Cómo aprovechar la rotación de la Tierra para vivir más cómodo y descansado


Hace muchos años que casi no camino, aprovechando que la Tierra gira sobre su propio eje. Por las mañanas simplemente desayuno, me ducho y me visto, para luego quedarme quieto, dejando que la Tierra rote debajo de mis pies. Luego subo cuatro calles caminando, estas sí, y llego a la oficina.

Tengo que ir con cuidado, porque la Tierra gira a una velocidad de 465 metros por segundo y sólo puedo quedarme parado durante algo menos de cinco segundos y medio. De lo contrario, pasaría de largo. Y esto es un problema, igual que volver a casa, porque el planeta sólo gira en un sentido y tengo que esperarme casi 24 horas a que dé un poco menos de la vuelta completa y pueda llegar a mi piso o a lo que me haya saltado. Sí, claro, a veces le doy impulso a la Tierra con los pies, pero con eso no gano más de dos o tres horas.

Al principio me costaba mucho calcular e incluso llegué a caer al mar en una ocasión, por lo que fui objeto de burlas cuando llegué a la oficina, pero ahora incluso programo mis vacaciones teniendo en cuenta los destinos que hay más o menos a mi altura: Estados Unidos, Portugal, Italia, Bulgaria, Kirguistán. A veces me reincorporo a la Tierra en medio de la nada, pero llamar a un taxi suele salir más barato que coger un avión.

Coger un avión es tirar el dinero.

El médico me dice que debería caminar más porque nunca hago ejercicio, pero si cierro los ojos y me quedo muy quieto, en cuanto los abro, ya está como mínimo a un kilómetro de distancia, gritándome cosas que no oigo.


 
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El secreto de mi éxito


Por cierto, ya ha salido mi libro. Se puede descargar y comprar en la librería de Libro de Notas, en pdf, epub, mobi e incluso papel.

El secreto de mi éxito

Si me hacéis millonario, os lo agradeceré mucho y no me olvidaré jamás de vosotros. Estaré en mi yate, bebiendo champán francés, y diré: "Ah, esa gente. Que me hizo millonario". Suspiraré y me rascaré un poco.


 
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El consultorio sentimental de Jaime Rubio


Como mis lectores ya saben y mis lectoras han podido comprobar en más de una ocasión, soy un experto en todo lo que tiene que ver con el amor: desde la conquista hasta las profundas relaciones sentimentales, pasando por los escarceos, los revolcones y las noches de atletismo erótico.

Dada mi también proverbial generosidad, he decidido compartir mi conocimiento y poner mi experiencia al servicio de los lectores de La decadencia del ingenio, el cuarto blog con las palabras decadencia e ingenio en el título más visitado del mundo, según Nielsen.

Contesto a las preguntas que me han ido llegando de forma espontánea a lo largo de las últimas semanas, dada esta fama de conquistador que me atormenta, y abro además mi correo electrónico a futuras dudas que pueda humildemente resolver.

Apreciado Jaime. No sé si te acuerdas de mí. Nos conocimos en un concierto de Justin Bieber. (Fdo. Belieber) ¿Qué? ¿Cómo? Creo que te confundes...

No, eras tú, seguro. Comentaste que las canciones de Bieber están injustamente infravaloradas por los gafapastas, que... (Fdo. Belieber) Bueno, bueno, al grano, no nos despistemos. ¿Cuál es tu pregunta?

¿Qué puedo hacer para conquistar a Justin Bieber? (Fdo. Belieber) Estoy seguro de que posees muchos encantos que enamorarían a Justin Bieber. ¡Y a cualquiera! Si no recuerdo mal, en cuanto le ves de lejos gritas mucho, lloras, das saltitos, vuelves a llorar, te arañas los ojos y finalmente te arrancas los dientes con unos alicates. ¿Qué hombre no desearía llegar a casa después de un duro día de trabajo y que su esposa le recibiera con un ataque epiléptico? Mi consejo es que le envíes cartas escritas con tu propia sangre, que te cueles en su residencia y que te sorprenda en su cama, vestida con uno de sus pijamas. Eso, amiga Belieber, le DERRETIRÁ y le llevará a hincar la rodilla izquierda en el suelo, sacar el anillo de compromiso que llevamos todos los hombres en el bolsillo -por si acaso- y pedirte que te cases con él.

Querido Jaime, soy muy fan de tu línea de calcetines para hacer el amor. Aparte de eso, ¿qué tres cosas usarías para conquistar a una mujer? (Fdo. Un Alma Sensible) Obviamente, depende de la mujer, pero el cloroformo, una cuerda y una mordaza no me han fallado nunca.

Hola Jaime, me he leído todos tus libros. Mi favorito es "Horticultura práctica, volumen 2". Con la prima en 500 puntos, ¿qué deberíamos hacer los pequeños ahorradores? (Fdo. Ofiuco) Lo importante es mantener la calma. La situación es mala, pero... Un momento, esto es un consultorio sentimental.

Ya, sí, pero es que me gusta la cajera de mi banco y necesito un tema de conversación. Por otro lado, ¿debería comprar acciones de Telefónica o espero por si el mercado cae más? (Fdo. Ofiuco) -Si el Íbex pierde la barrera de los 6.150 punt... ¡Pero que no, que aquí sólo se habla de amor!

Ah, perdona, me he liado. ¿Debería cambiarme de seguro del coche? He encontrado una buena oferta, pero no sé si me mantienen los descuentos por no haber presentado partes. (Fdo. Ofiuco). -¡Que pares ya! ¡Yo no sé de esas cosas que dices, hombre! ¡Yo nací para dar placer! ¿Qué dices de un seguro? ¡Basta ya, por favor!

Jaja, qué tonto el Ofiuco. Entonces, ¿cómo ves el mercado inmobiliario? ¿Cuánto podría tardar en recuperarse, si es que se recupera algún día? (Fdo. Amiga Silenciosa). -Eres Ofiuco, ¿verdad?

Sí... (Fdo. Ofiuco) ¿Vas a parar con la tontería?

Es que no sé cómo han funcionado las medidas para recuperar la economía irlandesa. (Fdo. Ofiuco) Yo tampoco. Pregúntale a otra persona.

Vale. Perdona. (Fdo. Ofiuco) Venga, hasta otra.

¿Cómo puedo saber si le gusto? (Fdo. La duda me corroe) En caso de que quieras invertir en bolsa, recuerda que estás asumiendo riesgos muy importantes. Los precios son atractivos, pero no podemos descartar nuevas caídas.

No, no, pero quiero decir a una chica. (Fdo. La duda me corroe) Disculpa, es que Ofiuco me ha despistado antes con tanta pregunta de economía. La respuesta es: "Depende del dividendo". Aunque, volviendo a lo que decía antes, ahora mismo no invertiría en ningún valor.

Te has ido otra vez de tema. En serio, necesito saber SI ME AMA. (Fdo. La duda me corroe) Pues no sé, ni idea. Invítala a bailar o lo que hagáis los jóvenes ahora.

¿Cómo? ¿A bailar? (Fdo. La duda me corroe) Yo qué sé, no sé ni cómo ha empezado todo esto ni por qué me preguntáis estas cosas a mí. Dejadme en paz, por favor, DEJADME EN PAZ. En serio, ¿qué os he hecho yo? ¿Eh? ¿Qué os he hecho para que me atormentéis de esta manera? ¡DEJADME VIVIR! ¡DESTRUCTORES! ¡ASESINOS DE LADY DI! ¡BASTA YA DEL ACOSO DE LA PRENSA!

Pero si has empezado tú con lo del consultorio... (Fdo. La duda me corroe) ¿Sí? Pues mira, ahora también lo acabo.

Joder, ¿qué le ha dado a este ahora? (Fdo. La duda me corroe) No le hagas caso, seguro que está con la regla. (Fdo. Ofiuco) Al menos a mí me ha contestado. (Fdo. Belieber) Pues yo me he quedado con las ganas de saber qué piensa de lo del corralito. (Fdo. Ofiuco)


 
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Carta de amor. Modelo estándar


(Publicada en Smoda, El País Digital)

(Instrucciones de uso: añada el nombre de su amada y borre las opciones que no considere adecuadas).

Mi amadísima NOMBRE,

Desde que

a) iniciamos nuestro apasionado romance, b) nos presentó tu amiga la psicópata, c) te comencé a seguir en el metro, d) me agregaste en Facebook,

no dejo de pensar en ti. En tus dientes blancos como

a) perlas, b) la nieve, c) tratados por un profesional de la ortodoncia, d) el interior de una chimenea

en tu cuerpo

a) de diosa romana. b) con un número poco habitual de extremidades. c) de plástico, porque en realidad eres un maniquí sin cabeza. d) perfecto, claro que no estás gorda. Que no, te digo. No. Que no. No, ni un poco. Bueno, en fin, si comparamos con cuando nos conocimos, igual sí que has ganado un poco de... ¿Qué haces con eses jarrón?

Eres

a) lo que siempre he soñado. b) lo primero que encontré. c) la única que no grita, llora y corre en dirección contraria a mí cuando me ve. d) tauro y yo soy cáncer, lo cual nos da unas esperanzas razonablemente positivas.

Nuestro destino estaba escrito en las estrellas desde

a) el origen de los tiempos. b) ayer a las cuatro y media.

Aún recuerdo nuestra primera cita

a) aquella cena en mi casa, a la luz de las velas, para ahorrar, que acabó en un primero desconcertante, luego trágico y finalmente cómico incendio. b) chateando por Skype. d) en el metro: yo caminaba justo detrás de ti y hacía ver que iba contigo, mientras tú te dirigías como cada mañana al trabajo, sin sospechar que yo existía. e) tú eras mi abogada de oficio y yo insistía en que aquella gallina se había venido conmigo libremente.

Todavía se me humedecen los ojos por la felicidad cada vez que suena nuestra canción,

a) Enter Sandman, de Metallica, b) Enter Sandman, de Metallica, versionada por Pitingo, c) La vida es una tómbola, de Marisol, d) L'amour tojours, de Gigi d'Agostino,

que bailamos abrazados, lentamente, esa primera noche. Quiero que cada noche sea como aquella

a) (exceptuando lo del incendio, ¿cuántas veces tendré que disculparme?) b) (de acuerdo, sin mi madre). c) (sí, vale, sin proponer un simpa y largarme corriendo sin darte tiempo a reaccionar). d) (aunque ¿pueden venir mis amigos? Es que los dos solos es muy aburrido).

Se suele decir que cuando dos personas se aman, ya no son dos personas, son una. Pero yo quiero que tú crezcas junto a mí, quiero respetarte y que nuestra unión te haga más libre, por eso

a) me quedaré en casa cuidando de las plantas mientras tú trabajas. b) no diré nada acerca de esos señores con los que me cruzo en la escalera y que me llaman por mi nombre de pila entre risitas, a pesar de que yo no les conozco de nada. c) te dejaré salir de vez en cuando de la cocina JAJAJAJAJA... ¿Qué? ¡Es una broma! Qué poco sentido del humor. d) En serio, que no estás gorda.

Porque tú y yo somos uno, pero también somos

a) dos personas. b) tres pers... Un momento, ¿quién es este señor? No, ni buenos días ni nada. ¿Qué hace usted aquí y dónde están sus pantalones? c) una persona y un robot que acabará desarrollando sentimientos humanos. d) una persona y un maniquí robado

Sueño con que envejezcamos juntos,

a) aunque es verdad que hay planes mejores, como ir a cenar, pero bueno, esto es algo que se dice. b) de hecho, te traigo unas cremitas porque, vaya, no quería comentarlo, pero... c) porque así habremos acabado de pagar la hipoteca y tendremos unos añitos para nosotros antes de morir. d) a pesar de que el médico no es tan optimista respecto a mis opciones de futuro.

Daría cualquier cosa por ti, sí, lo que fuera; mi vida, en caso necesario,

a) pero no mis DVD de The Wire. b) pero no mis DVD de Mad Men. c) pero no mis DVD de Breaking Bad. d) y no pienso borrar el porno.

Sigo buscándote defectos, sigo intentando acostumbrarte a ti, a tu rostro, a tu mirada que me atraviesa el alma, a tu risa cristalina,

a) a tus gritos. b) a esa costumbre de obligarme ver todas las películas que estrena Jennifer Anniston. c) al hecho de que no tengas cabeza, porque eres un maniquí de los modernos. d) a tu hermano, el que se bebe mi vino, incluso de mi copa.

Hagamos realidad nuestro sueño,

a) casémonos (el uno con el otro, aclaro para evitar el divertido incidente de la última vez que te propuse lo mismo). b) ponme un piso y deja que cuide de las plantas mientras tú vas a trabajar y a realizarte como mujer. c) montemos un bar. d) ataquemos el Congreso a lomos de una vaca. ¿Qué pasa? Eso es lo que soñé anoche.

Te querré, oh NOMBRE,

a) toda la vida. b) toda la noche, pero no me quedo a dormir, porque tengo una reunión a primera hora. c) hasta que me dejes por ese compañero de trabajo que dices que sólo es un amigo y con el que mantienes largas conversaciones por whatsapp. A veces en el baño. d) hasta que... ¿Por qué paras ese taxi? ¿Por qué te subes a ese taxi? ¿Por qué cierras la puerta? ¿Qué le indicas al conductor? ¿Dónde vas...? No lo entiendo... No había terminado.


 
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Exigencias del guión. Pantalones. Incluye JUEGO DE PALABRAS, pero ya al final


No tengo ningún problema con desnudarme si lo exige el guión. El problema es que a veces entiendo mal lo que se espera de mí y esto lleva a cómicas y simpáticas situaciones. El otro día por ejemplo, subí al autobús y, creyendo que lo exigía el guión, me bajé los pantalones. Jaja, fue divertidísimo. Gritos, un frenazo brusco, varios golpes, caída al suelo, patadas, llegó la policía, me llevaron a comisaría, más patadas, firma de una declaración en la que admití que me resistí y cuatro noches en el calabozo hasta que el abogado de oficio se presentó, más patadas y finalmente pude salir a la calle. Donde entendí mal un comentario que no iba dirigido hacia mí de una persona que en realidad no estaba allí y me volví a bajar los pantalones, tras lo que oí unos gritos, sentí varios golpes y perdí el conocimiento. Desperté en el hospital. De hecho, me despertaron los puñetazos que me estaban propinando unos señores y señoras que identifiqué con doctores, doctoras, enfermeras y celadores. Al rato me acostumbré y pude seguir durmiendo. Soñé que estaba jugando a béisbol. Y de repente todo el equipo paraba de jugar y comenzaba a golpearme con los bates. Eso sí, bien coordinados, primero uno y luego el otro, sin molestarse, alternándose con un ritmo envidiable. Les felicitaba, escupiendo sangre y dientes, por el gran trabajo que habían hecho para acabar tan compenetrados, y sonreía, confiando en que finalmente ese año podríamos ganar el campeonato. Es curioso cómo funciona el cerebro. Uno sueña por ejemplo que llega tarde al trabajo y se despierta y se da cuenta de que ha apagado el despertador medio dormido y por eso el cerebro le está avisando, de una forma un tanto retorcida, de que sí, de que está llegando tarde. Algo parecido me pasó a mí. Soñaba con ese equipo de béisbol, cuando yo no he jugado en mi vida a ese deporte (ni a ningún otro) y cuando desperté me di cuenta de que mi padre me estaba golpeando la cara con un bate de béisbol mientras mi madre empujaba la silla de ruedas, camino ya de la calle porque me habían dado el alta. Por desgracia y un poco de mala suerte, los golpes de bate en la cara hicieron que aquella alta no tuviera mucho sentido, ya que era evidente que necesitaba volver al hospital, así que una vez en el taxi nos dirigimos a otro centro. Otro, claro, porque volver al mismo hubiera sido abusar de la hospitalidad de aquellos señores. Mis padres me arrojaron del taxi en marcha más o menos a la altura de la entrada de urgencias, donde fueron a buscarme dos enfermeros con muletas, que usaron para seguir golpeándome. Cuando se cansaron y se fueron, comencé a arrastrarme por la calle, en dirección más o menos a mi casa. Por suerte, me encontré a un conocido que me ayudó a levantarme y a encontrar mi ojo izquierdo. --Jolín, ¿qué ha pasado? --Preguntó. --No veas qué semana más dura. QUÉ PALIZÓN. ¿Eh? ¿Lo pillas? ¿Eh? Es bueno, ¿eh? Qué palizón. ¿Lo pillas? ¿Eh? Es bueno, ¿eh? Palizón por la paliza y como si fuera que estoy cansado de trabajar o algo así. ¿Lo pillas? Es bueno, ¿eh? ¿Eh? ¿Eh? Te guiñaría un ojo, pero lo tengo en el bolsillo. No lo acabó de pillar, porque no sabía el resto de la historia. Pero amablemente me subió a un taxi y me acompañó a unos grandes almacenes. Subimos a la planta de deportes, donde estuvo probando varios palos de golf, comparando pesos, longitudes y materiales, hasta que dio con un hierro 7 perfecto con el que me rompió la mandíbula.


 
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