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abril |
Hay que cambiar alguna cosilla
Gracias a Flann O'Brien, me doy cuenta de que hemos organizado la vida al revés. Creemos y queremos vivir mientras estamos despiertos, y apenas nos tomamos las horas de sueño como un paréntesis que nos sirve para recuperarnos y poder seguir con el ajetreo diurno. Lo contrario sería más adecuado, como explica un personaje de At Swim-Two-Birds: "When a man sleeps, he is steeped and lost in a limp toneless happiness: awake he is restless, tortured by his body and the illusion of existence". Según este personaje, hay que aumentar las horas de sueño e invertir nuestra concepción de reposo y actividad: "We should not sleep to recover the energy expended when awake but rather wake occasionally to defecate the unwanted energy that sleep engenders". Cosa que se puede hacer rápidamente corriendo ocho o nueve kilómetros, como explica el mismo personaje. Perfeccionar el sueño y dormir cada vez más y mejor. Convertir el reposo en el eje de nuestra existencia. Darnos cuenta de que la fatigosa vigilia no es más que un incordio, con todas sus pretensiones de realidad y esos aires de grandeza. "Mírame", parece que dice el mundo de ahí fuera, "yo soy real". Hombre, será si quiero, ¿no?