De dentro afuera


A: Combustión espontánea, les digo, amigos de la prensa. Yo soy inocente, la culpable es la combustión espontánea. B: ¿La combustión espontánea? A: Sí, caballeros del llamado cuarto poder. Mi señor marido, en paz descanse, era dado a beber un poco más de la cuenta. El exceso de alcohol en su cuerpo… B: Pero, si me permite… A: Un momento, le digo. El exceso de alcohol en su cuerpo, unido al calor de la habitación con ventanas cerradas y calefacción encendida produj… B: Pero es que… A: …eron una combustión interior que a su vez provocó que su cuerpo ardie… B: Ya, pero resulta que… A: …ra de dentro afuera, y no de afuera adentro, como en cualquier otro incendio. La autopsia determi… B: Justamente la autopsia… A: …rá este extremo, es decir, la combustión de dentro afuera y no a la inversa, exonerándome de cualquier sombra de sospecha. B: Ya, sí, bueno. El caso es que… A: Noto cierto escepticismo. Escepticismo que me resulta ofensivo, dado que la combustión espont… B: Normal, lo del escepticismo, porque… A: …ánea es un hecho científicamente probado, con multitud de casos registrados al respecto. Si estuviéramos en internet, ahora mismo mis palabras enlazarían a multitud de doc… B: No, si no digo que no. Bueno, sí que digo que no, pero… A: …umentos científicos que prueban que mis palabras sólo rinden honor a la verdad. Pero, claro, no estamos en internet. El alcohol y los extraterrestres son la principal causa de este fenómeno cruel que... B: Pero es que a su marido le cortaron la cabeza. A: ¿Le cortaron la cabeza? B: Sí, y según el fiscal, fue usted. A: ¿Yo? ¿Hay pruebas? B: Un vídeo, doscientas fotos y cuarenta testigos. A: ¿Qué hay de la decapitación espontánea? B: ¿…? A: Es una posibilidad, ¿no? Igual se le cayó la cabeza de repente, por el susto de verme con un hacha. Algo psicosomático. ¿No? Creyó, ja ja, que yo le iba a cortar la cabeza y se vio mentalmente con la cabeza en el suelo y su cuerpo respondió a un estímulo que sólo existía, ironías de la vida, en su cabeza. B: Es una hipótesis razonable. A: ¿Sí? ¿De verdad? Digo… ¡Sí, en verdad lo es! B: Habrá que investigar. A: Efectivamente. El sumario está lleno de agujeros. B: Bueno, eso se puede explicar. A: ¿Ah, sí? B: Sí, el juez instructor fuma mientras trabaja, contraviniendo la legislación al respecto… Qué ironía, un juez incumpliendo la ley. Podría condenarse a sí mismo. El caso es que, como fuma mientras redacta y corrige el sumario, la ceniza cae sobre el papel, a veces aún encendida. De ahí los agujeros. Son quemaduras. A: Combustión casi espontánea. B: Correcto.


 
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Un negocio que no puede fallar


El otro día vi un anuncio que destacaba las virtudes de la leche materna, que se ve que es sanísima y protectorísima. Sin embargo, el anuncio era de leche de vaca. Entonces se me ocurrió una idea genial para un negocio. Sí, ese negocio. No puede fallar, teniendo en cuenta que eso de lo natural y lo sano está súper de moda. Si tiene éxito, que lo ha de tener, también podríamos hablar de yogures y flanes y natillas y helados y quesos. Lo difícil será ponerlo en marcha. Hace falta capital y empleadas, pero una vez arranque, todo irá rodado.


 
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Estadísticas


Catorce de cada doce personas han sufrido en sus carnes experiencias delictivas horrorosísimas. Este dato por sí solo debería servir para que cundiera el pánico y la gente saliera corriendo a las calles, gritando y arrancándose los pelos de la cabeza y de las barbas. Pero aún hay más, mucho más, y todo horrible y sangriento, capaz de provocar ataques de pánico y asaltos a supermercados. Por ejemplo: cuatro de cada ciento veinte personas creen que ocho de cada diez musulmanes son entre el setenta y cinco y el ochenta y cinco por ciento del total de seguidores de Mahoma. El doce por ciento de la población podría votar o no votar en las próximas elecciones, mientras que el ochenta y ocho por ciento restante aún se lo está pensando. Cuatro de cada cuatro casas tienen puertas por las que podrían entrar ladrones. Siete de cada diez personas opinan que los ladrones son delincuentes que podrían ir armados y ser peligrosos, mientras que los tres restantes aún no han respondido a la pregunta al no estar en casa cuando se les llamó. Doce de cada diez barceloneses son muchas personas, mientras que siete de cada ocho madrileños están ahora mismo haciendo cola en algún sitio, porque en Madrid siempre hay mucha gente en todas partes, y eso que es grande. En cuanto al panorama internacional, cabe recordar que el sesenta y cuatro por ciento de los países extranjeros están muy lejos. Además, siete de cada doce alemanes hablan un perfecto alemán (los otros cinco aún se lían con las declinaciones) y nueve de cada diez coches europeos cuentan con un total de cinco ruedas. Pero eso no es todo: de cada cien personas que mueren, noventa y tres estaban vivas hacía relativamente poco. Cada cuatro minutos nace un cerdo, no necesariamente en una pocilga, y dos de cada siete rusos han usado alguna vez la frase (en ruso): "Un día de estos me voy a liar a hostias y no se va a librar ni el director general". Como se puede constatar científicamente (al fin y al cabo estamos hablando de NÚMEROS, y los números son el idioma de la CIENCIA) la situación es cada vez peor y no sería de extrañar que alguna encuesta lo confirmara. No en vano el noventa y tres por ciento de las encuestas se realizan a plena luz del día, con las consecuencias que esto conlleva. Desde esta humilde página, reclamamos que se tomen medidas al respecto, para así al menos saber si cabe el sofá que nos gusta o si por el contrario tenemos que comprarnos uno más pequeño.


 
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Justicia rápida


FISCAL: Seré claro y directo: ¿asesinó usted al señor Juan María Hernández? ACUSADO: Yo no, ¿y usted? FISCAL: ¿Cómo que "y usted"? ¿Qué tengo yo qué ver con eso? ACUSADO: No sé, usted está aquí, haciéndome preguntas y, lo que es peor, eludiendo responder a las mías. ¿Tiene algo que ocultar? FISCAL: Esto es ridículo. ACUSADO: ¿Mató usted a Juan María Hernández o no? FISCAL: ¿Pero se puede saber a qué viene esta pregunta? Yo ni siquiera le conocía. ACUSADO: Que conste que el fiscal se niega a responder a la pregunta. JUEZ: Señor fiscal, por favor, conteste. FISCAL: ¡No! Yo no he matado a nadie. ¿Contento? ACUSADO: ¿Y dónde estaba la noche de los hechos? FISCAL: Yo qué sé. En casa, supongo. ACUSADO: ¿Tiene testigos que lo confirmen? FISCAL: No, estoy divorciado y... Esto es absurdo, señoría. JUEZ: Es posible, señor fiscal, es posible. ¿A dónde quiere ir a parar el acusado? ACUSADO: Señoría, creo que ha quedado demostrado que el señor fiscal es como mínimo sospechoso del asesinato de Juan María Hernández. FISCAL: A ver, que el acusado es usted. ACUSADO: Y esa obsesión por verme en la cárcel no hace más que arrojar nuevas dudas sobre su persona. Si tiene tanto interés en que me condenen, igual es porque así evitaría que sospecharan de él. FISCAL: Pero es que mi trabajo consiste precisam... ABOGADO: Señoría, ante la luz arrojada por las nuevas pruebas que han surgido, solicito el sobreseimiento del caso. JUEZ: ¿Lo qué? ABOGADO: Que se suspenda la causa. JUEZ: Ah, pues hable claro, hombre. FISCAL: ¡Esto es ridículo! ¡Sus huellas estaban en el arma! JUEZ: Y su actitud es sospechosa: realmente está obsesionado con este pobre hombre. ACUSADO: Igual mató a Juan María Hernández porque me odia y quería verme en la cárcel. FISCAL: Yo no le odio. ABOGADO: Pues lo disimula muy bien. JUEZ: Considero al fiscal culpable del asesinato de Juan María Hernández y le condeno a la pena de muerte. FISCAL: ¡Pero si en España no hay pena de muerte! ACUSADO: Ah, qué casualidad, justo cuando le condenan a él, resulta que no hay pena de muerte. ABOGADO: Este hombre es la vergüenza de la profesión. JUEZ: Alguaciles, péguenle dos tiros al fiscal. FISCAL: Señoría, esto es un abuso, un crimen, un... (Los alguaciles acribillan al fiscal a bocajarro. El ayudante del fiscal entra corriendo en la sala, sudando y con la corbata desabrochada. Al ver el cadáver, se detiene, azorado.) AYUDANTE: Oh, vaya. JUEZ: ¿Qué ocurre? AYUDANTE: No, nada, traía a un testigo sorpresa que exculpaba al fiscal, pero veo que ya no tiene importancia. JUEZ: Un poco tarde. ABOGADO: Usted también... Ha estado fuera toda la mañana. AYUDANTE: Ya, ya... Es que primero tuve que ir a hacer unos recados. JUEZ: Dígale al testigo ese que se vaya a casa y que no pierda más el tiempo. AYUDANTE: Sí... Esto... Necesita un justificante. JUEZ: ¿Un justificante? AYUDANTE: Sí, para el trabajo. Si no, le descontarán la mañana del sueldo. JUEZ: Bien, de acuerdo. Ya me encargo. ACUSADO: ¿Yo me puedo ir también? JUEZ: Sí, sí, largo, largo. ¿Necesita otro justificante? ACUSADO: Qué va, yo soy autónomo. JUEZ: Buf, ustedes lo tienen fatal. ACUSADO: Qué me va a contar. ABOGADO: Yo estuve trabajando como autónomo una temporada y es un escándalo. ACUSADO: Ni que lo diga. ABOGADO: Se abusa del tema. No puede ser que uno tenga un contrato de autónomo y trabaje en una oficina como cualquier otro asalariado. ACUSADO: Sí, no tiene sentido. JUEZ: La figura del autónomo no está pensada para eso, desde luego. ACUSADO: Es un escándalo. ABOGADO: Sin duda. JUEZ: Sí, un abuso.


 
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Acerca de la estúpida moda de resolver crímenes viajando en el tiempo


La escasez de viviendas por desvalijar se está convirtiendo en un problema preocupante. La semana pasada dos individuos entraron a robar en su propio domicilio, y, al sorprenderse a sí mismos, se repelieron a disparos, resultando ambos heridos de gravedad. El juez instructor del caso no lo tenía fácil, porque si bien los acusados en calidad de residentes afirmaron haber disparado en defensa propia, los acusados en calidad de ladrones aseguraron que ni iban armados ni tenían intención de sustraer bien alguno. Con la intención de recoger pruebas, el magistrado decidió viajar en el tiempo y presenciar los hechos, pero por un error acabó unos cuantos decenios demasiado atrás. Lo peor fue que atropelló a su abuela antes de que su padre llegara a nacer y ahora se desconoce el paradero tanto del juez como de su padre, ya sea en este universo o en alguno paralelo. Se teme por la integridad de ambos, ya que su imagen está borrándose poco a poco de todas las fotografías.


 
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