izquierdas, ya que todas las personas de izquierdas pretenden convertir el país en una gran comuna, abolir la propiedad privada, cortarles la cabeza a los millonarios y quemar conventos, como ya sabemos. El hecho de que, como el mismo Marco reconoce, "el Psoe renunció al marxismo en los años 70" -hace ya 30 años largos años, antes de que muchos naciéramos- es claramente secundario, porque lo que importan no son los programas políticos, sino las etiquetas que se puedan anteponer a las siglas. Esto también permite, por poner otro ejemplo, que muchos califiquen a Joan Saura de peligroso comunista revolucionario. Joan Saura, recordemos, es ese político a cuyo paso se retrasan los relojes. Pero supongamos por un momento que Marco y la gente que opina como él tienen razón en este tema. Entonces, ¿por qué son los mismos que se quejan cuando se les llama fascistas o cuando se recuerda el pasado franquista de algunos de ellos? ¿Por qué no predican con el ejemplo y dejan a un lado ciertas actitudes que no aportan nada? Quizás porque piensan que lo que no vale para los demás sí que vale para ellos. Ellos sí que pueden llamar estalinistas a esos rojos terroristas amigos de Sadam. Por otro lado, si un rico no puede ser de izquierdas, un pobre tampoco puede ser de derechas. Así que, en toda lógica, Marco debería exigir que nadie tuviera derecho a ser militante o votante del Partido Popular a no ser que acreditara una renta mínima. Espero por su bien que él mismo tenga el dinero suficiente, porque en caso contrario va a tener que votar a Llamazares. Y eso le va a joder.
Mis ministros favoritos
Hace cosa de un mes, en Hispalibertas se marcaron una quiniela con el gobierno que les gustaría que guiara -mínimamente, que son liberales- su destino. El caso es que me he animado y he elaborado el ejecutivo que a mí me gustaría que gobernara España. En Hispalibertas se lo tomaron en serio, porque su opción política tiene claras posibilidades de llegar al poder. En cambio, como mis opciones políticas no sólo no las tengo claras sino que además ninguna de ellas tiene posibilidades, me lanzo a aventurar un gobierno de concentración, con el único criterio de ser el que más titulares y entradas en los blogs generaría. O sea, el que más nervioso pondría a más gente. Por supuesto, tiene que estar presente Alberto Ruiz-Gallardón, ese socialista afiliado al Partido Popular, que en el Psoe es visto como un pijo y entre los conservadores, como un pijo progre. Podría ser un buen presidente. Sobre todo porque nadie sabría qué partido ha ganado las elecciones. Vamos a suponer que tras esta imaginaria votación hay que contar con los pérfidos nacionalistas catalanes. En tal caso, por fin se cumpliría el sueño inconfesable de Josep Antoni Duran i Lleida: ser ministro en Madrid. De Administraciones Públicas, claro, para que Javier Arenas pueda seguir clamando al cielo por lo terrible que es dividirlo todo entre 17. Imagino que está preocupado por los decimales, ya que 17 es número primo. Hablando de nacionalistas, sería interesante que el propio Josep-Lluís Carod-Rovira hiciera de conseller en cap, o sea, de vicepresidente, en el gobierno español. Todo el mundo se cabrearía: a Federico Jiménez Losantos le daría un infarto y los independentistas catalanes irían llorando por los rincones y musitando palabrejas como traïdor, fill de puta, tros de merda. Siguiendo con políticos catalanes, y aprovechando uno de los nombres citados en la quiniela de Hispalibertas, hay que recuperar a Aleix Vidal Quadras, a quien en Cataluña echamos de menos. Anda que no nos hemos reído con las barbaridades que soltaba. Es como una portada de La Razón con patas, sólo que tiene cerebro. Por eso propongo que, además de ser ministro de ciencia y tecnología, se encargue también de ser el portavoz del gobierno. Otro arrinconado al que se podría recurrir es Manuel Pimentel, que además parece que vuelve a meterse en política. Pimentel podría regresar triunfante al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, ya que sus antiguos amigos del Partido Popular aún no le han perdonado que tuviera algo de conciencia. En Interior podríamos colocar a Juan Maria Atutxa, tras convencerle para que no se retirara. Y en Asuntos Exteriores habría que seguir contando con Ana Palacio. José Antonio Labordeta también debería tener su propia cartera: ¿Agricultura, quizás? Tampoco sería un mal portavoz, junto a Vidal Quadras, siempre y cuando no olvidara soltar de vez en cuando su ya famoso "váyanse a la mierda". Al frente de Defensa habría que colocar a una mujer. Creo que algo así deprimiría a los generales y, sobre todo, a los legionarios, y haría aumentar considerablemente el número de deserciones. Creo que todo apunta a que la persona indicada es Carme Chacón. Verla rodeada de sargentos chusqueros, subiéndose a un tanque o visitando alguna base militar no se paga ni con la Master Card. El titular de Economía y Hacienda podría ser Jordi Sevilla. Vale, no es muy gracioso, pero la parte buena es que le sustituiría José Luis Rodríguez Zapatero un par de tardes por semana. No tengo muy claro quién podría ser ministro de obras públicas (o fomento, tanto da). Había pensado en Eduardo Tamayo, pero me parece excesivo. Del mismo modo, me parece exagerado nombrar a Pilar Bardem ministra de defensa y a Pepe Rubianes, ministro de economía. Creo sinceramente que Bardem y Rubianes lo harían de maravilla, pero dudo de que estén dispuestos a aceptar. Tampoco tengo ni idea de a quién colocar en Educación y Cultura. El recurso fácil sería Esperanza Aguirre, pero creo que ya no tiene gracia. Es como un chiste viejo. Igual Nuria de Gran Hermano. Aunque ésta posiblemente lo haría mejor en Medio Ambiente. En todo caso, lo que tengo claro es quién ocuparía un influyente ministerio sin cartera: Felipe González. Sólo para poder leer según qué portadas en según qué diarios.
Palacio, Chacón
Llevo semanas sintiendo la urgente necesidad de defender a dos mujeres metidas en política y con una inmerecidísima fama de incompetentes. Me refiero a Ana Palacio y a Carme Chacón. Tienen tan mal nombre que incluso escuché a Pilar Rahola (creo que fue ella) poner a la primera como ejemplo de mujer que es escogida para un cargo de responsabilidad con el objetivo de dejar mal a quienes defienden la igualdad de aptitudes entre hombres y mujeres. Conste, eso sí, que ahora no quiero hablar de discriminación, sino simplemente de lo desacertado de la mayoría de juicios sobre estas dos políticas, independientemente de su sexo. Creo que casi todo lo que se dice acerca de Ana Palacio -a excepción de cuanto se comenta sobre su armario ropero- es injusto. No puede ser tan mala si incluso los columnistas mayordomos del Partido Popular la critican. Sí que es cierto que se hace la picha un lío cada vez que abre la boca, y que cuando logra aclararse acostumbra a soltar barbaridades, pero eso no es porque sea una inútil, sino porque duerme poco. Sinceramente. Sin coñas. Ella, como es ministra, dormirá unas cinco o seis horas como mucho y así va, medio zombie, dando cabezadas a eso de las tres de la tarde entre informe e informe, o entre declaración y declaración. Esto me la hace muy cercana, ya que yo también soy de esos que necesitan sus nueve o diez (o doce) horas de sueño. Por otro lado, no se puede olvidar ese casi morreo que se dio con Colin Powell hace unos meses. Una persona que consigue que un general se enternezca hasta parecer un teletubbie merece todo mi respeto. En cuanto a Carme Chacón, de acuerdo, probablemente también meta la pata casi cada vez que habla. Lo suyo es peor, porque resulta que Zapatero la ha designado como portavoz del Psoe y, en consecuencia, tiene muchas ocasiones de pifiarla. Como durante la noche de las elecciones catalanas, cuando mostró una euforia precoz que acabó con una cara amarga que merecería figurar en el diccionario para ilustrar la palabra "chasco", o incluso al lado de la expresión "me cago en todo lo que se menea". De todas formas, si lo que le necesita Palacio son horas de sueño, a la Chacón lo que le falta son tablas. Todo se andará, digo yo, sobre todo teniendo en cuenta que hasta Esperanza Aguirre se ha hecho lista de repente, o eso parece cuando uno lee Libertad Digital, donde la dejan casi de premio Nobel. O sea, que uno tiene cierta esperanza con la Chacón. Sobre todo porque no puede ser que Zapatero no dé ni una al rodearse de gente, y pienso, claro, en esos cabezas de chorlito que son Jesús Caldera y Pepe Blanco. Alguna vez tendrá que acertar, el pobre hombre. Además, así, entre nosotros y al menos en comparación con el resto del panorama político español: la Chacón tiene su morbo. Ana Palacio también, claro, pero ese morbo, de morboso llega a enfermizo. Sí, bueno, no es lo más importante etcétera, etcétera, pero, vaya, lo mismo se decía de Felipe González y nadie se quejaba.
Sí, yo también escribo sobre Saddam
Paul Bremer daba la noticia, reprimiendo la lagrimita, con la barbilla temblorosa: Saddam Hussein había sido apresado. En las imágenes, el ex dictador aparecía con una barba de homeless y una mirada huidiza y humillada que me ha recordado la que en Londres mostraba otro amigo de Estados Unidos, Agusto Pinochet. Hombre, Pinochet estaba mejor vestido y lucía ese peinado que parecía hecho a base de lametones de vaca, pero imagino que ambos tiranos se sentían más o menos igual de ofendidos e impotentes. La diferencia fundamental es que todo apunta a que el iraquí no podrá escaparse de un juicio. No estaría nada mal que todos los dictadores acabaran así. Lo que me sabe mal es que no fuera el propio Saddam quien coordinara la resistencia terrorista, porque eso podría suponer que en Iraq dejaría de morir mucha gente y sería más fácil que el país organizara su propia democracia y enviara a casita a los piratas estadounidenses. Y lo que me ha molestado es que un melón con pelos como Federico Jiménez Losantos escriba que ayer fue un mal día para la izquierda. No me extraña nada en absoluto el palo que el EGM le ha dado a su programita de radio, teniendo en cuenta que eso es de lo mejorcito que sabe decir el calumnista de El Mundo, supuesto liberal que no usa más que argumentos torticeros y biliosos.
Mefistófeles en la plaza Sant Jaume
Leyendo cierta prensa, da la impresión de que Carod-Rovira tiene cuernos y rabo, y de que obligará a Maragall a firmar el pacto usando su sangre como tinta. Según más de uno, Cataluña huele a azufre. Creo que habría que intentar tranquilizar, en la medida de lo posible, a muchos de los columnistas de Libertad Digital, de ABC y de La Razón. Sobre todo antes de que les dé por salvar la patria. Lo primero es dejar claro que no hace falta llamar a ningún exorcista. Imagino que, para convencerles de tal cosa, bastará con decir que nuestras cabezas no giran 360 grados y que nuestras camas no se mueven del suelo. También hay que explicar que no hay ningún plan oculto para permitir que los extraterrestres invadan la península a cambio de la independencia. Así pues, el hecho de que ERC haya dicho que no a CiU, después de que CiU hubiera dicho que sí a todo lo que proponían los muchachos de Carod no ha de interpretarse como un mensaje en clave que sólo pueden entender los marcianos. Aunque reconozco que lo parece. Otra cosa: Iniciativa per Catalunya no es un partido comunista. Repito: no es comunista. Yo no sé muy bien qué es eso del ecosocialismo, pero en todo caso no veo a Joan Saura al frente de ninguna revolución bolchevique. No sólo porque el partido no esté por esa tontería de la dictadura del proletariado, sino también porque Saura no es un agitador de masas, precisamente. El líder ecosocialista da la impresión de ser una de esas personas que se pasa media hora dándole vueltas y vueltas a la cucharilla del café para al final encontrarse con que aún hay granillos de azúcar en el fondo de la taza. Carod-Rovira aspira a la independencia. Eso es cierto. Carod-Rovira e Ibarretxe son dos encarnaciones del mismo ser maléfico. Eso no es cierto. De todas formas, en cuanto al derecho de autodeterminación, me remito a Liberalism, de Ludwig von Mises. Sí, ese tipo cuyas ideas supuestamente admira gran parte de la derecha. Dice el austriaco que "whenever the inhabitants of a particular territory, wether it be a single village, a whole district, or a series of adjacent districts, make it known, by a freely conducted plebiscite, that they no longer wish to remain united to the state to which they belong at the time, but wish either to form an independent state or to attach themselves to some other state, their wishes are to be respected and complied with. This is the only feasible and effective way of preventing revolutions and civil and international wars". Es decir, si Carod-Rovira y alguien como Mises coinciden, quizás no haga falta arrojar agua bendita a los votantes de esos tres partidos que parece que vayan a suscribir un pacto infernal y a comerse a los recién nacidos españoles. Otra cosa, claro, es que a uno todo eso del independentismo, el dependentismo, las unidades y los quebrados, le parezca una aburrida pérdida de tiempo. Y sería divertido hablar de eso. Pero, vaya, de ahí a preparar las hogueras hay un buen trecho.