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El novio de la muerte
José Millán Astray, además de ser un general que perdió una batalla dialéctica contra Miguel de Unamuno, era el director general del Benemérito Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria. Hay que recordar que el también fundador de la legión había perdido en anteriores campañas un ojo, un brazo y algún dedo de la mano que le quedaba. En el discurso inaugural de dicha institución, dijo solemnemente: "Y ahora, mutilados todos, estad preparados para recibir en cualquier momento la orden o el grito de ¡a mí los mutilados!, para que igual que cuando los legionarios oyen el grito de ¡a mí la legión!, acudamos todos juntos para que con los miembros que nos resten y con nuestros corazones que siguen batiendo con igual ardor, formemos el Tercio de Mutilados". Hugh Thomas añade en La guerra civil española que al oír estas palabras, "los hombres que iban en sillas de ruedas o con muletas hacían lo que podían para ponerse firmes". De este modo, sin querer, Millán Astray hizo una de las parodias más brillantes y crueles que jamás se hayan hecho del valor y del patriotismo.
A favor del Fórum
Acabo de convertirme al forumismo. Hasta ayer me comportaba como el típico snob que arruga la nariz ante palabras como sostenibilidad, diversidad y participación, pero dos campañitas me han hecho cambiar de idea. Primero la de Vilaweb quejándose de los pocos espectáculos en catalán que hay programados. Hombre, serían pocos si se tratara del Grec nuestro de todos los años o del Fórum de las Culturas Catalanas. Pero si lo que se quiere es hacer una especie de cirquito universal no tendría sentido que el noventa por ciento de los espectáculos fueran catalano-culturales (o catalano-circenses). La otra campaña es la de esta página web en la que se viene a decir que el Fórum de las Culturas es un asco porque participa El Corte Inglés, entre otras "mega empresas y millonarios". La Coca-Cola es la encarnación del mal, como ya sabemos. Quien la bebe encuentra inmediatamente trabajo en un banco negando préstamos, o en la unidad de antidisturbios de la policía. También se aduce como argumento incontestable que hay gente que se ha negado a participar. Entre estos está un gran tipo como Günter Grass, pero también otro como José Bové. Si Bové no quiere venir igual es porque al final va a merecer la pena y todo. Recordemos que la contribución de Bové a la civilización occidental fue cargarse un McDonald's con un tractor. Y es que la comida rápida es la causa principal de todos los males de la agricultura europea, en especial el local que destrozó el francés. El texto añade que no hay casi nadie convencido con que esto del Fórum sea una buena idea, cosa que es cierta y es seguramente la razón de más peso para convertirme en un entusiasta. Y es que si quiero seguir siendo un snob tengo que acercarme a la minoría optimista y dejar de lado a la mayoría escéptica. Ahora sólo me queda encontrar algún motivo secundario que me reafirme en mi postura, quizás buscar algo positivo en los etéreos contenidos o en la criticada reforma urbanística de la zona del Besós. Y más teniendo en cuenta que todo este follón era sólo un pretexto para recaudar fondos que sufragaran dicha reforma. Al menos, parece que comenzará bien: sin himnos ni banderas. Pero con rey.
P.D.: Aunque el texto estaba escrito antes de leer a Carles, he de decir que este texto, y en especial la tercera idea que da al final, ha supuesto un empujoncito definitivo. Si hay querellas, le hablaré de su blog al juez.
Tomar partido
A menudo, las discusiones políticas parecen discusiones de fútbol. Cada uno tiene su equipo y lo defiende ante los demás. Excusando errores, admitiendo algún pequeño fallo, pero todos viniendo a decir que su equipo es el mejor del mundo y que los infelices que siguen a otros equipos son unos ignorantes que no entienden de deporte. Unos ignorantes que si no están en la cárcel es sólo por la incomprensible permisividad de la democracia. En las discusiones sobre política uno se parapeta en la propaganda que le corresponde y de ahí no se mueve. Tal y como explica Antonio Machado en su Juan de Mairena, lo que ocurre es que no se piensa: "Tomar partido es no sólo renunciar a las razones de vuestros adversarios, sino también a las vuestras; abolir el diálogo, renunciar, en suma, a la razón humana. Si lo miráis despacio, comprenderéis el arduo problema de vuestro porvenir: habéis de retroceder a la barbarie, cargados de razón." A lo que un alumno le contesta que "hay que tomar partido, seguir un estandarte, alistarse bajo una bandera, para pelear. La vida es lucha, antes que diálogo amoroso". No se piensa, sino que se ladra. Es lo que tiene el conmigo o contra mí, los debates parlamentarios -que no tienen mucho de debate-, la vergüenza motivada por decisiones ajenas que olvida la vergüenza ajena que provocaron las decisiones propias. En este estado de cosas, la inconsistencia de las opiniones debería ser considerada una virtud. La incoherencia meditada es más racional que la coherencia de los bramidos. Cambiar de opinión no sólo es un derecho -el primero que le niegan a uno sus enemigos, como decía no recuerdo quién- sino prácticamente un deber.
A estas alturas
Todo el mundo ya debería saber que el Partido Popular perdió las elecciones por culpa de cuatro cobardes manipulados -y quizás sobornados- por Prisa y el malvado Polanco. Por desgracia, aún hay ingenuos amigos de Sadam, pancarteros que negocian con terroristas, nostálgicos de la época del muro, de las purgas de Stalin y del mangoneo felipista, que siguen pensando que José María Aznar no actuó de buena fe. Y eso que Aznar ha sido el mejor presidente de gobierno que ha tenido España entre 1996 y los tres primeros meses de 2004. Como mínimo. Un ejemplo de este empecinamiento en negar lo obvio es un artículo del Financial Times al que he llegado a través de Quaderns y en cuyo primer párrafo ya se dice que "the Spanish government pursued an aggressive campaign to persuade voters that the Madrid bombs were the work of Basque separatists, long after evidence emerged that the attacks were far more likely to have been carried out by Islamist terrorists". Cuánta inquina revanchista, cuánto odio progre, cuánto ataque injustificado a un gobierno que ha hecho maravillas por la economía de este país, especialmente por su industria inmobiliaria. Un gobierno que, no lo olvidemos ni osemos ponerlo en duda, ha colocado a España como octava potencial mundial -tercera si sólo contamos las que forman parte del bando de los buenos. Por suerte, sólo algún progre ingenuo ignora de qué pie cojea el Financial Times, este panfleto colectivista y liberticida, enemigo del capitalismo, colaborador del terrorismo, nostálgico del felipismo corrupto, de las purgas y los gulags, etcétera, etcétera.
La dignidad del cobarde
Estos días se habla bastante acerca de la supuesta cobardía de muchos de los que votaron el domingo. Para empezar, me parece mezquino y falso acusar de cobarde a quien hubiera podido cambiar el sentido de su voto. Muchos de los que votaron a Zapatero, sobre todo aquellos que en otras circunstancias se hubieran quedado en casa, no lo hicieron asustados, sino más bien cabreados con un gobierno que parecía querer ocultar información interesadamente. No creo que se pensara en evitar nuevos atentados votando al Psoe: todos somos más o menos conscientes de que, votemos a quien votemos, los terroristas van a asesinar siempre que puedan. Las elecciones no nos van a proteger. En todo caso, y aunque voté a los mismos perdedores de siempre, quiero dejar claro que yo sí soy un cobarde. Siempre lo he sido. Enséñame tus puños y echaré a correr tan rápido que en cinco minutos tendrás que llamar a Nueva Zelanda si quieres decirme alguna cosa. Y dime algo agradable o colgaré. Es más, soy un firme partidario de la cobardía. Si todo el mundo fuera un gallina, nadie tendría valor para ir haciendo guerritas y poniendo bombas. Habría demasiados desertores como para intentarlo. Sé que a alguno todo esto le puede sonar ridículo y poco patriótico, pero yo estoy cansado de bravucones patrioteros o guerrasanteros. Sé que mi ejemplo no servirá de mucho, y a lo mejor es bueno que así sea, pero al menos espero que los salvadores de la patria y los depositarios de la religión verdadera no pretendan que les imite.