Más acerca del limón


Tenemos el placer y el honor de entrevistar al limón, número dos de la lista que encabeza Joan Miquel Oliva y que se presenta a las elecciones municipales de Barcelona. Pregunta: Señor Limón, ¿qué le parece el revuelo armado alrededor de su candidatura? Respuesta: Pues verá, me ha sorprendido mucho que... P: ¡AAAAHAAA! ¡AAAAAAHAHAHA! ¡UN LIMÓN QUE HABLA! ¡AAAAAAAAAAAH! ¡ESTO ES HORRIBLE! ¡AAAAAAAAAAAH! ¡VIA CRUCIS, SATANÁS...! R: Se dice "vade retro", pero no entiendo este escánd... P: ¡AAAAAH! ¡NO ME TOQUES, NO ME TOQUES! ¡AAAAAH! ¡UN LIMÓN QUE HABLA! ¡SOCORRO! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE, UN LIMÓN DIABÓLICO QUIERE ACABAR CONMIGO! R: Por favor, yo sólo quiero responder a... P: ¡AAAAAAAH! ¡AAAAAAAAH! ¡QUITÁDMELO DE AQUÍ! ¡QUITÁDMELO! R: ¿Esto es alguna clase de broma? P: ¡SOCORRO, UN LIMÓN ME QUIERE ASESINAR! R: Si usted pregunta, lo lógico es que conteste. ¿Qué esperaba? P: ¡AAAAAAAAAH! ¡AAAAAAAAAAH! ¡BASTA, BASTA! ¡NO LO SOPORTO! ¡BASTA! ¡PERDÓNAME LA VIDA, OH, SEÑOR, Y TE SERVIRÉ COMO EL MÁS HUMILDE DE LOS ESCLAVOS! ¡AAAAAAH! ¡NO ME MAAAAAATES! ¡AAAAAAAAAAAAH! ¡SOCORROOOOO! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE! ¡AAAAAAAAH! ¡TODO EL MUNDO HA HUIDO! ¡ME HAN DEJADO SOLO! ¡AAAAAAAAAAAAH! R: ¿Quiere hacer el favor de tranquilizarse? P: ¡AAAAAAAAAAAAH! ¡AAAAAAHAAAAAAAAAAAAH! ¡AAAAH! ¡AAAAAAAAH! ¡AAAAHAAAAAAAAH! Cof, cof. ¡AAAAAAAAAAAAHAAAAAA! ¡AAAAAAH! ¡AAAAAAAAH! R: Sepa usted que esto me parece un ultraje, una humillación. Y que pienso quejarme a sus superiores. P: ¡AAAAAAAH! ¡AAAAH! ¡AH! Ah... Parece que ya se ha ido. Qué horror. Estoy empapado en sudor. Ha sido una experiencia espantosa. Creí que no lo iba a contar. Era horrible. ¿Lo han visto? Un limón. Que hablaba. En fin, nos llega una noticia de última hora: hace escasas horas se han producido graves disturbios en el Palau Sant Jordi, durante la celebración del mitin del candidato a alcalde Joan Miquel Oliva. La multitud huyó despavorida cuando Oliva le cedió la palabra al segundo de su lista, un limón. Para espanto de los asistentes, el limón se puso a hablar. No hay que lamentar víctimas mortales de importancia, sólo la muerte de trece personas que no eran famosas ni nada. Un limón que habla... No sé si creérmelo. Qué tontería.


 
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El limón y otros temas de actualidad


Muchos se rieron del alcaldable por Barcelona Joan Miquel Oliva, cuando anunció que el segundo de su lista sería un limón, pero eso es porque obviamente no se han dado cuenta de las innumerables ventajas. Para empezar, el partido se ha ganado así a los votantes que sean frutas y hortalizas, además de lanzar un guiño a la influyente asociación Los Limones También Son Personas, cuyos tres miembros aplaudieron sin reservas esta arriesgada e inteligente decisión. Cuando el partido arrase en las elecciones de mayo, será nuestro turno para reírnos y burlarnos de los demás. Incluso el limón se reirá, a pesar de que es un tipo serio, honrado y trabajador, como todo político que se precie. Por cierto, ya sé que esto debería ir en otro sitio, pero es que tengo que contarlo: el otro día en el metro un viejo pretendía que me levantara para dejarle sentar. ¿Se puede tener más jeta? Nadie obligaba a ese señor a coger el metro, haber ido en taxi, digo yo. Es más, el hombre este no había pedido mi opinión acerca de llegar a los ochenta años. ¿Por qué tenía que acarrear con las consecuencias de una decisión que yo no había tomado? Al fin y al cabo, podría haberse suicidado antes de necesitar mi ayuda. Mi ayuda... Como si él hubiese hecho algo por mí en alguna ocasión. Ni siquiera le conocía; si le debiera dinero o algo, pues aún. Al final me echaron a patadas del vagón. Estos viejos son unos mafiosos. A saber cómo ha conseguido tantos "amigos". No por medios legales, eso está claro. Es más, creo que una de las patadas me la soltó el abuelo en cuestión. O sea, no podemos aguantar diez minutos de pie, pero tenemos fuerzas para ir agrediendo a ciudadanos honrados que pagan sus impuestos a pesar de que lo consideran un robo por parte del estado. Si pudiéramos ir armados, aquí iban a cambiar muchas cosas. Un primo mío, por ejemplo, salía siempre con un revólver colgado del cinturón y eso le cambió la vida. Se le disparó accidentalmente y ahora es cojo. Eso sí, le dejan sentarse en el metro, lo cual es una ventaja.


 
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El negocio de las manifestaciones


El equipo de investigación de La decadencia del ingenio ha destapado la verdad: las manifestaciones convocadas por el Partido Popular y afines no son más que una tapadera. Con la excusa de convocar a los ricos a protestar por cosas, se consigue que las casas de la alta sociedad queden vacías y desprotegidas, y que así se pueda entrar a desvalijarlas con facilidad. Hay que tener en cuenta que la gente de derechas no sólo se peina con laca o gomina, sino que cuenta entre sus filas con un alto porcentaje de señores y señoras con dinero. De todas formas, el beneficio no es sólo económico, sino que los esbirros populares pueden además echarle la culpa a los rumanos y por tanto a los inmigrantes y por tanto al gobierno. Gracias a este pérfido plan, Mariano Rajoy se ha hecho con un reloj de oro tan macizo que al final del día tiene agujetas en el brazo, sólo por acarrearlo. Y Ángel Acebes ya tiene hora con el cirujano para limarse la mandíbula. Y Zaplana... Bueno, Zaplana no lo ha notado porque ya está forrado. Creo que se ha comprado dos corbatas. El equipo de opinión de La decadencia del ingenio está más que escandalizado: ¿cómo puede ser que un partido político haga un uso tan desviado de las herramientas de la democracia? ¿Cómo es posible que el equipo de dirección de La decadencia del ingenio propusiera a los populares callar esta verdad a cambio de un modesto soborno y sólo recibiera evasivas, la mitad del dinero y excusas del estilo "necesitamos algo más de tiempo, espera hasta el viernes, no es tan fácil reunir esa cantidad"? El equipo de contabilidad de La decadencia del ingenio no puede esperar hasta el viernes: hay deudas que afrontar, inversiones que llevar a cabo, un imperio mediático que mantener. El equipo de denuncias de La decadencia del ingenio sólo espera que esta ídem no quede en papel mojado y que la verdad se extienda como una mancha de aceite de éstas que luego no salen.


 
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La máquina de la verdad


Jaime Rubio ha sido llevado de nuevo ante las autoridades judiciales, en esta ocasión por asegurar en voz alta, en un bar y seguramente borracho por completo, que "la tele está muy bien para pasar el rato". Los allí presentes no dudaron en llamar a la policía y retenerle hasta que llegaran dichas fuerzas del orden, con grave peligro para sus vidas y aprovechando para recriminarle su escaso interés por la solidez cultural e intelectual de España y parte de Europa. Después de pasar una noche encerrado en la biblioteca de comisaría, rodeado de las mejores obras de la literatura española del Siglo de Oro y sin poder ver Dolce vita, Jaime Rubio fue arrastrado ante el juez, quien le recordó que estaba en su derecho de llamar a un abogado. Como no le quedaba saldo en el móvil, Rubio optó por defenderse a sí mismo. El fiscal solicitó someter al acusado al polígrafo, para demostrar así su culpabilidad al más puro estilo americano de hace veinte o treinta años. El juez accedió, no sin antes hacer un estimulante elogio del progreso, "que nos permite saber qué pensamos y que en un futuro cercano incluso nos permitirá dejar de pensar, con el más que deseable ahorro de tiempo que supondrá tal cosa. Imaginen, aún más tiempo libre para comprar aparatos electrónicos pequeñísimos". A la pregunta: "¿Es verdad que le importa un bledo el asunto De Juana Chaos?", Jaime Rubio respondió: "Si me tengo que preocupar por cada chiflado que hace cosas raras a la hora de comer, mal vamos", y el detector determinó que decía la verdad. A la pregunta: "¿Has participado en algún montaje para ganar dinero?", Jaime Rubio respondió: "A mí es que el dinero me da igual, mientras haya salud...", y el detector determinó que mentía. A la pregunta: "¿Entendiste algo de Gravity's rainbow?", Jaime Rubio contestó: "Al menos el cuarenta por ciento", y el detector determinó que mentía. A la pregunta: "¿Qué tal tiempo hace en Estocolmo?", Jaime Rubio contestó que nublado y, tras un par de llamadas telefónicas, se comprobó que tampoco decía la verdad. Entusiasmado con el juguetito, el juez pidió que le dejaran probar a él, cosa a la que accedieron encantados todos los presentes. Por desgracia para el juez, pero no para la justicia, el detector determinó que el magistrado mentía al decir que no tenía nada que ver con los atentados de las torres gemelas, por lo que ha sido deportado a Guantánamo. El juicio a Jaime Rubio ha sido pospuesto hasta nuevo aviso. De momento, se le ha confiscado la televisión y se le ha obligado (preventivamente) a leer los treinta y siete libros que lleva publicados César Vidal en lo que va de año, todos superinteresantísimos y llenos de datos curiosísimos, como por ejemplo que los masones mataron a Kennedy, que a su vez era un masón y un rojo.


 
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Qué podemos hacer para convertirnos en potencia mundial


(La gente del Blog de bloggers de El País ha tenido a bien invitarme a publicar un texto, que además reproduzco a continuación para los vagos que no quieran darle al enlace. Y sí, ya les he avisado de que han puesto La decadencia del imperio en lugar de La decadencia del ingenio. Parece que hablen de un blog anti-Prisa de los amigos de Losantos. Actualización 26/2/07: Ya está corregido. Podemos dormir tranquilos.)

A: Buenos días, caballero. B: Buenos días. A: Vengo del Departamento Estatal de Estadísticas. ¿Usted es B? B: Sí. A: ¿Y está casado con C? B: Pues sí. A: Bien, firme aquí, por favor. B: ¿Qué es eso? A: Es para el divorcio. B: ¿Cómo? ¿Qué divorcio? A: Sí, verá: resulta que el porcentaje de divorcios de este año ha bajado con respecto al del año pasado, así que para igualarlo, nos vemos en la obligación de exigirles a ustedes y a otros cuarenta y seis matrimonios que se divorcien. B: Pero yo no quiero divorciarme. A: Ya me imagino. Pero es por el bien del país. Tenemos que ponernos al mismo nivel que el resto de estados europeos. Además, si tampoco tiene nada de malo divorciarse. B: Pero es que yo estoy muy a gusto con mi mujer. A: ¿No le cansa la monotonía? ¿La ausencia de pasión? B: ¡No! Deje de decir estupideces. Estamos muy bien. A: Ya, claro... B: ¿Qué pasa? A: Que no es lo que ella dice... B: ¿Cómo? A: Bueno, ya sabe, las mujeres suelen darse cuenta antes de cuándo se ha deteriorado una relación. No es feliz ¿sabe? Ella me ha dicho que... B: ¿Pero usted la conoce? A: No, vale, estoy inventando. Sólo quería ponerle las cosas fáciles. Si se van a tener que divorciar igual. B: Pero esto es un abuso. A: Amigo mío... B: Yo no soy su amigo. A: ... Estamos dos puntos por debajo de los alemanes. Y siete por debajo de los americanos. B: ¿Y a mí qué me importa? A: Y eso sólo en divorcios. Si habláramos de compra de automóviles, litros de leche por cabeza, relojes por muñeca o uñas por dedo... ¡Las cifras asustan! B: Pero las cosas no se hacen así. A: Pues es bien fácil. Y lo suyo, aún. Acabo de ver a un señor al que le tenemos que trasplantar el corazón. El número de trasplantes es un claro indicativo del avance de una nación, con independencia de la salud de los sujetos trasplantados. B: Oiga, y aunque nos divorciemos, ¿podemos seguir viviendo juntos? A: Por mí... B: Menos mal. A: No, a mí me da igual. Pero porque eso es de otro departamento. B: ¿De otro departamento? A: Sí, el de Ilusiones. Ahí se encargarán de dejarle bien claro que no es normal que la realidad (el divorcio) no esté de acuerdo con su realidad (que vivan juntos). Hay que asimilar los hechos. No será feliz si no acepta que su situación ha cambiado. B: Pero es que yo soy feliz tal y como estoy. A: Ja, ja, ja. ¿Cómo va a ser feliz, si España sólo está la decimocuarta en el ránking mundial de la felicidad? Qué tontería... Usted lo que necesita es divorciarse. Bueno, y beber más leche, pero de eso hablaremos otro día, que ya he alcanzado la media de cantidad de trabajo que me corresponde. Ahora tengo que perder el tiempo un rato. Si me disculpa, firme aquí... Y aquí... Gracias... B: ¿Y mi mujer no tiene que firmar nada? A: Oh, sí, su mujer, se me olvidaba. ¿Recuerda lo del trasplante que le he mencionado hace un momento? Verá, resulta que su mujer es la donante. Aún no lo sabe, eso sí. Ahora vamos a recogerla a la oficina con la ambulancia. Ya firmará por el camino.

¿Del imperio?


 
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