Hay que salvar el Planeta (¿a que es un buen juego de palabras? Bueno, igual no)


El poeta finlandés afincado en Vic por unos meses Mika Paasikivi ha manifestado su preocupación por el hecho de que "el premio Planeta pueda estar amañado". Y es que, dada la baja calidad de los ganadores de otros años, Paasikivi decidió presentar (sin éxito) una de las diecisiete novelas para las que aún no ha encontrado editor: "Las mías no son muy buenas, pero confiaba en quedar al menos finalista. Quiero decir, es de lo mejorcito que ha pasado por ese premio". El finlandés sabe que puede "sonar resentido, pero me extraña no haber ganado" y cree que "es posible que este premio valore más el nombre y la fama de los escritores que su obra en sí". La Cultura Catalana, recién llegada de Frankfurt, se ha mostrado consternada por el hecho de que alguien pueda acusar a un editor barcelonés de participar en semejantes trapicheos: "Creo que la familia Lara está más preocupada por publicar buenos libros que por hacer negocio --ha asegurado Catalana--: hace falta una mente enferma para creer que iban a darle tanto dinero a un señor por un escribir un libro malo. No tiene sentido. Sinceramente, creemos que Paasikivi sólo quiere hacer publicidad de su novela". En este sentido, el autor finlandés ha explicado que su obra, Yo, Mika, trata sobre un poeta lapón que viaja a Vic y salva el mundo de una horda de violadoras adolescentes, a cuyos deseos se sacrificará para evitar males mayores: "Se trata de un libro claramente autobiográfico --ha asegurado--, excepto por lo del sexo, que sólo he añadido para darle salida comercial y porque me aburría". La decadencia del ingenio publica en exclusiva para sus lectores (los tres) el inicio de esta novela: "Me desperté por la mañana, como suelo hacer a no ser que me acueste tarde, y decidí comenzar el día bostezando. Una vez hube bostezado, me rasqué varias partes del cuerpo, me di la vuelta y seguí durmiendo un rato más. Bueno, durmiendo, más bien eso que te quedas medio traspuesto y no sabes si estás dormido del todo o sólo tienes los ojos cerrados hasta que de repente te das cuenta de que no es sábado, sino martes, y das un bote y te duchas y decides no afeitarte y sales de casa corriendo, con la corbata a medio anudar y, cuando estás en el metro, te acuerdas de que hace catorce meses que dejaste el trabajo con la intención de hacer realidad tu sueño: no trabajar. Bien, pues eso es lo que me pasó a mí esa mañana, pero con alguna que otra diferencia: primero, era sábado; segundo, eran las cuatro de la tarde; tercero, le pasó a un vecino y no a mí; cuarto, estaba viendo la tele; quinto, padezco insomnio; tercero, me robaron la cama el otro día; quinto, no soy partidario de rascarme; cuarto, coche coche. Dadas las circunstancias, sobre todo el hecho de haber perdido la cuenta, agarré el teléfono y lo tiré por la ventana: nunca he tenido teléfono y aquello me cabreó. Coche coche. Salí de casa, pero no encontré la puerta. Eso sí: recuperé mi cama. La había dejado debajo de las gafas. Este párrafo no tiene nada que ver con la historia, pero normalmente te piden unas doscientas páginas o así para una novela: en la primera redacción sólo me salieron sesenta y tres, así que he ido añadiendo texto para hacer bulto. Yo es que soy poeta y estoy acostumbrado a condensar. Algunos de mis libros más conocidos son Rautantori ravintola, Matkailu ja vaapa-aika y Jio, Ei, Hei, Kiitos. Todos se han traducido al catalán con los títulos de Poesia 1, Poesia 2 y Poesia 3. La traductora no sabía finlandés y se guió por la musicalidad de los textos. --¡Ah! --exclamé en cuanto hube exclamado--. ¡Así que todo es cuestión de usar signos de admiración! Admirado conmigo mismo por mi dominio de la gramática, salí del edificio gritando".


 
Menéame Envía esta historia a del.icio.us

Una cultura sin paraguas


Ayer abrió sus puertas (las veintidós) la Feria del Libro de Frankfurt. En esta ocasión, la cultura invitada no ha sido la alta cultura, ni la cultura del trabajo, sino la cultura catalana. Evidentemente, algo así trajo sus problemas: eso de cultura catalana, ¿a quién incluía? ¿A escritores que viven y trabajan en Cataluña? ¿A quienes escriben en catalán? ¿A quienes escriben en castellano, pero hablan en catalán en el súper? ¿A las doce personas que consideran que la persona más indicada para ser conseller de cultura es Joan Manuel Tresserras, alias 3R? Después de meses de discusiones, se llegó a una solución que contentó a todo el mundo: la cultura catalana sería representada en Frankfurt por Mika Paasikivi, poeta finlandés que estaba pasando unos meses en Vic, acabando una tesis sobre las influencias catalanas en el Kalevala: "En mi trabajo quiero demostrar que Cataluña no tuvo ninguna influencia de ningún tipo, ni siquiera a través de terceros, en el Kalevala --afirmó, en un correcto finlandés, traducido por una medio novia que se ha sacado y que no entiende ni una palabra de lo que dice--. Esto parece de sentido común, pero lo cierto es que no había ningún documento que lo atestiguara y yo soy partidario de dejar las cosas claras". El poeta aseguró que no le sorprendió ser escogido el único representante de la cultura catalana en la Feria de Frankfurt: "Viendo cómo iban las discusiones acerca de quién debía ir, estaba claro que la cosa estaba entre Nicolas Sarkozy y yo. Pero el presidente de Francia estaba demasiado ocupado preparándose para la maratón de bomberos de Nueva York, así que era fácil adivinar que yo iba a ser el elegido. Me compré esta camisa hace meses para estrenarla aquí, no le diré más". Esta decisión fue polémica, pero el conseller de cultura ha declarado al respecto que "iba a decir algo, pero el sonido de mi voz y la inteligencia de mis comentarios me ha despistado. Si no les importa, voy al baño a masturbarme mientras pienso en mí dando una rueda de prensa". Paasikivi avanzó el que será su discurso de cierre en la feria: "Quiero hablar sobre los parecidos entre Vic y mi pueblo natal de Laponia. No hay ningún parecido. Ninguno. Vic y Suolaakaamaanaavi no se parecen en nada. Por ejemplo, los catalanes decís que en Vic hace frío. Y una mierda. No sabéis lo que es el frío. Frío es cuando sales a la calle sudando debajo de un abrigo de piel de morsa". También hará referencia a lo que para él es la cultura catalana y que él califica de "cultura sin paraguas, porque cuando llueve fuerte, en otoño y en primavera (cada año), el metro no funciona y la gente se amontona por todas partes. Y luego los políticos dicen que la ciudad no puede estar preparada para esas tormentas extraordinarias que llegan cada año dos veces por las mismas fechas".


 
Menéame Envía esta historia a del.icio.us

Breve introducción a la comunicación no verbal


Soy un firme partidario de la comunicación no verbal. Según los últimos estudios, el ciento catorce por ciento de la comunicación es no verbal, cosa que demuestra la importancia de los gestos, las entonaciones, los tics y los puñetazos. Pongamos un ejemplo. No es lo mismo decir: "El domingo comeremos pollo" que "el domingo comeremos pollo", con independencia de que, ja ja, el domingo pienso comer otra cosa. En todo caso y sin duda, el lector habrá podido apreciar los sutiles cambios de entonación, las diferentes formas de mirar y, por supuesto, los codazos. Es más, es incluso posible expresar un montón de cosas empleando únicamente la comunicación no verbal. Por ejemplo: Y también: O bien: Ja ja, ésta última ha sido buena, aunque esté mal que lo diga yo. Ese movimiento de cejas ha sido poco menos que impresionante. En definitiva, podríamos ahorrarnos muchas palabras gracias a la comunicación no verbal. Así, en vez de decir "las hipotecas han subido un cuatrocientos por mil coma dos" podemos decir simplemente "hipotecas por mil" y suplir los vacíos con comunicación no verbal, con el consiguiente ahorro de saliva siempre útil en el actual entorno de (pertinaz) sequía. No sé, imagino una de esas absurdas reuniones de empresa en un perfecto silencio: todo el mundo se limitaría a sonreír, fruncir el ceño y mover las manos. Al final todos se estrecharían esas manos --el equivalente no verbal a un beso con lengua-- y saldrían con la sensación de que por una vez han aprovechado el tiempo, aunque sólo sea para mejorar la tersura de su cutis gracias a unos ejercicios que estimulan el riego sanguíneo. Es más, discutir en general es una pérdida de tiempo y saliva imperdonable. Toda clase de debates debería resolverse a patadas, puñetazos y alguna que otra pedrada, cosa que demostraría el nivel superior de nuestra sociedad, al dominar todos los matices culturales y emocionales de la comunicación no verbal. Supongo que esta propuesta puede sorprender a alguno, pero sólo se debe a nuestro eurocentrismo. Los japoneses, por ejemplo, no hablan un idioma real: sueltan sonidos inventados y se entienden sólo por gestos. De ahí la sofisticación de sus artes marciales, mientras que nosotros sólo contamos con el boxeo y las peleas de borrachos. Cuando me dicen que no hay culturas superiores a otras, pienso en las tortas que se dan los japoneses en las pelis. Esos saltos son producto de una cultura milenaria, capaz de expresar multitud de sentimientos y toda clase de matices sutiles con un salto, un giro y una patada en la barbilla. Japoneses, os saludo. A todos a la vez, eso sí, que si no, no acabaremos nunca.


 
Menéame Envía esta historia a del.icio.us

Producciones Osama Bin Laden


Yo dirigí el último vídeo de Bin Laden. Y es que a Sam y a mí nos une una estrecha amistad desde que nos conocimos en la consulta de nuestro psicoterapeuta. Nos veíamos cada jueves. Él salía y yo entraba. Al principio apenas intercambiábamos saludos, pero dado el carácter abierto y amigable de Sam, sólo era cuestión de tiempo que nos pusiéramos a charlar y acabáramos tomando unas cervezas en las tabernas vienesas. El caso es que Sam siempre ha elogiado mi creatividad y mis más que notables aptitudes en todas las artes: no en vano he escrito una versión del Quijote protagonizada por hobbits, soy un virtuoso de la guitarra sin cuerdas y tengo una letra preciosa. Hace años que queremos trabajar juntos, pero nuestras agendas siempre estaban ocupadas por compromisos previos. Al final nos decidimos y, para preparar este último trabajo, le dije que no a Scorsese y volé a Nueva York, donde Sam reside actualmente bajo el nombre de Rebeca Manderley. De todas formas y después de la experiencia, debo decir una cosa: jamás volveré a trabajar con un amigo. En serio, se toman unas confianzas que no se tomarían con un profesional al que apenas conocen. Para empezar, nada más aterrizar, unos tipos me vendaron los ojos, me metieron en una furgoneta y me encerraron en una especie de zulo. Por razones de "seguridad". Yo no sé lo que se piensan algunos actores. La fama se les sube a la cabeza y pierden el norte de vista. ¿Seguridad? ¿Quién se cree que es? ¿El Papa? Y luego me dieron aquel guión. "Sam --le dije--, esta historia no funciona. Hay que meter una chica, algo de amor, algo de sexo. Espera, tengo una idea. La cosa va de uno de los pilotos del 11-S, ¿no? Pues ya está, tú vas y te enamoras de la que era su novia. El conflicto está en que no sabes si tirártela o no, porque es la novia de un amigo muerto, pero por otro lado está buenísima. Podemos hacer que sospeches de si es en realidad una espía enemiga". Pues bien, esas y otras propuestas recibieron una negativa en forma de paliza. Claro, yo siempre exijo libertad creativa a mis productores, excepto en este caso. ¿Por qué? Pues otra vez porque cometí el error de confiar en un amigo. Es que no me dejó ni enseñar unas tetas. Las tetas son mi sello personal. Hay tetas en todas mis películas desde que escribí el guión de Los energéticos. Las tetas venden, maldita sea; los barbudos, no. Pero nada, Sam quería hacer uno de sus ejercicios megalomaniacos. Él. Hablando. Solo. Todo el rato. En un único plano. En árabe. Le dije, coño, hazlo en inglés, que nos abrimos más puertas, y uno de sus guardaespaldas me disparó en la rodilla. "¿Y qué hay del Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, perro infiel?", me dijo, antes de pegarme una patada en las costillas. Total, que no cuente conmigo para más películas. Aún me duele la rodilla. Y el resto del cuerpo. Y, aunque el éxito de público es notable, las críticas no acompañan. Reconozco que Sam mantiene una línea muy personal en toda su filmografía: el choque de civilizaciones, el 11-S como símbolo, los palestinos como metáfora, su figura atormentada como imagen del hombre en una huida eterna. Pero los finales son previsibles. Y hace falta una chica.


 
Menéame Envía esta historia a del.icio.us

El cine está mal hecho


Odio el cine. Profundamente. Es falso. Irreal. De vergüenza ajena. El otro día, sin ir más lejos en el continuo espacio-tiempo, estaba viendo una película en la que un tipo hacía no sé qué en Los Angeles. Creo que intentaba practicar sexo con alguien, pero no estoy muy seguro. Es que me dormí varias veces durante los primeros veinte minutos. El caso es que de repente la acción se trasladaba a Nueva York y la cámara enfocaba justamente --oh, qué casualidad--, a un amigo del tipo que estaba en Los Ángeles. Sí, claro. Trasladémoslo al mundo real. Pongamos que yo estoy en Barcelona --que lo estoy, por cierto-- y tengo un amigo en Pamplona. Esto es francamente absurdo porque nadie en su sano juicio tendría un amigo en Pamplona, con la de ciudades que hay en el mundo. Pero es igual, se trata de un experimento. Pongamos también que una tercera persona me está enfocando con una cámara. ¿Y por qué no? A más de doscientos metros de distancia resulto fotogénico. Y que el cámara se va a Pamplona. Y que se pone a grabar allí. ¿Qué posibilidades habría de que nada más encender la cámara, como ocurre en la película, se pusiera a grabar justamente a mi amigo, de entre toda la gente que aún no ha encontrado un sitio mejor para vivir que Pamplona? Y estamos hablando de Barcelona y Pamplona, ni siquiera de Los Angeles y Nueva York, donde hay muchísima más gente y donde, por tanto, sería mucho más difícil acertar con la persona indicada. Y más a la primera. Un poco de rigor, hombre, que no cuesta nada. También estoy en contra del doblaje. Es un gasto absurdo, ya que las películas se tienen que rodar dos veces: una versión, digamos, normal, y otra destinada a ser doblada en varios idiomas en la que los actores sólo mueven la boca sin emitir ningún sonido para que los actores de doblaje puedan hablar encima sin que se superpongan las voces, como ocurre en los documentales de la BBC. Y luego hay otra cosa: las cámaras, tanto las de cine como las fotográficas, capturan la luz a través de lentes circulares. O eso dicen. Porque si tal cosa es cierta, ¿cómo es posible que las fotografías y las películas sean en formato rectangular? ¿Qué nos ocultan? ¿Por qué nos engañan? Ah, y tampoco me gustan los relojes grandes, pero creo que eso no tiene nada que ver.


 
Menéame Envía esta historia a del.icio.us