Jaime, 5 de marzo de 2004, 9:55:37 CET

Ya no se lleva


Ha llegado un punto en el que el discurso que remueve las conciencias no es el alternativo, sino el conformista. Y es que el discurso crítico, el que nos dice que todo está de pena y que la vida es un asco, es justamente el que esperamos oír. Concuerda con nuestras expectativas y, en consecuencia, nos tranquiliza o al menos nos deja igual. En cambio, nos incomodan los mensajes como los de los anuncios de televisión, los que nos recuerdan que somos unos afortunados y que no tenemos por qué avergonzarnos de tenerlo todo. Haber nacido en occidente no es culpa nuestra. Así, incomoda más la derecha conservadora que esa izquierda rompedora que ya no rompe nada. Es más moderno ser un liberal que un socialdemócrata. Y todo esto no quiere decir que la actitud correcta sea la del conformista (u optimista, como se prefiera). Ni todo lo contrario. Sólo que es fácil acostumbrarse a la mayoría de las cosas y que los péndulos tienen eso, que van de un lado al otro.


 
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