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abril |
La vida es siesta
Muchos comparan la muerte con un sueño. Ramón Gómez de la Serna desacredita esta metáfora en Los muertos y las muertas: "La muerte no es ni un sueño. En el sueño hay una saturación de vida, densa, con esperanza de despertar, con pereza que no por no sabida se deja de saber". De hecho, dormir es la forma más viva de vivir. No creo que los sueños más reales nos recuerden a la vida, sino que la vida más real nos recuerda los sueños. Por eso muchos de quienes pasan por una experiencia traumática aseguran que la recuerdan como si la hubieran soñado. En los sueños nos atrevemos a hacer lo que despiertos ni soñamos con intentar. Es más, nos atrevemos a sufrir lo que durante las horas de vigilia nos esforzamos por evitar. Durante el sueño no hay miedo. Al menos, no ese miedo que nos impide incluso tener miedo.