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abril |
La cara y el cara
No quiero ponerme pesado con la política y los análisis de café, así que de la nochecita electoral sólo comentaré la cara que ponían Ángel Acebes y Eduardo Zaplana. El ministro del interior (¿ya en funciones?) parecía desorientado y mostraba un gesto amargo. Aún más que Rajoy, Rato y Aznar. Supongo que era consciente de que él ha llevado al Partido Popular a la debacle. Si el jueves no hubiera dicho aquello de que no tenía ninguna duda acerca de la culpabilidad de Eta, creo que el PP aún hubiera ganado las elecciones. En cambio, Zaplana iba sobrado. No sólo soltó el adecuado discursito de la mano tendida, que sin duda hace falta, sino que además sonreía. Qué tío. El único votante, militante o cargo del PP que lucía una sonrisa. Eso sí, entre los dientes parecía adivinársele el motivo: que al final no le va a costar tanto sustituir a Rajoy.
Contra el terrorismo
A las seis de la tarde ya había gente en el Paseo de Gracia. Y mucha. La pena era que cada cual venía con su pancarta: guerra no, cadena perpetua, Aznar y Bush culpables. Alguna se salvaba y hablaba de las víctimas y del terrorismo, pero, en todo caso, ¿para qué una pancarta? ¿No bastaba con ir? No creo que hiciera falta ni siquiera uno de esos lemas que los políticos usan para arrojárselos a la cabeza. Eso sí, hubo una pancartita que me arrancó una amarga carcajada. Un folio escrito a mano en el que por un lado se pedía la pena de muerte y en el otro se aclaraba: "no soi político". Sí, con i latina. Espero que no haya muchos que piensen o escriban como este tipo. En todo caso, constaté (también) que nadie parece capaz de estarse más de un minuto en silencio sin ponerse a aplaudir. A las ocho menos cuarto, después de avanzar a duras penas una manzana, nos rendimos. Lo reconozco. Retirada en busca de una cafetería. A esa hora aún había gente llegando a la manifestación. La Rambla de Catalunya y Balmes, paralelas al Paseo de Gracia, estaban abarrotadas. Los bares también. Qué remedio. En la televisión del café vimos cómo Josep Piqué y Rodrigo Rato tenían que ser escoltados y sacados de la protesta porque cuatro cretinos parecían decididos a lincharles. No está de más recordar que responsabilizar a Aznar de estas muertes es tan ruin como las palabritas que más de un listo soltó sobre Carod-Rovira mientras Acebes daba por sentado imprudentemente que los culpables sólo podían ser los terroristas de Eta. Carod hizo el ridículo con su excursioncilla a Perpiñán y encima quiso colgarse medallas; y la guerra de Iraq fue injusta, a pesar de que, como escribió Federico Jiménez Losantos, "sólo" murieron tres mil civiles. Pero ni el PP ni ERC tienen culpa alguna de lo ocurrido el jueves. Los responsables son únicamente Eta o Al Qaeda. Eso sí, me consuela pensar que la inmensa mayoría de los que estaban en el centro de Barcelona simplemente querían condenar una matanza atroz, al margen de partidismos ridículos. Más tarde volvimos al Paseo de Gracia. Al llegar, nos dio la impresión de que la manifestación se había terminado. Era como si fueran las seis de la mañana de un día de fiesta mayor. Qué comparación menos apropiada, por cierto. En todo caso, había barrenderos limpiando y veinteañeros sentados en las aceras, trasteando con los móviles. Por la megafonía sonaba una música horrible y sensiblera. La primera impresión era equivocada. Abajo, a la altura de la calle Mallorca, vimos las luces de las ambulancias. Estaban escoltando a los incombustibles, a los que llevaban allí tres horas. Sólo ocupaban la zona central del Paseo de Gracia. Ya no había nadie en los laterales. Acabamos en el Starbucks. Un día hay que hablar de los Starbucks. Cuando haya ánimos, claro. Son una plaga. Pero me gustan las cochinadas que hacen con el café. Una lástima, esos vasos de plástico.
No viene a cuento
Parece que al final la salvajada sí que podría ser obra de Al Qaeda. Quizás alguno se debería haber ahorrado lo de insultar a Carod-Rovira, pero el tonto de Carod no es lo más importante de todo esto. Evidentemente. En todo caso, la reivindicación del atentado por parte de los terroristas islámicos no cambia mucho las cosas. Sigue siendo una matanza brutal y tampoco faltará quien use estos muertos según sus intereses políticos, por despreciable que sea esta actitud. Sólo quiero recordar que, sea quien sea el responsable, ni Eta ni Al Qaeda tienen justificación alguna para hacer algo así, ya sea la despreciable guerra de Iraq o la tontería esa de la independencia del País Vasco. Los únicos culpables del terrorismo son los terroristas. Otra cosa sería dicutir la necesidad de bombardear otros países para acabar con estos atentados. Pero ese es otro tema y ahora no viene a cuento.
El entorno
Algunos ya opinan que esta masacre puede minar el apoyo a Eta por parte de su entorno social. Hombre, pues vale, pues muy bien, pero vaya calibre moral el de este entorno: mientras los muertos caigan de uno en uno no pasa nada, los asesinatos se pueden seguir justificando. Pero cuando mueren tantos, la cosa es diferente. Me pregunto dónde ponen el límite. ¿No les gusta que mueran más de diez de golpe? ¿De treinta? ¿De cien? En todo caso y con la intención de que ese entorno no se le eche encima, Arnaldo Otegi incluso asegura que la masacre es obra de "la resistencia árabe". No creo que sea cierto, pero me pregunto si ese famoso entorno social volvería a dar su apoyo a los etarras en el caso de que estos asesinatos finalmente resultaran ser obra de terroristas de Al Qaeda. Igual esa gente cree que entonces no pasa nada, porque los suyos no matan de golpe, sino poco a poco, y además sólo asesinan a concejales, no a inocentes. Lo de Hipercor para estos brutos no cuenta porque, claro, los terroristas avisaron antes, fíjate, qué asesinos más buenos: ponen una bomba y avisan. Obviamente, no es lo mismo uno que más de ciento noventa, pero aunque sólo hubiera sido uno, la reacción de este entornito debería haber sido la misma. No está mal que la gente rectifique y se dé cuenta de lo absurdo que es asesinar por una supuesta y absurda independencia nacional. Pero les han hecho falta casi doscientos de muertos para darse cuenta. Felicidades.
Nacionalismos
No es que una bandera no valga una gota de sangre, es que no vale una gota de orina.